Después de un comienzo de año soñado, en el que Novak Djokovic se consagró campeón del Australian Open y Roland Garros y se convirtió en el máximo ganador de Grand Slam, con 23 títulos, el serbio debutó en Wimbledon con un triunfo en sets corridos frente a Pedro Cachín y dio el primer paso en un certamen que lo tiene como máximo candidato y casi como el único.
La impresionante racha que lleva en La Catedral lo coloca varios escalones por encima de sus competidores. La última vez que perdió fue hace 2183 días (en 2020 no se disputó por la pandemia), en 2017, y desde entonces ha conseguido cuatro títulos consecutivos. El heptacampeón se encuentra a uno del récord de Roger Federer, y de consagrarse en 2023, es muy probable que lo supere debido a su gran dominio en esta superficie. Djoker ha ganado casi el 86% de los cotejos disputados en hierba a lo largo de su carrera y es el segundo más efectivo, apenas por debajo del suizo.
Nole ante las circunstancias
A su supremacía, hay que sumarle que prácticamente no han brotado jugadores de pasto en los últimos años. Su principal competidor era Federer; con él retirado, el Top 10 está lleno de especialistas en polvo y cemento: Alcaraz, Tsitsipas y Ruud no han sumado buenos resultados; Medvedev, Rune y Rublev compiten, pero no son especialistas. Los únicos dos que le hacen sombra a Nole son Jannik Sinner y Matteo Berrettini, aunque este llega a Wimbledon con poco rodaje por las lesiones y está lejos de ser el que fue finalista en 2021 y el que se perdió el torneo en 2022 cuando también fue baja por problemas físicos. Nick Kyrgios, finalista el año pasado, no disputará la competencia por un desgarro de ligamento en su muñeca.
Otra variable a tener en cuenta es la gran efectividad de Djokovic en los torneos de Grand Slam y su superioridad psicológica sobre sus rivales. Un ejemplo notable de esto fue su remontada frente a Sinner el año pasado, en la que comenzó perdiendo 2-0 en sets y revirtió el marcador. Además, desde 2020 hasta la fecha, ha logrado un récord de 68 victorias y solo 4 derrotas en los Majors, con siete títulos sumados a su colección. Si bien es mejor en términos de habilidades tenísticas en comparación con sus rivales, esta supremacía no se logra solamente a través del buen juego. La cuestión mental desempeña un papel crucial y tiene una gran influencia en su dominio del circuito.
Ya dio el primer paso. Otros seis lo separan del octavo Wimbledon y de su vigesimocuarto Grand Slam. Es evidente que en todos los partidos que tenga de aquí al domingo 16 será favorito y que si no fuera campeón, sería una sorpresa. Hasta ahora, Djokovic ha mostrado sobradas credenciales para poder bancar la chapa de candidato, en este momento y durante toda su carrera. ¿Será que sume un trofeo más?