Pep Guardiola no consigue buenos resultados desde hace rato con el conjunto ciudadano y esta vez, el Manchester City es tapa de diarios por algo extra futbolístico: La mascota del club acusó al club de encubrir a Erling Haaland de una supuesta conmoción cerebral ocasionada a la persona que se esconde debajo del disfraz. Según información obtenida desde la propia privacidad del plantel, el delantero noruego sería culpable y esto agrava aún más la situación.
El buen juego que caracterizaba al Manchester City desapareció. Hace muchísimo tiempo que el conjunto que viste de celeste juega muy mal y parece haber perdido esa intensidad con la que jugaba y vapuleaba equipos rivales. El entrenador español no le encuentra el rumbo a uno de los mejores planteles del mundo con varias estrellas y jugadores de jerarquía y es mucho más que preocupante. La Premier League es un sueño lejano ya que tienen 48 puntos en 29 partidos y el Liverpool, primero de la tabla de posiciones, lidera con 70.
Aunque ese sea el problema principal del conjunto inglés, otro tema de mucha importancia es la grave denuncia que hizo Moonbeam, la mascota del club: Según el propio ser humano (no se le conoce el género), Erling-Braut lo lastimó y afectó su salud. ¿Cómo? Dos golpes de la estrella nórdica en la parte trasera de la cabeza del portador/a del disfraz la dejaron con un “presunto latigazo cervical y conmoción cerebral”. El momento preciso fue ante Southampton en octubre pasado por la Premier League cuando los Citizens ganaron 1 a 0.
Supuestamente el/la perjudicada/o estuvo con vómito y dolor de cuello antes de ser vista al día siguiente por el médico del primer equipo de los Ciudadanos. El especialista le aconsejó asistir al hospital Salford Royal. El establecimiento confirmó sus síntomas, pero una tomografía computada no reveló ningún daño. Lo último que explicó la mascota fue que se sintió abandonada y que, luego de sus molestias, comenzaron a encontrarle defectos en su trabajo. Por otro lado, Manchester City aclaró que Haaland nunca habría tenido intenciones afectuosas con la mascota y que “no había actuado con malicia”.