Las chicanas o burlas entre equipos rivales son comunes en todas las partes del mundo. A diario los hinchas de diferentes clubes que son archienemigos históricos le recuerdan a su némesis: resultados, fechas y todo lo necesario para desmerecerlo. Pero lo qué pasó ayer entre Joan Laporta, presidente del Barcelona, y el Real Madrid, pasó de ser una chicana a un conflicto que involucra algo tan serio como la dictadura y la última guerra civil en su país de origen, España.

El marco de toda esta discusión se origina en el mes de febrero. Por esos días salió a la luz que el FC Barcelona estaba siendo investigado por la fiscalía de su ciudad por unos pagos “extraños” a Dansil 95 SL, empresa de la cual José María Enríquez Negreira -ex colegiado y vicepresidente del Comité Técnico de Arbitraje (CTA)- era dueño.

El mandamás de la entidad culé dijo que dicha cantidad de dinero (1.4 M de euros) forman parte del plan de pago sobre unos datos que el CTA le pasaba a los blaugranas para disponer de “informes técnicos” relacionados con el arbitraje profesional y con el objeto de “complementar información requerida por el cuerpo técnico del primer equipo y del filial”. Varios clubes repudiaron la situación y por consiguiente apoyaron la investigación a fondo del conjunto catalan a ver si realmente contrataba este servicio o “compraba árbitros” para aventajarse en los partidos. El Real Madrid, némesis de la entidad que estaba siendo investigada, sacó este comunicado en cuanto a la situación:

No solo que el Real repudiaba los hechos, sino que veía con buenos ojos la idea de presentarse a declarar: “En defensa de sus legítimos intereses, se personará en el procedimiento en cuanto el juez lo abra a las partes perjudicadas.” Sentenció la gacetilla institucional del equipo de La Capital española.

Estas palabras resonaron en la cabeza de Joan Laporta, que ayer en conferencia de prensa señaló a los merengues como los verdaderos “ayudados” por los colegiados: “Todo el mundo sabe que el Real Madrid es un club históricamente favorecido por los errores arbitrales, el club del régimen”, refiriéndose a la supuesta cercanía entre el combinado blanco y el gobierno de facto comandado por Francisco Franco desde 1939 hasta la muerte del general en 1975.

Laporta también señaló que los encargados de impartir justicia en los partidos eran ex jugadores, ex directivos o ex socios del Real Madrid. Además, el dos veces presidente blaugrana finalizó: “Que este club se persone en nuestra mejor época alegando que deportivamente se siente perjudicado es un ejercicio de cinismo sin precedentes. Ojalá este juicio les deje en evidencia”.

No contentos con eso, pocas horas después, el equipo de prensa oficial del conjunto más ganador de Champions League en la historia publicó un video en repudio de los dichos de Laporta, pero haciendo especial foco en las ayudas de la dictadura franquista al combinado culé.

Este conflicto está escalando más de lo común. Desde la hecatombe de la Superliga europea de fútbol parecía que los dos clubes más grandes de España estaban en paz, pero la llama ha sido encendida de nuevo. Y como en los tiempos de Franco, la guerra está más activa que nunca.