Poco tiempo antes de que Ronaldo Nazario obtenga su primer Mundial como figura en Corea-Japón 2002, nacieron en Brasil dos jóvenes que juegan como en las canchas de la favela brasileña en cualquier contexto de partido. Vinicius Júnior, nacido en el 2000, y Rodrygo, nacido en el 2001, utilizan la presión como motivación. No sienten las críticas, con ellas se agrandan. Y como si se divirtieran jugando al fútbol profesional, cuanto más importante es el partido, mejor juegan.
Se dice fácil que ambos presumen ser protagonistas de una de las selecciones más grandes del mundo y uno de los equipos más grandes del mundo. Con menos de 25 años, otros jugadores apenas terminan sus procesos de desarrollo, ellos no, ellos parece que están hechos para brillar.
Rodrygo y Vinicius son dos joyas del futbol
El más grande de los dos, Vinicius, es odiado por todas las defensas españolas. No hay rival que lo quiera. Provocador, canchero, vivo, irreverente. Cuanto más le peguen, más lujos tira. Cuanto más lo insulten, mejor juega. Es un gambeteador nato, que tiene el mejor 1 vs 1 del mundo -hoy solo Kylian Mbappé puede competirle-. Quizás nunca sea considerado el mejor jugador del mundo porque casi que se dedica a una sola cosa: correr y gambetear por la izquierda y desbordar para tirar el centro o enganchar para rematar, no es un futbolista que englobe todo, como Lionel Messi.
Su valor de mercado hoy es de 120 millones de euros. Cuando surgió en Flamengo, ya costaba 20 millones; en sus primeros pasos en Real Madrid, pasó a valer 35. En 2019, su costo era de 70 millones, pero con la baja en las cotizaciones provocada por la pandemia su valor osciló entre 45 y 50 millones de euros. En 2021, volvió a elevar su precio a 100 y hace un año está en su pico máximo.
Rodrýgo quizás es menos vistoso y espectacular que Vini, pero tiene una relación muy estrecha con el gol. En Champions, acumula solamente 19 partidos como titular y 18 como suplente, y lleva 15 goles y 9 asistencias. Por ahora, se instala como el mejor revulsivo del mundo porque tiene gran capacidad de resolver en espacios reducidos y posee una gran definición. Gambeteando también es un dotado, pero no es tan lujoso como su compatriota.
En Santos, el extremo diestro tenía un valor de 10 millones. A punto de que el Merengue lo adquiera, ya tenía un coste de 40 millones. En Real Madrid, su valor fue de 50 a 35 millones, para luego dispararse junto a la explosión del joven brasileño, que pasó a valer 60 millones, después 70 y hoy está en su máximo, que es 80 millones.
Sus costos de mercado se han incrementado a partir de la importancia de sus buenos partidos clave. Una cosa es ser una promesa que tiene talento y otra cosa es ser determinante cuando estás llamado a aparecer. Vini y Rodrygo, aún sin estar en los primeros planos del fútbol mundial como lo está Mbappé, demuestran que no les pesa la responsabilidad. Para ellos es un privilegio la presión. Son y serán la cara heróica de las victorias del Real Madrid, como lo fue Cristiano Ronaldo. ¿Podrán repetirlo en Brasil? Con Neymar tan cuestionado, el Scratch necesita urgentemente de un clutch player.