Necaxa tiene una rica historia en el futbol mexicano pese a que no figure entre los más ganadores. En sus 100 años de existencia, ha presumido muy buenas épocas que parece ahora nadie toma en cuenta. El presente del equipo es distante, los jugadores no quieren jugar con el Rayo y la institución no hace nada para cambiarlo.
Hablar del cuadro de Aguascalientes es presumir viejas glorias y un reciente modelo de negocios exitoso. Elementos como Alex Aguinaga, Ivo Basay y hasta Marcelo Barovero, reflejan que el club no es ‘uno más’ si se toma en cuenta toda su trayectoria. Eran el equipo mexicano con mejor participación en un Mundial de Clubes desde 2001 hasta apenas en 2020 cuando Tigres logró el subcampeonato.
Desafortunadamente han sido muchos los casos recientes en los que han hecho menos el prestigio del club. La situación parece no ser relevante para los de pantalón largo que, aún cuando esto afecta a los resultados en la cancha, se tiene que conformar con ‘lo que sobra’ del mercado para armar su plantilla.
La afición no ha temido en alzar la vos durante varios años, exigiendo que, por lo que representan los colores, den un golpe de autoridad. Hasta el momento no ha sido así y las dudas crecen en torno al futuro del club aún y cuando tienen el respaldo del grupo inversionista Tylis-Porter.
Necaxa y su lamentable historia reciente
Los Hidrorrayos están lejos de ser un club que compite en la Liga MX actualmente. La pandemia fue un parteaguas en lo que venía ofreciendo el equipo, pues precisamente desde el Apertura 2019 que el conjunto de Aguascalientes no califica a la liguilla del futbol mexicano.
Cuando incluso había artículos sobre su modelo de negocio, comenzaron a ir a la baja en todo aspecto. Uno de los pasajes recordados por la afición fue la declaración de Fabricio Formiliano hace casi dos años. El central, que llegó como la bomba de Necaxa, sentenció para medios de su país que era un equipo chico. Por si esto fuera poco, se puso nostálgico por estar lejos de su país de origen.
Las palabras del uruguayo se tomaron como una falta de respeto y salió de la institución un año después. Pese a que el jugador ofreció disculpas, la relación se rompió con la afición. A esto se le unen trascendidos en los que jugadores no llegan a los Rayos por diferentes circunstancias.
Los casos más recientes han sido tres y, curiosamente, todos tienen relación con el América. Primero es Cristian Calderón, quien ya habría tenido un acuerdo en Aguascalientes pero las Águilas hicieron una mejor propuesta. Esto derivó en que, presuntamente, Salvador Reyes llegaría a los Rayos pero Jardine habría detenido la transferencia.
Por último, Leo Suárez sonaba para el equipo hidrocálido pero habría preferido permanecer en Coapa para pelear un puesto. No es la primera vez que un jugador termina por buscar más opciones que Necaxa en el mercado. Anteriormente ocurrió lo mismo con Giovani dos Santos y Darío Benedetto, entre otros.
El último objeto de deseo en el club es Gustavo del Prete, quien no se ha afianzado en Pumas. Pese a que era una oportunidad de redención, el jugador se habría negado a llegar a los Rayos. Dicha decisión la tomó aún y cuando no le han faltado oportunidades como universitario pero no ha respondido.
En su juego más reciente donde debutaron ante Atlas en el Clausura 2024, ganaron por 2-1. Sorprendió la manera en la que festejaron la victoria, pues el estadio se rodeó de fuegos artificiales ante la alegría de los jugadores. Dicha acción también generó debate, pues muchos aseguran que celebraron de más un juego que remontaron ante nueve hombres.
¿Qué tendría que cambiar en Necaxa para que su historia sea recordada por el jugador que llega a Aguascalientes? ¿Es necesario que el club se enfoque en el compromiso de sus futbolistas fuera de la cancha?