Este domingo, como el cuarto en las últimas cuatro semanas, el español Arturo Coello y el argentino Agustín Tapia se consagraron campeones del Mendoza Premier Padel P1 Visit Argentina. Llegaron a la competencia como favoritos a ganarla y no decepcionaron a un público cuyano que brindó mucho calor en toda la semana de competencia. Los Bombarderos estuvieron a la altura de la circunstancia y le demostraron a más de 10 mil personas por qué son los mejores del mundo con un sólido 6-2 7-6 (6).
El estadio que albergó los partidos del certamen fue el Aconcagua Open y los jóvenes de 21 y 24 años llegaron al primer encuentro como tercera cabeza de serie. Un largo camino de días hasta llegar a una nueva final frente a Los Superpibes, Martín Di Nenno y Franco Stupaczuk, de la que sabían que fácil no sería: el partido duró poquito más de una hora y 35 minutos en la que propusieron un juego de igual a igual. Ambos argentinos habían eliminados, previamente en semifinales, a Alex Ruíz y el Gato Juan Tello, quienes estaban en el sexto lugar del ránking y habían comenzado el partido ganando el primer set por 6-4 pero los últimos campeones en Doha se despertaron y cambiaron la cara en el segundo set y aplastaron al rival en el tercero.
Por su parte, Coello y Tapia dejaron afuera del torneo a los polémicos pero dotados Juan Lebrón y Alejandro Galán en dos sets. Tras terminar el partido, las sensaciones que deja es que los ex número 1 del mundo no están al nivel de estos chicos que quieren comerse el mundo jugando un pádel vistoso y contundente. ¿El dato? No cedieron, ni siquiera, un solo parcial.
El nivel de Agustín no es sorprendente, porque hace cosas extraordinarias a diario. Velocidad de piernas y de mente, salto espectacular y golpeo como ninguno. Capaz de escalar una pared para no perder un punto y virtud para sacarle una sonrisa a los espectadores cuando se suelta y comienza a apoderarse del show con jugadas mágicas.
Lo de Arturo es formidable: con el tiempo fue mejorando su juego y quizás por estar al lado del mejor del circuito, que lo contagia a superarse y tener hambre de gloria todos los días. Se le nota que tener tanta confianza le permite arriesgar cuando lo vea posible pero el rodaje constante de una temporada le genera un poder de decisión para armar un poco más los puntos y no pegar tanto, que, al margen de eso, en la red es imbatible.
Primero en Roma, Italia; luego campeonaron en Madrid, España; Málaga, también España y ahora en Mendoza, Argentina. El secreto está en “no perder la ilusión”, manifestó alguna vez el revés de la pareja.
Por otro lado, el evento contó con varias caras del deporte, pero sin dudas las más importantes son la de Marcelo Gallardo, quien afirmó su apoyo por Tapia, hincha fanático de River Plate; el Príncipe Diego Alberto Milito y el Rey David Nalbandian, tan importante para el país en el tenis.
El concepto que reflejaron El Mozart de Catamarca y Arturo es que lucharon juntos este torneo (lo vienen haciendo hace desde hace tiempo y seguirán) a puro juego ofensivo. Stupa y Martín son dos fenómenos que saben sobreponerse a situaciones adversas, sobrevivieron en momentos difíciles y superaron a parejas duras, pero que no pudieron ante estas dos máquinas. Se coordinan tan bien que sin ser grandes pegadores llegan siempre lejos. La mentalidad y el corazón de Los Superpibes han generado que los eminentes y excelsos Bombarderos sepan que, a pesar de altísimo nivel, cada partido contra ellos sea una guerra.
“Estoy sin palabras y quiero agradecer al público porque luego de muchos viajes y partidos encontramos en este aliento el combustible para jugar ante Los Superpibes porque tenemos una rivalidad muy sana y ellos son un gran equipo”, afirmó Tapia después de haber coronado.
“Contra ellos siempre tenemos que estar al máximo, tuvimos que dar nuestro mejor pádel en un juego que nos hace grande a los cuatro. Ahora toca descansar”, expresó Coello.
Mérito para ambos finalistas, pero por la superlatividad que tienen el de Valladolid y el de Catamarca se llevaron el torneo. Parecen indestructibles, con mucha hambre de gloria y un larguísimo recorrido por marchar.