Hidilyn Díaz es heroína en Filipinas: primera mujer con medalla olímpica en 2016 y ganadora del primer oro, aunque su gobierno la persiguió

El 26 de julio, la halterista filipina Hidilyn Díaz consiguió la primera medalla de oro olímpica en la historia de su país, al ganar la competencia en la división de 55 kilogramos, al levantar 224 kilogramos (97 en arranque y 127 en envión), para imponer un récord olímpico. Estos eran sus cuartos Juegos consecutivos.

La atleta se preparó para la competencia bajo el lema “lucha por tus sueños” y logró su objetivo justo el día que su país cumplía 97 años de debutar en los Juegos Olímpicos en París 1924. Hasta la semana pasada, su país había conseguido 10 medallas a lo largo de la historia, pero ninguna de oro: siete de bronce y tres de plata.

Hace cuatro años también consiguió la plata en los 53 kilogramos, para convertirse en la primera mujer filipina en ganar una medalla olímpica, aunque es uno de los países más poblados del mundo, con 108 millones de personas. Hidilyn además posee tres medallas de bronce en los últimos campeonatos mundiales.

“He sacrificado mucho. No pude estar con mi madre y padre durante varios meses y años y, luego, por supuesto, el entrenamiento era insoportable”, declaró.

Nacida en Mindanao, segunda isla más grande de Filipinas, en el seno de una familia muy pobre, con cinco hermanos. Encontró el deporte como el camino hacia una vida mejor y de ayudar a su familia. Para ello, se incorporó a la Fuerza Aérea de su país, donde le dieron la oportunidad de entrenar y, de paso, ganó la medalla al mérito militar que concede la unidad de mención presidencial.

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Hoy en día, Hidilyn es una heroína en su país, pues su medalla histórica le ha permitido ganar no solo el reconocimiento de su país, sino también varios estímulos económicos que aseguran su futuro.

En primer lugar, el gobierno de su país, apoyado con un consorcio de empresas privadas le dio una propiedad en un distrito exclusivo de la ciudad de Manila, capital del país, con un valor aproximado de 290 mil dólares. Posteriormente se le premió con un segundo predio en la Ciudad Quezon, al noreste de Manila.

También se le dio un estímulo económico de 660 mil dólares en efectivo provenientes de empresas privadas filipinas y el incentivo que otorga el gobierno de Filipinas por ganar la medalla de oro.

Primero golpista; ahora heroína

Además, la atleta recibió el reconocimiento del gobierno de su país, así como del ex boxeador y político, Manny Pacquiao, máxima figura del deporte filipino, un cambio de opinión sorpresivo, puesto que el gobierno del país asiático la había señalado falsamente de estar involucrada con rebeldes comunistas.

El gobierno de Duterte alegó que la atleta de 30 años estuvo involucrada en un complot de para derrocarlo en 2019, porque en ese año solicitó apoyo financiero para su participación en Tokio 2020. Incluso la agregaron a una lista de organizaciones y personas designadas como “enemigos del Estado”.

La acusación vino como respuesta a las declaraciones de falta de apoyo a los atletas de su país y la acusó de declarar maliciosamente contra el gobierno filipino.

Como parte de esta estrategia de represión, el gobierno de Filipinas denunció un supuesto complot para destituir del gobierno de Duterte. Aprovechó para reducir los espacios democráticos y de crítica a sus políticas. Incluso hay censura para que la población exprese sus preocupaciones en las redes sociales. La gente que lo hace es etiquetada como simpatizantes de grupos comunistas y terroristas.

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Luego de la victoria de Hidilyn, el gobierno la “desetiquetó” de una supuesta lista de personas que conspiran contra Duterte. Aunque meses atrás la acosaron en busca de su supuesto activismo político. Ahora, ya no pueden tocarla porque es una heroína de su pueblo.

Incluso su victoria tuvo más espacio en los medios que el informe presidencial de Duterte, que duró 2.15 horas. Habló sobre el combate a las drogas, los comunistas y los críticos. Omitióla situación de la pandemia de Covid-19 en el país, que es grave y el daño económico que ha provocado a las finanzas.

La gente salió a las calles a protestar por la presencia del mandatario y la policía tuvo que colocar vallas contra los manifestantes. En su discurso, Duterte pidió a la Policía y al Ejército que dispararan a los comunistas y aseguró que esto lo haría feliz.