Desde hace ya mucho tiempo, se vislumbran los retiros de Rafael Nadal y Novak Djokovic y con el de Roger Federer ya consumado, los fans se preguntaban quién sería su sucesor. Carlos Alcaraz, seguramente muy influenciado por su compatriota, entiende a la perfección lo que tiene que hacer para trascender por fuera del court.
¿Por qué con los tres mejores jugadores de la historia el tenis se volvió más popular? Aparte de los más de 20 Grand Slam que obtuvo cada uno y de su versatilidad en cada una de las superficies, supieron llegarle a la gente con su carisma. Ir a verlos jugar era, o es, un espectáculo. Es mucho más que tenis. En todas partes del mundo hay fans de Nadal, Djokovic y Federer. Y con su juego y su carisma, el murciano empieza a conquistar a los seguidores.
Tras bajarse de Australia a principios de año, el número uno del Mmndo tomó la decisión de concurrir a la gira de Sudamérica para disputar los abiertos de Buenos Aires y Rio de Janeiro. Lejos de regular, les regaló a los fans todo su talento y brindó un show de maravillas, más allá de los resultados, en los que consiguió ser campeón y subcampeón, respectivamente. De esta manera, aparte de ganar admiradores, abrió nuevos mercados pensando en el futuro.
Hace un año, su apellido empezó a estar en boca de todos. Fue campeón de Miami, Barcelona y Madrid y pasó de ser una promesa a ser realidad. No solo en 2023 ha mantenido los puntos, ya que se consagró en Indian Wells y repitió en ambos torneos en España, sino que le ha sumado más variantes a su juego que le permitieron ser más espectacular y contundente. Él juega con la gente, se mimetiza con ellos. Eso lo diferencia del resto de los tenistas jóvenes. Carlos Alcaraz es el combo completo.
Perseverancia, tenacidad, garra, espectacularidad, carisma, talento y magia, sustantivos que lo definen. Por eso, lidera por bastante la carrera de los tenistas jóvenes en cuanto a lo extra tenístico. Parece destinado, y hasta clonado, con el big three, algo que no ocurre con el resto. ¿Cuantos grand slam ganará? Nadie lo sabe, pero sí se sabe que por fuera de los números, llenará ese hueco. Ojo, sin títulos, no hay paraíso…