Unión Aconquija de Salta. Ese fue el primer escalón al que tuvo que subirse Talleres de Córdoba para volver a estar en el radar del fútbol argentino y ascender a segunda en 2015. Días antes, había sido noticia por llenar el Estadio Mario Alberto Kempes en tercera división en su último partido de local. Hoy, afirmado en Primera, es uno de los cucos que desafía a Boca y River y sueña con un título.
Andrés Fassi fue quien levantó el elefante blanco que era el club cordobés desde 2009. El empresario, exitoso en Pachuca y León, con los que formó Grupo Pachuca, arribó en 2014 y como presidente, diseñó una sociedad anónima encubierta. Seis meses después de subir a segunda, subió a Primera División. A un equipo estelar para la Primera B Nacional, le sumó refuerzos impensados para un recién ascendido. Nunca escatimó con el presupuesto para fichajes, pero sí afinó el ingenio para comprar barato y vender caro.
En su primera temporada, invirtió buen dinero en Sebastián Palacios, de Boca, y Nicolás Giménez, de Nueva Chicago. No obstante, puso el ojo en varios talentos del ascenso, como Leonardo Godoy y Jonathan Menéndez, de Rafaela y Chacarita. El primero, le dará a Talleres en diciembre con su casi segura venta a Turquía el triple de lo que pagó; el segundo fue vendido a Independiente por 2,7 millones de dólares, 10 veces más que lo que el club de la Docta lo compró.
En la segunda temporada, firmó a Facundo Medina, una joven promesa sin lugar en River y a Lucas Olaza, un lateral de Danubio. Por menos de 1,5 millones de dólares, se aseguró a ambos; años después, recaudó más de 6 millones de euros. Un año después, llegaron Juan Edgardo Ramírez y Andrés Cubas desde la MLS y Boca, respectivamente. Ambos fueron baluartes en el mejor equipo del ciclo Kudelka y le dejaron al club casi otros cinco millones de euros.
En el mercado de 2020/21, arribaron a la institución de Córdoba dos jugadores que llegaron mediante un exhaustivo scouting y le permitieron hacer una diferencia económica: Piero Hincapié y Diego Valoyes. El ecuatoriano llegó por una cifra cercana al millón de dólares desde Independiente Del Valle y, tras un año en el fútbol argentino, fue transferido al Bayer Leverkusen en casi 7.000.000 de euros.
El colombiano, que solo costó 500 mil dólares, le rindió mucho y tras más de dos años de protagonismo, fue vendido al FC Juárez por más de 7 millones de dólares. En ese mismo curso, también arribó libre Michael Santos, un delantero que había despuntado en el fútbol uruguayo pero no en el europeo. El charrúa, durante su estadía, supo ser uno de los delanteros con más recursos del fútbol argentino y tras un torneo en el que fue el máximo artillero, fue vendido al FC Juárez por más de 3 millones de dólares.
Además de extranjeros, supo bucear bien en el fútbol argentino: Rodrigo Garro y Ramón Sosa fueron adquiridos por menos de su valor real. Al enganche lo sacaron por 300 mil dólares de Instituto y fue una de las revelaciones de esta Liga Profesional 2023; el extremo, ya probado en el fútbol argentino, fue vendido por Gimnasia, que estaba asediado económicamente, y Talleres aprovechó para comprarlo por 2 millones de dólares, poco más de lo que había pagado su anterior club a Olimpia.
Estos buenos negocios le permitieron seguir apostando a exportar jugadores para revenderlos más caros. Así también estar bien posicionado en el mercado interno para rechazar montos bajos. Kevin Mantilla, Luis Miguel Angulo y Bruno Barticciotto llegaron desde Colombia y Chile. Garro y Valoyes fueron sondeados por los grandes del país, pero la calma para vender decantó en que la dirigencia decida no negociarlos internamente.
La contra de este modelo de compra-venta es el poco lugar para muchos jugadores de inferiores. Pablo Solari y Santiago Toloza fueron cedidos con opción de compra baja a Colo Colo y Arsenal. Tras rendir muy bien, los clubes los compraron e inmediatamente los traspasaron a River e Independiente. Por el “Nene”, el Millonario pagó más de 4 millones de dólares. Si Talleres se los hubiese quedado, podrían haber sido importantes en el equipo y por qué no, dos ventas millonarias de la cantera.
A casi ocho años de su resurgimiento institucional, la T goza de un presente maravilloso en lo deportivo y en lo económico. El modelo de Andrés Fassi, que gestiona a todo el Grupo Pachuca, con varias sociedades anónimas deportivas de su propiedad, le ha devuelto la vida a uno de los clubes más grandes de la provincia de Córdoba. Lo negativo, si bien es un punto a achacarle, no puede tapar todo lo construido.