El delantero portugués Cristiano Ronaldo enloqueció al recibir 4 goles del Al Hilal, el clásico rival de su club árabe y señaló a los compañeros como los culpables con gestos ofensivos. Parece que el Bicho no está feliz en Asia Occidental y perdió una nueva final.
Al Nassr ganaba 1 a 0 ante el Al Hilal por la final de la Supercopa de Arabia Saudita con gol de su máxima estrella, Cristiano Ronaldo, pero el final del cuento fue otro: en poco menos de 20 minutos perdían 4 a 1. Se desató la locura en el Prince Sultán bin Abdul Aziz Stadium por los gestos desubicados de la leyenda lusa.
La imagen que Ronaldo debería dar es la de seguir luchando por un título para la institución o aceptar la derrota, pero no fue así. Estos aspavientos que dejó el jugador portugués hacen creer que ya piensa en su retiro. ¿Por qué sigue jugando allí? Sólo por el dinero, aunque no tiene la necesidad. El capital que manejan los árabes es tan grande que el fútbol saudí termina siendo casi una cárcel para el Bicho.
En pleno juego le dedicó gestos a sus compañeros, ¿Quién hace eso? Nadie. Absolutamente nadie. Cristiano Ronaldo está forzando mucho su estar en un fútbol de tan poco nivel pero con tanta riqueza económica que él mismo se termina bajando su propia categoría deluxe que consiguió. La carrera como profesional de Cristiano nunca dependió del dinero, sino de la gloria. Y en su enfado, rompe esos códigos no escritos que todo futbolistas conoce: nunca se gesticula para dejar en evidencia el error de un compañero. Jamás.
Enojo de Cristiano Ronaldo con sus compañeros… una noche para el olvido
Y es que el enojo de Cristiano Ronaldo con sus compañeros termina siendo contradictorio para él mismo, ya que muchos fanáticos estuvieron en contra de sus gestos. Parece irreal que tenga esas actitudes negativas dentro del campo con la innegable experiencia que ganó con el paso del tiempo.
El delantero de 39 años no participó de la ceremonia de premiación de la Supercopa de Arabia Saudita. Al término del partido se retiró inmediatamente al vestuario y no regresó al terreno de juego. Su enojo sí que fue una realidad, pero muy mal expresada: gesticuló que estaban dormidos; que tenían miedo; y que no había nada para hacer. Una conducta que no tiene lugar en quien pretende ser, como mínimo, un buen compañero.
A compañeros del Manchester United, Juventus o Real Madrid no le haría esos gestos. En alguno de esos míticos clubes no tendría el valor de faltar el respeto de esa manera, ni los aficionados se lo permitirían. El propio futbolista reconoce que está en un lugar que marca el declive de su exitosa carrera y eso es lo que lo enfada de un modo que no puede ocultar.