Boca Juniors volvió a demostrar la penosa imagen de un equipo sin ganas de ganar, con muchísimas dudas y con un ambiente donde reina el malestar. Independiente, que jugó un muy buen torneo Apertura y encontró un estilo de juego propio, logró una valiosa victoria en La Bombonera con gol de Álvaro Angulo y sigue firme en el campeonato argentino.
El conjunto Azul y Oro pasa un momento realmente malo y queda demostrado día a día que en el club solo se encuentra caos. La paz desapareció hace rato. Los futbolistas que visten la camiseta del club de La Ribera parecen sentirla ajena, sin cariño. Solo Milton Delgado, salido del club y con orgullo para el hincha tener jóvenes valiosos, y Miguel Ángel Merentiel, siempre yendo para adelante, se salvaron de la desaprobación general por parte de los hinchas. Lo de Carlos Palacios completó otra actuación nefasta: El chileno, por jugar bien 3 o 4 partidos, se creyó el mismísimo Juan Román Riquelme y se manejó con soltura, pero cambió su imagen con la pelota en los pies. Kevin Zenón juega cada vez peor, no genera ningún beneficio ofensivo y tampoco cumple un rol de defensa. Flojísimo rendimiento el que viene teniendo el volante zurdo, que hace dudar a muchos si debe seguir jugando en el club. Ni siquiera los ingresos de Edinson Cavani, Ander Herrera y Exequiel Zeballos cambiaron la ecuación. Los últimos tres mencionados están alejado por lesión desde hace días pero no lograron ponerle empeño en lo más mínimo.
Juan Román Riquelme como presidente de Boca Juniors, hasta el momento:
◉ 0 títulos.
◉ 3 entrenadores.
◉ No jugó Copa Libertadores.
◉ 1 de 4 superclásicos ganados.
◉ 4 de 11 clásicos ganados.
Pero la solución la saben todos: Boca Juniors necesita cambios. Necesita nuevos aires. Es hora de escuchar al hincha que, partido a partido, acompaña un equipo que hace tiempo no viene generando buenos resultados y que para nada representa la historia de uno de los clubes mas grandes del continente. Se terminó una forma penosa de conducir el club: La de socavar técnicos, elegir refuerzos con el fracaso del Consejo de Fútbol, dejando de lado al DT que esté de turno. Ese no era el camino y con mucha demora, el enojo aparece. Apostar a interinatos insólitos como forma de vida; subestimar la relación con la AFA y la Conmebol; declarar de espaldas a los hinchas y hacer oídos sordos al reclamo de los socios no era el camino, aunque algunos lo creyeron así.
Si Juan Román Riquelme no lo entiende y sigue con su misma estrategia, el conjunto Azul y Oro seguirá autoflagelándose por mucho tiempo más. Se viene el histórico Mundial de Clubes y de esta manera llega el CABJ: Destrozado. Tan solo restan 28 días para el debut ante Benfica en un certamen con mucha epicidad. Las sensaciones son horribles.
Boca juega mal, no desde ahora, sino desde hace mucho tiempo atrás. Boca no tiene proyecto y parece no tenerlo. El hincha tiene muchas sensaciones, pero las 3 principales son claras: Tristeza, bronca y decepción. Eso generó la actual dirigencia, que no estuvo a la altura de la circunstancia. Riquelme es preso y soldado de sus palabras. Parece que nunca va a cambiar. Debe mirar a la gente, que se esfuerza por estar en cada uno de los partidos del club, y recapacitar.
Existen muchos responsables: El actual presidente, quien parece tener todo bajo control y nunca termina siendo así; La comisión directiva, que no cumple ningún rol rescatable dentro del club; Los futbolistas, que demuestran cada día que se puede jugar peor, con caras largas y casi sin ganas de correr; El hincha que sigue defendiendo, sin importar el presente, todo lo mencionado anteriormente.
Boca Juniors es un desastre, y quedó demostrado. Aún hay tiempo para revertir una situación que tiene pinta de llegar a lados muy oscuros. El fanático bostero está a tiempo: Cortar con la peor gestión que tuvo el club en los últimos 40 años, donde la soberbia y la inoperancia cuesta caro. El máximo ídolo en la historia de Boca Juniors está dañando al club y es el único que aún no se dio cuenta.
Lo que más duele y molesta no es jugar cada vez peor, sino que la esperanza se desvanece todos los días un poco más y amanece una triste sensación de que nunca se toca fondo y siempre llega algo peor. ¿Qué te hicieron, Xeneize?