Fueron varios años de espera pero por fin se confirmó que inicia el esperado cambio generacional en la selección mexicana. Al menos tres jugadores de los habituales no aparecieron en la convocatoria y hay caras nuevas. Desafortunadamente el problema no sería sólo de unos cuántos y el golpe de realidad podría llegar en la Copa América.
Desde hace tiempo se catalogó a un grupo de jugadores como ‘vacas sagradas’ del equipo. Esto fue gracias a que seguían siendo llamados pero no hacían diferencia o en el campo o bien, porque muchos aseguraban que eran ‘protegidos’ y hasta que era por mero marketing. Ahora, de cara al importante torneo continental, aficionados y expertos fueron escuchados.
Las ausencias que más llaman la atención son las de Guillermo Ochoa, Raúl Jiménez e Hirving Lozano. Los dos primeros sí tienen bajas considerables de rendimiento. No obstante el Chucky acaba de ser campeón con el PSV y es habitual en las alineaciones. ¿Qué parámetros fueron tomados en cuenta para dejar fuera a algunos jugadores? Por ahora se desconoce el rubro.
Y es que si bien es destacable que presenten un proyecto de buscar una nueva generación, hay aún muchas dudas por resolver. Por ahora, con la lista ‘fresca’, ya se ganaron a un sector de la afición que apunta a volver a confiar.
¿Qué esperar del cambio generacional en la selección mexicana?
Hay muchos problemas de fondo que no se resuelven sólo con mover algunas cuantas piezas. El dato duro es que redujeron el promedio de edad de 27 a 25.5 años con respecto a la última convocatoria. Esto resalta también del lado negativo, pues hay elementos que, pese a no ser considerados mayores, ya han sido habituales con el Tri desde hace tiempo.
Nombres como los de Jorge Sánchez, Luis Romo, Alexis Vega y hasta César Montes han sido cuestionados por su rendimiento con el Tri. En el caso del primer futbolista mencionado, incluso actualmente no juega con el Porto y quedaron fuera elementos como Julián Araújo. El movimiento no deja de ser arriesgado.
Si algo caracteriza a la afición mexicana es que, por más que pregonen lo contrario, no tienen paciencia. 45 minutos malos bastan para que el equipo se vaya al vestidor en medio de abucheos sin importar el rival. Ahora todo apunta a que podría existir un escenario similar en la Copa América.
El problema del combinado nacional no está meramente en algunos jugadores, la realidad es que hay un trasfondo importante. Hay talentos destacados en la ‘nueva generación’ pero que aún no están probados en grandes escenarios. Aventarlos al ruedo en un torneo internacional puede salir muy bien o muy mal. ¿Será que tanto directivos como patrocinadores y hasta analistas sean conscientes del techo del equipo? Sólo el tiempo dará la respuesta, sin embargo los antecedentes y las circunstancias no son alentadoras.