El tiempo pasa, pero algunas noches quedan en la memoria de todos, y aquella del 5 de septiembre de 1993, camino al Mundial de los Estados Unidos de América, será recordada por todo el pueblo cafetero, porque Colombia arrasó a una gran Argentina.
No fue para nada fácil los días posteriores para la Selección Argentina prepararse para una Copa del Mundo habiendo perdido por 5 a 0 de local ante los dirigidos por el Profesor Francisco Maturana. Se enfrentaban por el último partido de grupos, Paraguay tenía 5 puntos y Perú, ya eliminado, 0. Colombia quería seguir puntero y Argentina arrebatarle el primer puesto, que a priori, no parecía una gran proeza.
A causa de una derrota, Argentina no estaba primero, pero sabían que Colombia con el empate se conformaba, ya que ya sumaba dos. En Barranquilla, la historia para la Albiceleste no fue fácil y volvieron a tierras nacionales con una derrota 2 a 1, pero no del todo conforme porque los que vestían de amarillo no habían demostrado un gran juego. El sabor era amargo porque con poco se podría haber evitado perder esos puntos.
Pero la revancha se jugaba en un Monumental lleno. El ambiente era celeste y blanco, banderas por doquier y gritos apoyando al equipo comandado por Alfio Coco Basile. 73.000 espectadores, parecía una final y en realidad era la despedida del combinado argentino previo a la cita mundialista.
A pocos días del crucial encuentro, Diego Armando Maradona lanzó una frase durante una entrevista en televisión: “No se puede cambiar la historia, no se debe cambiar la historia: Argentina arriba, Colombia abajo”, mientras ponía las palmas de las manos paralelas al suelo, a la altura del pecho, una más arriba de la otra. En Argentina era exagerado pensar en ir a la repesca contra el ganador de la clasificación de Oceanía. Argentina no podía perder, eso era casi un hecho. Todo el mundo esperaba festejar, o, mejor dicho, desahogarse…
Basile planteó un esquema clásico: 4-4-2. Goycoechea bajo los 3 palos; Saldaña, Borelli, Oscar Ruggeri, capitán de la selección y Ricardo Altamirano en el andarivel izquierdo; Gustavo Zapata, Fernando Carlos Redondo, el hombre que le daba magia al equipo y Diego Pablo Simeone, con la 10 en la espalda y Leo Rodríguez; Ramón Medina Bello, quien había marcado ante los colombianos allá, en Colombia, y Gabriel Omar Batistuta, la esperanza de gol.
La visita también había planteado un 4-4-2 en el que estaba Óscar Córdoba, quien pasaba por un gran momento en su país y que terminó recibiendo solo 2 goles obteniendo la valla menos vencida de las eliminatorias; Herrera, Perea, Mendoza y Pérez; Leonel Álvarez, Jaime Gómez, Freddy Rincón y el emblema del plantel, Carlos El Pibe Valderrama; El Tren Valencia y Faustino Tino Asprilla, la joya que tenía Maturana.
La Albiceleste comenzó de forma irregular el partido, con muy pocas llegadas con peligro de gol. Colombia, al término del primer tiempo, ya ganaba 1 a 0 con gol de Rincón, que a pura velocidad llegó a definir cómodo tras una gran asistencia de Valderrama.
Para el segundo tiempo Colombia aprovechó la necesidad de Argentina de convertir y marcó los otros cuatro goles. La gente, realmente sorprendida, no podía creer lo que estaba sucediendo. Era algo inimaginable, pero sucedió al fin. Al inicio del segundo tiempo, Tino Asprilla gambeteó adentro del área a Borelli y puso el 2 a 0. En una ráfaga, a los 72’ Rincón concretó y nuevamente Asprilla festejó, esta vez, el 4 a 0.
Casi en el final del partido, Adolfo Valencia puso el 5 a 0 final de una noche terrible para el fútbol argentino.
¿Un dato? fue la primera vez en la historia que el combinado celeste y blanco perdió como local en una eliminatoria mundialista.
Colombia, con una gran participación en las eliminatorias, cerró con broche de oro el último partido. Argentina, en cambio, tuvo que definir en el repechaje contra Australia su clasificación a la Copa del Mundo, que finalmente se terminó dando.
Como consecuencia de tal hecho y lo que dejó, Maradona fue convocado para el ida y vuelta ante Australia. El escenario no fue del todo gris, la Albiceleste estuvo en el Mundial del 94, pero, ¿fue la humillación más grande de la historia Argentina?