¿Quién tiene la culpa del fracaso de Los Angeles Lakers? ¿Quién, o quiénes, son los responsables? Los dedos apuntan en muchas direcciones. Los señalados habituales incluyen a Russell Westbrook, el entrenador Frank Vogel, el lesionado Anthony Davis y el gerente general Rob Pelinka.


Pero la mayor parte de la responsabilidad por la caída en desgracia del equipo comienza en la parte superior, sobre los hombros de la presidenta del equipo, Jeanie Buss.


Jeanie es, por supuesto, la hija de Jerry Buss, quien es ampliamente considerado como uno de los mejores propietarios en la historia de todos los deportes no sólo basquetbol. Junto con su gerente general Jerry West, Jerry Buss nos dió un par de equipos de época.


Primero llegaron los hoy recordados Showtime Lakers de 1980-91, con las superestrellas Kareem Abdul-Jabbar y el Magic Johnson, quienes ganaron 5 títulos de la NBA y llegaron a las finales 9 veces en 12 temporadas.


Luego, Shaquille O’Neal y Kobe Bryant llevaron al equipo a tres campeonatos consecutivos a principios de la década de 2000, luego Kobe se asoció con Pau Gasol para ganar dos títulos más, concluyendo una espectacular racha de 5 anillos en el espacio de 11 años.

Kobe y Shaq.


Pero los intentos de ganar el título número 17 del equipo cuando la salud de Buss empeoró se quedaron cortos. Tras su muerte en febrero del 2013, la propiedad de los Lakers pasó a los seis hijos de Buss a través de un fideicomiso familiar con Jeanie asumiendo el papel principal como presidenta. El sucesor de West, Mitch Kupchak, permaneció como GM del equipo y Jim Buss se convirtió en vicepresidente de operaciones.


Aunque la propia Jeanie admite que está lejos de ser una experta en baloncesto, desde el principio creía que su hermano Jim y el mencionado Kupchak carecían de visión para el equipo.


Entonces, en 2017, contrató a su amigo cercana y viejo conocido del equipo. El Magic Johnson regresó para que la asesorara. Poco después, siguió el consejo de Magic y despidió tanto a su hermano como a Kupchak.


Esto le dio a Jeanie una oportunidad de oro para dejar su propia huella. Lo lógico era que contrataría a un ejecutivo probado para dirigir el equipo y devolverlo a la gloria.
En cambio, convenció a Magic para que se convirtiera en el presidente de operaciones de los Lakers a pesar de que Johnson no tenía experiencia en la oficina principal y su currículum estaba dentro de la duela.


Usualmente, una persona en la posición de Magic nombraría a su propio GM.  Pero Jeanie Buss sorprendió al mundo del baloncesto al nombrar a Rob Pelinka, exagente de Bryant, a pesar de que él y Johnson apenas se conocían.
Eso significaba que había designado a dos personas sin experiencia previa en la oficina principal y sin una relación laboral previa para dirigir una de las más grandes organizaciones de la NBA.


La visión de Magic Johnson era simple: Los Lakers necesitaban traer estrellas establecidas para ganar un título. No tenía interés en esperar a que la talentosa colección de jóvenes jugadores seleccionados por Kupchak y por él mismo alcanzaran su potencial.


En su cabeza, los jóvenes eran simplemente activos para ser utilizados ​​únicamente como fichas para traer estrellas a Los Ángeles. El primer paso en ese proceso fue despejar ‘salary cap’ para fichar al entonces agente libre LeBron James.


A continuación, Johnson apuntó su mirada a Anthony Davis. Después de verse frustrado en sus múltiples intentos de tradear por él, Magic renunció abruptamente en abril de 2019.


Una vez más, Jeanie tuvo la oportunidad de traer a un ejecutivo experimentado para ayudar a guiar a los Lakers. En cambio, se mantuvo firme y no contrató a nadie nuevo, dejando a Pelinka a cargo del show.


Rob continúo la filosofía de Magic de traer estrellas al equipo. Aunque podría haber esperado un año para intentar fichar a Davis como agente libre, optó por intercambiar dos selecciones de draft número 2, Brandon Ingram y Lonzo Ball, junto con otros jugadores y múltiples selecciones de draft por él.


