El beisbol es, para algunos países, un objetivo de inversión pública y también una pasión. Venezuela, Cuba, Panamá, Nicaragua son claros ejemplos, pero nadie, nadie, como en México en los últimos años. La pasión del presidente le ha costado millones de pesos al erario público federal y al de algunos estados.

Durante el periodo presidencial de Andrés Manuel López Obrador se ha invertido el doble en proyectos relacionados al beisbol que en otros programas (en teoría prioritarios) como el de “Promover la atención y prevención de la violencia contra las mujeres”, sobre todo porque México es un un país donde todos los días, según la ONU, hay 11 feminicidios.

También la inversión en el deporte preferido del presidente significa casi cuatro veces más de lo que han recibido todos los deportistas de alto rendimiento durante el último ciclo olímpico.

Cifra total (hasta el momento)= 2,591.7 MDP y el dinero seguirá aumentando.


El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador tira una sonrisa enorme cuando captura la bola en primera base y sabe que irremediablemente ha conseguido un out. La Oficina de la Presidencia captura el momento y ahí todos nos enteramos lo feliz que fue cuando el bateador corre directo a él para intentar chocarlo pese a ya haber estado fuera de combate. ¿El presidente tiene derecho a divertirse? Por supuesto que sí, cualquier persona debería tener ese privilegio. El problema es que AMLO ha convertido el beisbol “en un asunto de Estado”.

Una persona que accedió a platicar con VAR Deportivo y quien pidió no ser identificada, contó una anécdota que terminó con una frase del presidente: “¿No me vas a ayudar…no me vas a ayudar, solo dime?” Lo que le pedía era impulsar el cambio de una plaza en una de las ligas profesionales de beisbol en el país. No hay ningún sitio, al menos desde el 2019 a la fecha, donde el beisbol sea tan relevante en temas políticos como en México.

Primero PROBEIS y ahora el Bachillerato Tecnológico de Educación y Promoción Deportiva han sido sus planes para detonar no solo la práctica de beisbol, también para impulsar a jóvenes peloteros para que sean profesionales y migren a las Grandes Ligas, para ello AMLO ha requerido del erario público 2,591.7 MDP de acuerdo con una revisión realizada por VAR DEPORTIVO considerando los presupuestos de ambos programas y la compra de estadios que sirven como parte de su plan. Los datos fueron obtenidos a través de la Plataforma Nacional de Transparencia.

Además, recientemente el Gobierno Federal aprobó la construcción del nuevo Estadio de Beisbol en Tepic con capacidad de 8,000 personas. Hasta ahora, con Probeis y el Bachillerato Tecnológico de Educación y Promoción Deportiva el promedio de inversión anual (sin contar la compra de instalaciones que no van etiquetados en estos programas) es de 319 MDP, que si lo proyectamos para lo que falta para el término del sexenio el coste final para el plan de beisbol de AMLO será de unos 1,913.7 MDP.

“Mientras yo esté, este gobierno va a apoyar este programa”, comentó el presidente de México Andrés Manuel López Obrador en Hermosillo cuando realizó una visita de Estado al estadio Héctor Espino, uno de los inmuebles adquiridos por el gobierno federal.

El problema es que han pasado ya tres años y no hay un proyecto de sustentabilidad hacia el futuro. En 2019, la revista Forbes México entrevistó a Edgar González, quien fue director de Probeis, y uno de sus planes ya desde ese entonces es que este proyecto no requiriera de recursos públicos para operar en un futuro, pero a medio sexenio, inclusive ya con el cambio de nombre, sigue sin haber un
plan de financiamiento propio. ¿La esperanza? Que la MLB compre -por decirlo de alguna forma- el proyecto o de alguna manera lo apoye para poder conseguir que sea sustentable.

Después de mediados del año pasado el concepto de PROBEIS cambió para convertirse ahora en Bachillerato Tecnológico de Educación y Promoción Deportiva que impulsa además del beisbol, el atletismo y boxeo. En total son siete academias para este programa de las cuales cinco son destinadas al beisbol (Hermosillo, Obregón, Texcoco, Veracruz y Campeche).

