Brighton es un equipo del sur de Inglaterra ubicado en la ciudad homónima cuyo máximo logro fue una Community Shield en 1911, por lo que nunca tuvo grandes aspiraciones y está lejos de ser considerado grande, sin embargo ahora parecen tener la clave del éxito. Hoy es el club al que todos admiran y quieren copiar.
A pesar de su discreta historia, el Brighton quedó sexto en la temporada 2022/2023 de la Premier League y logró clasificarse a las competiciones europeas. Pero el tremendo hito en un club que toda la vida estuvo acostumbrado a pasearse por el ascenso no es casualidad, claro. El ascenso definitivo de 2017 empezó a gestarse en 2009, con la llegada de Tony Bloom, actual dueño del equipo
¿Quién es Tony Bloom, el dueño del Brighton?
Anthony Bloom es un empresario inglés de 53 años que empezó a amasar su fortuna jugando al Póker profesionalmente. En ese mundo se enamoró del análisis de datos y las estadísticas, algo que aplicaría por el resto de su vida. Tuvo éxito jugando a las cartas, incluso alcanzó la final de un torneo del circuito mundial, pero el verdadero dineral lo hizo con su empresa consultora de apuestas deportivas. Starlizard utiliza la big data para decidir cuales son las apuestas más convenientes para los apostadores.
Cabe aclarar que Tony es cliente de su propia empresa. Bloom también es dueño del Royale Union Saint-Gilloise, un equipo belga que utilizan como filial para foguear jugadores antes de dar el salto a la mejor liga del mundo. El caso más destacado es el de Kaoru Mitoma, que hoy es figura del equipo. Kevin Mac Allister, hermano del campeón del mundo, hoy está jugando en el club de Bélgica y espera el llamado desde Inglaterra.
La estrategia de fichajes del Brighton
Más allá de los resultados deportivos, que son muy buenos, en lo que realmente destacan, y hasta son los mejores del mundo, es en el aspecto de los traspasos. Hace un par de semanas fueron noticia por realizar la venta más cara de la historia de la Premier League: Moisés Caicedo se fue al Chelsea a cambio de 133 millones de euros. El ecuatoriano había sido fichado por 5 millones en 2021, por lo que en dos años aumentó casi 27 veces su valor.
Esa es la clave de este enorme Brighton: el descubrimiento de joyas a bajo precio. Pero ojo, también saben vender. En el anterior mercado les habían ofrecido 70 millones por Caicedo, pero esperaron y consiguieron 60 más. Si se tienen en cuenta los últimos cinco años, el Brighton es el único club de Inglaterra con balance positivo en relación compras/ventas, salen con 100 millones más de lo que empezaron, mientras que todo el resto perdió dinero.
El scouting del Brighton
El Brighton implementó un método de búsqueda de jugadores único en el mundo. Mientras todos los clubes se pelean buscando en las mismas ligas y las mismas nacionalidades, ellos sacaban oro solitos en otro lado. Que el jugador brasileño es caro se sabe, por eso el equipo de scouting fue a buscar a Julio Enciso (paraguayo de la liga paraguaya), a Kaoru Mitoma (japonés proveniente de su liga local) o a Simon Adingra (marfileño de la liga danesa).
Esos son solo algunos ejemplos, y cuando fueron a comprar a países más típicos como Argentina, no apuntaron a Boca o a River. Alexis Mac Allister y Facundo Buonanotte llegaron desde Argentinos y Rosario Central respectivamente. Otro apartado es el de la edad. En la plantilla tienen un promedio de 24 años, todo el dinero es destinado a fichajes jóvenes, y cuando llevan futbolistas más experimentados (lease: sin valor de reventa), lo hacen con jugadores libres.
El plan de acción del Brighton
La dirigencia tiene una forma de trabajo que hasta ahora le está dando perfectos resultados. Paul Barber, director ejecutivo del club, contó que existe una lista con tres posibles reemplazos para cada persona dentro de la institución. Sí, para todos, no solo los jugadores, lo que ya es sorpresivo, sino también para los directivos, incluyéndose a él mismo. Cuando Graham Potter dejó el club, algo que parecía iba a ser un golpe duro, no pasaron ni dos semanas hasta que llegó Roberto De Zerbi, que ya estaba apuntado. ¿Hasta dónde llegarán?