Como resultado, el equipo se construyó completamente en torno a las dos estrellas, LeBron y AD.  Todos los demás jugadores fueron elegidos para roles secundarios. Esa receta funcionó a la perfección el primer año cuando los Lakers capturaron el campeonato en la burbuja de Orlando en plena pandemia.


Davis y James fueron indubitables en esos playoffs, y los jugadores de apoyo Kentavious Caldwell-Pope, Kyle Kuzma, Alex Caruso, Markieff Morris, Danny Green y otros jugaron muy bien su papel, especialmente en defensa.

La caída


Pelinka creyó, entonces, que la ofensiva de los Lakers necesitaba depender menos de las dos estrellas. En los 18 meses desde que ganó ese título de 2020, el gerente general cambió por completo el roster. Sólo James y Davis permanecían con los Lakers. Todo el elenco de apoyo se canjeó o no se renovó lo cuál influyó para el inminente fracaso que se avecinaba.


La temporada siguiente, las lesiones de AD y LeBron jugaron un factor importante en el fracaso de los Lakers para intentar repetir la hazaña.


Durante la offseason, alentado por las dos estrellas, Pelinka hizo su movimiento más audaz. En un acuerdo controvertido, cambió a Kentavious Caldwell-Pope, Kuzma y Montrezl Harrell por Russell Westbrook. Dicho movimiento suponía una ‘ayuda’ para LeBron a la ofensiva.


Luego, restringido por el tope salarial, Pelinka llenó la lista con veteranos. Algunos conservaban aún sus habilidades ofensivas, pero a la mayoría les falta la energía o las ganas de cubrir o bajar a ayudar a la defensiva.


Desde el principio, los estudiosos de la NBA cuestionaron cómo Russ y LeBron se complementarían cuando cada uno necesita el balón en sus manos para ser más efectivos. Y los expertos se preguntaron aún más cómo los Lakers podrían competir con una roster envejecido lleno de jugadores que ya pasaron su mejor momento.


Es cierto que las lesiones de Davis y otros también contribuyeron al pésimo récord de este año, y los llamados “Tres Grandes” de LeBron, AD y Westbrook sólo han jugado juntos en unos 20 partidos. Pero a pesar de que Russ ha promediado 18 puntos por juego, su toma de decisiones ha sido cuestionable y su selección de tiros han llevado a casi todos a calificar el intercambio como un fracaso.


Lo que es más importante, el equipo rara vez ha sostenido un impulso competitivo ganador durante todo un juego. A pesar de los esfuerzos de Vogel, un entrenador defensivo notablemente fuerte, los veteranos han fallado notablemente cuando se les requiere.


Además de ser GM, Pelinka ahora también es vicepresidente de operaciones. No hizo movimientos grandes o medianos a mitad de temporada, lo que enfureció a James. Y una vez más surgieron rumores sobre sus supuestas malas relaciones con otros ejecutivos de la NBA.


Kurt Rambis, quien tampoco tiene experiencia previa en la oficina principal, fue nombrado director de asuntos de baloncesto y se cree que influye en las decisiones del personal. Su esposa, Linda, amiga cercana de Jeanie Buss, es la directora ejecutiva de proyectos especiales.

El patrón de Jeanie Buss

El patrón de Jeanie Buss es claro. Se ha rodeado únicamente de amigos: Magic, Pelinka, Kurt Rambis, etc. Si bien es comprensible por qué contrataría a personas en las que confía, ahora debe darse cuenta de que el amiguismo no está funcionando y llevó al fracaso a Los Lakers en esta temporada.

Jeanie está comprensiblemente orgullosa del legado de su padre. Ella misma anhela apasionadamente que los Lakers regresen a la cima y parece dispuesta a hacer lo que sea necesario para llegar allí. Pero la responsabilidad del actual lío de los Lakers recae en las elecciones que hizo Buss en su oficina principal para dirigir el equipo. Para que el equipo vuelva a la senda ganadora, los cambios deben ser obligatorios.

Ha llegado el momento de que Jeanie traiga ayuda externa y experimentada. Los Lakers necesitan realizar una búsqueda exhaustiva en toda la liga para encontrar al ejecutivo de la NBA más calificado y conocedor posible. Luego, debería contratar a esa persona para ocupar el puesto vacante de Presidente de Operaciones de Baloncesto para ayudar a reconstruir la franquicia de los Lakers.