La idea es poder crear talento para el beisbol profesional pero también es dejarles a los jóvenes la posibilidad de terminar una carrera técnica en caso de que el nivel, circunstancia o lo que sea no les permita ser jugadores activos. El plan incluye que este año haya 70 prospectos en cada una de las academias y para el último año de gobierno de AMLO cada una esté trabajando con 210 jóvenes. Además de los gastos de manutención, los jóvenes recibirán la Beca Universal de Educación Media Superior que significa tan solo para los que está en los bachilleratos de beisbol unos 2.94 MDP este año, y para el 2024 aumentará hasta los 8.8 MDP según los tabuladores de este programa.

Además de los programas, hay que decir que a través de diferentes dependencias, como BANOBRAS, AMLO ha impulsado la compra de estadios y la remodelación de estos para su proyecto. La siguiente gráfica sintetiza estas inversiones:

Incluso en algunos sitios donde se comenzó a trabajar las academias de Probeis o desarrollar conceptos similares como en Baja California o en Quintana Roo, que se destinaron recursos públicos, no solo de parte del gobierno federal, también estatal, se quedaron parados y ya no continuaron en esta fase de los Bachilleratos Tecnológicos.

¿Estos 2,591 MDP son mucho, poco?, ¿cómo podemos interpretar estos datos y compararlos con el resto?

Para ello decidimos hacerlo con un par de partidas y destino de recursos públicos: el primero –directamente relacionado con el deporte– es lo que se ha destinado desde 2019 a la fecha al deporte de alto rendimiento del país; el segundo lo comparamos con un tema social y de relevancia nacional: los recursos destinados para el programa “Promover la atención y prevención de la violencia contra las mujeres”.

Uno de los temas más polémicos durante el sexenio de AMLO fue la eliminación de todos los fideicomisos, entre ellos FODEPAR que otorgaba recursos a los atletas convencionales y paralímpicos, además de entrenadores, de acuerdo con su rendimiento a nivel internacional con la finalidad de apoyarlos financieramente y como un estímulo a su trayectoria.

Muchos atletas se han quejado a lo largo de la gestión de Ana Gabriela Guevara y Andrés Manuel López Obrador sobre la falta de apoyo y recursos financieros. En febrero del año pasado, meses antes de los Juegos Olímpicos de Tokio, en una comparecencia virtual de la Cámara de Diputados, el clavadista Jahir Ocampo comentó que desde hacía un año no tenía contacto con la Conade: “No hay un sistema deportivo, por lo que cada atleta entrena por su cuenta”.

Bredni Roque Mendoza, campeón mundial de halterofilia, dijo que “todos los deportistas pasamos por un momento difícil y más por esta pandemia; tenemos que buscar nuestros propios medios, pero hay muchos atletas que no cuentan con esas oportunidades”. En el último trimestre del 2020 se decidió desaparecer todos los fideicomisos incluyendo FODEPAR.

Los 2,591 MDP destinados al beisbol en el periodo de AMLO, representan casi 4 veces (3.9) más de lo que han recibido todos los atletas y entrenadores de alto rendimiento durante el pasado ciclo olímpico. Muchos deportistas tuvieron que ver por sí mismos dónde obtener recursos para seguir preparándose, giras, pago de equipo y entrenadores.

Una de las reglas no escritas es que el presupuesto significa un mensaje de a qué se le da más importancia y a cuál menos. Por ejemplo, en este ejercicio de comparación, la inversión estatal del beisbol vs. “Promover la atención y prevención de la violencia contra las mujeres” también hay una diferencia considerable. Para la pasión del presidente ha sido dos veces más dinero que para un tema que es relevante en el país.

En México, la cifra de feminicidios diarios pasó de un promedio de 9 a entre 10.5 y 11, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU). No hay forma de que esta inversión en el beisbol se detenga. Si bien quizás ya no será tan ambicioso como para ‘exportar’ decenas de talentos a Grandes Ligas, el presidente de México todavía está dispuesto a poner dinero público sobre la mesa
para su deporte favorito, excusando que es en ‘beneficio de la gente’. Así las cosas.