Cada hora en Brasil mueren 42 personas a causa de la pandemia de la COVID-19 desde el 26 de febrero del 2020 cuando se presentó el primer caso. En términos de números son 0.7 cada minuto. Más de 1,010 al día. Así podemos dimensionar la crisis del tercer país con más contagios en el mundo y el segundo con más muertes. Allí se celebrará la Copa América 2021, el torneo de naciones más antiguo del mundo.

Luego de que Colombia y Argentina dijeran NO a la Copa América, Brasil sin dudar abrió las puertas de su país. Todo respaldado por el Estado y su presidente: Jair Bolsonaro. El mismo que llamó una ‘gripita’ a la COVID-19, el mismo que hace unos días respondió a un comentarista de O’Globo que lo que tenían que hacer era “bajarse los pantalones para mostrar su trasero blanco” luego de que lo criticara.

De ese nivel está la discusión en una nación que hace una década era el ‘ejemplo’ a seguir y que justamente años después tanto Lula da Silva como Dilma Rousseff, ex presidente, fueron acusados de corrupción y de crear una burbuja financiera. Después de idas y venidas, llegó Jair Bolsonaro al poder y ha menospreciado la pandemia continuamente. 

¿Qué tan inseguros se sienten de que Brasil reciba la Copa América? Tanto así que sus jugadores han expresado rechazo de que se lleve a cabo allí el torneo. También argentinos, chilenos, uruguayos.

La Conmebol, el órgano que rige el futbol en Sudamérica, ha montado una campaña para respaldar el evento. La ha llamado “verdades, mentiras y certezas sobra la Copa América”. En ella hablan de que las cifras van a la baja, que sus protocolos han funcionado correctamente y que serán estrictos en el control sanitario, pero ¿de verdad es ‘seguro’ un evento donde cada hora mueren 42 personas, cómo debates ese dato, con qué…?

Y la plata tiene que ver, aunque lo nieguen, la plata importa mucho. La Conmebol espera que este año la Copa América sea parte fundamental para sus ingresos. De acuerdo con una revisión realizada por VAR Deportivo a su presupuesto del 2021, las expectativas son que facturen 484.5 millones de dólares entre todas sus competencias y la organización ya puso sobre la mesa 122.2 millones de dólares para el torneo de selecciones.

A estas cifras hay que decir que el campeón se llevará 10 MDD y cada uno de los participantes 4 MDD. En total, solo por premios, la Conmebol tiene destinados 50 MDD como mínimo.

Además está la relación comercial de Conmebol con sus socios específicos del torneo como Mastercard, TCL y hace unos días anunciaron un acuerdo con la casa de apuestas Betsson que desde hace un par de años ha iniciado su estrategia de posicionamiento en América Latina en mercados como Brasil, Colombia, Argentina y México, además de alianzas en Perú y Chile. Exceptuando a nuestro país, tienen presencias en cinco países de la confederación.

Un torneo de cara a las elecciones

A principios de enero del 2019 el 51% de los brasileños consideraban como ‘genial o bueno’ el gobierno de Jair Bolsonaro, la última encuesta de Powerdate estimaba que 26% le daba esa calificación y 53% ‘malo o pésimo’. Así se ha derrumbado la popularidad del presidente.

Flávio de Campos, investigador de la historia sociocultural del futbol de la Universidad de São Paulo, le comentó a El País por qué Bolsonaro apuesta por la Copa América: “La cortina de humo es hacer un evento absolutamente inoportuno en un momento en que el Gobierno está acorralado. Bolsonaro está en campaña electoral y jugará con todo lo que tiene para mantener su popularidad. Es natural que se utilice políticamente el deporte más popular del país”.

El objetivo: las elecciones del 2022, año, también hay que decirlo, del Mundial de Qatar. No es novedad que los presidentes ocupen a la selección brasileña como una herramientas política e ideológica, como sucedió con la dictadura en el Mundial de 1970 con Pelé a la cabeza de ese equipo.

Quizá una de las frases más relevantes de estos días la encontramos desde la ciencia y a muchos kilómetros de Brasil. Miguel Nicolelis, profesor de Neurociencia de la Universidad de Duke, en Estados Unidos dijo:  “Esto es una patada en la boca para los brasileños que perdieron familiares, para todos los que hemos estado en cuarentena en casa durante 14 meses. Pero era predecible”.

La ‘gripita’ como la definió Bolsonaro ha infectado a 16.9 millones de personas en su país y las cuentas siguen. Los especialistas dicen que la tercera ola de contagios está por llegar… y la Copa América también.

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