El tenis argentino fue furor en estas dos semanas de Roland Garros. Tomás Etcheverry llegó a cuartos de final y causó sensación tras ser el único tenista no preclasificado en acceder a esa instancia. Francisco Cerúndolo venció otra vez a un Top 10 tras ganarle a Taylor Fritz y cayó en un partido de película ante Holger Rune. Ambos, además de ser las dos mejores raquetas nacionales, quedarán n.º 31 y n.º 20 en el ranking ATP. Pero, ¿por qué tantos sudamericanos participaron del main draw y ganaron partidos en París? ¿Es casualidad?

Durante muchísimo tiempo, los tenistas latinoamericanos que estaban por fuera del TOP 100 debían viajar a Europa, muy lejos de sus casas, para poder competir. Lógicamente, los traslados y el alojamiento eran muchísimo más caros, lo que dificultaba el tema económico y también su nivel. Sin embargo, en el año de la pandemia, Horacio de la Peña ideó un proyecto, llamado Legión Sudamericana, que les permitió a los tenistas jugar cerca de sus países, con torneos en regiones de Sudamérica. Esto aumentó exponencialmente el número de sudamericanos dentro de los 300 mejores del mundo. También provocó que los que tienen condiciones para estar entre los mejores 100 no tengan palos en la rueda para llegar a esas posiciones de privilegio, en las que el deporte te permite ganar más de las pérdidas.

El proyecto consiste en implementar torneos Challengers, de 50 mil, 70 mil, 80 mil y hasta 100 mil dólares de prize money en las distintas partes de Sudamérica. En 2021, se disputaron 20 torneos. En 2022, 26. Este año, serán más de 35. Dos modificaciones sustanciales: a fines del año pasado, se disputó el Challenger de Temuco, único en cancha dura. Este año, el Challenger de Buenos Aires, que se disputa en el Racket Club, pasará de repartir 80 mil dólares a 100.

Estos torneos, nuevos en el circuito, fueron parte del crecimiento de los dos mejores argentinos en el cuadro masculino: Etcheverry fue campeón de tres challengers, uno de ellos en Concepción, Chile, fue finalista de siete, uno en Montevideo y otro en Lima, y fue semifinalista de más de 10, lo que tradujo en gran parte de los puntos necesarios para entrar al Top 100 y mantenerse. Mismo caso para el mayor de los hermanos Cerúndolo, que ganó cinco challengers: uno en Campinas, Brasil, otro en Guayaquil, Ecuador, y el último en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Para llegar a la elite del tenis mundial, ambos hicieron su base en la Legión Sudamericana.

No son los únicos: Thiago Tirante fue sensación tras vencer a Botic van der Zandschulp y obtener su primer triunfo en un Grand Slam. Genaro Olivieri, que pasó la qualy y llegó hasta tercera ronda, el año pasado estaba fuera del top 300. Thiago Seyboth Wild fue el protagonista de una de las grandes hazañas ocurridas en París dejando afuera a Daniil Medvedev; el brasileño, hoy 172 del ranking, inició el año fuera del Top 400, pero los buenos resultados, como ser campeón del Challenger disputado en el Buenos Aires Lawn Tennis disputado en abril, lo hicieron subir muchos puestos exponencialmente.

Después de años y años de luchar contra los molinos de viento, este proyecto de los torneos en casa ha llegado para quedarse. Eleva la competencia interna, el ranking y el nivel de los tenistas de América del Sur y los pone a la par con los europeos. Etcheverry y Cerúndolo han marcado el camino, pero pronto vendrán más.