El sorteo de la Copa Libertadores dejó varios enfrentamientos interesantes, pero uno de ellos remonta al 2009, cuando Fluminense recibió a Cerro Porteño por la Copa Sudamericana y terminaron en una verdadera batalla campal.
Hace 14 años sucedió uno de los hechos más polémicos y antideportivos hasta el momento: una guerra entre los conjuntos brasileño y paraguayo. Aquella noche se disputaban las semifinales de la segunda competencia más importante de los clubes del continente americano. El partido comenzó muy caliente en un estadio Maracaná completamente lleno de hinchas del conjunto tricolor y los visitantes eran una minoría muy pequeña. A pesar de que no es sencillo visitar otro país, la venta de entradas había sido despareja y esa había sido la primera molestia por la cual la situación había comenzado a calentarse.
Cerro Porteño había logrado superar casi los 90 minutos con un resultado favorable que lo llevaba a penales, y ahí todo podía pasar. Diego Barreto era de los que “aseguraban” atajar uno, lo demás quedaba en los pies de los ejecutores. Pero esa historia no fue posible porque el Flu anotó dos goles sobre el cierre del encuentro.
El juez del encuentro, el chileno Carlos Chandía, no sancionó una falta evidente y después de las dos anotaciones y que los cariocas hayan celebrado frente al banco de suplentes del Ciclón, se armó el disturbio. Era una batalla campal. Todos contra todos. Una locura.
Roberto Nanni, goleador y máxima figura del equipo del Barrio Obrero de Asunción, recordó lo sucedido: “El árbitro no cobró una falta clara y después sucedió lo que sucedió. Con las pulsaciones a mil, es difícil frenarse. El gran problema se da después del partido, a mi me terminaron suspendiendo y quedé un poco mal por lo que se vio en televisión, pero no hay que dar esa imagen al público. No es lo ideal”, expresó el argentino que hoy tiene 42 años.
Ese 18 de noviembre de 2009 quedará en la memoria por la gran cantidad de personas involucradas: desde Pedro Troglio, entrenador del conjunto azulgrana, hasta allegados del equipo que no eran ni siquiera futbolistas.
El ambiente se calentó por culpa de los locales. Sin esa “ayuda” del juez, Fluminense no anotaba el segundo gol y los penales hubieran decidido. A Cerro Porteño le arrancaron la ilusión de poder acceder a su primera final internacional, después de un épico torneo en el que habían eliminado a La Paz, Goiás y Botafogo.
La Copa Libertadores los espera para ser dueños de un duelo picante por fase de grupos. ¿La herida habrá sanado o todavía sigue abierta?