El defensor uruguayo acordó su salida de Vélez y aunque tuvo una propuesta de Nacional de Uruguay, uno de los dos clubes más grandes de su país decidió ponerle fin a su larga carrera. La decisión fue pura y exclusivamente propia y su familia avaló volver a su tierra natal tras tantos años lejos de su lugar de origen.
Desde chico se diferenciaba de los demás por su buen porte y su presencia física en la zaga central. Diego inició en un club “profesional” a la edad de 15 años, cuando se incorporó a la sexta división de Defensor Sporting y luego pasó, en la temporada 2002-2003 al Club Atlético Cerro de la primera división del fútbol charrúa.
Lo curioso de todo esto es que era un chico que también podía desempeñarse como delantero centro. Su fuerte era el juego aéreo y el choque constante con los rivales, pero tras diferentes pruebas, por decisión técnica prefirieron ponerlo como defensor.
En Cerro se hizo un nombre, jugó muy bien y llamó la atención en Nacional, que lo terminó comprando y haciéndose cargo de la ficha completa del jugador. Su debut oficial (con el pie izquierdo) con El Bolso fue el 26 de agosto de 2006 ante Danubio. La confianza que le fueron depositando desde sus compañeros y la dirección técnica le hizo ser el líder de la defensa.
El Faraón fue campeón de la Liguilla Previa a la Libertadores 2007 y luego “la rompió” en dicha Copa donde marcó dos goles y fue figura del equipo y del torneo.
Cuando Roberto Ayala salió del Villareal, el submarino amarillo salió a buscarlo pero su paso fue breve, ya que el Atlético de Madrid confió en el yorugua por una cifra de 10 millones de euros. A Diego Pablo Simeone le encantaba y siempre le dio un lugar para formar parte de su once inicial.
La regularidad siempre fue una de sus virtudes. Constante y eficaz, sereno y pensante, tiempista y fuerte. En la Copa del Rey, el 17 de mayo disputó la final frente al Real Madrid en el Estadio Santiago Bernabéu. Diego fue titular y se proclamó campeón al vencer en alargue y levantó el trofeo.
9 temporadas en el equipo Colchonero. Superó los 200 partidos y dejó una huella marcada en la institución. El Civitas Metropolitano lo vio brillar y lo despidió de pie ante una gran ovación. “Un Faraón para la historia”, expresaron desde el público.
Tres temporadas en el Inter de Italia, sumando 40 partidos y una final de Europa League, le bastaron para volver a su continente.
Jugó solo un año en el Atlético de Mineiro, donde sumó 8 partidos y un gol. Un pobre paso del que llegó libre y en Brasil quedaron asombrados por el poco nivel que demostró Godín.
El conjunto de Liniers fue su última casa: 20 partidos, 1 gol y marcadas lesiones que perjudicaron su paso por el club blanco y azul.
Muchas lesiones tuvieron que interceder en la carrera de Diego Godín, pero sin duda, completó una carrera formidable en la que hizo historia en uno de los clubes más presentes en los torneos más importantes de toda Europa. Ahora, el uruguayo tendrá tiempo para descansar y tomar mates tranquilo, sin pensar en sus obligaciones profesionales…