En diciembre de 2023, Kieonna Christmas, jugadora de la escuela Fonda-Fultonville, logró un quíntuple doble para llevarse la victoria sobre Notre Dame Bishops-Gibbons. Si bien tener doble dígito en las cinco estadísticas principales se ha visto varias veces a lo largo de la historia, nunca se llegó a semejante hazaña en un partido oficial de la NBA. Siempre a las puertas del cuádruple o arañando el doble, las estrellas de la NBA no alcanzan esa barrera para quedar en los libros de historia pero, con varias actuaciones fuera de lo normal, parece haber uno que está próximo a este hito: el francés Victor Wembanyama, de San Antonio Spurs.
El quíntuple doble para el baloncesto es lo que el Grand Slam para el tenis: una sucesión de hechos o victorias que hacen del desempeño de un jugador o un equipo algo extraordinario. Tener doble dígito en puntos, rebotes y asistencias es visto cotidianamente cuando en los resúmenes de la mejor liga del mundo, ya que las reglas del juego favorecen a los basquetbolistas virtuosos en ofensiva como el nivel de sensibilidad para cobrar una falta o los criterios a la hora de señalar invasión del círculo de tirador. Más faltas… más puntos… más juego ofensivo. Las dos estadísticas que completan las planillas son los robos y los tapones, aspectos defensivos que pocos pueden llevar hasta 10 en un partido.
Como abordó VAR Deportivo en artículos anteriores, y como alguna vez dijo Luka Doncic en una entrevista, anotar en la NBA es más sencillo que en Europa, ya que el juego táctico y defensivo tiende a ser más aburrido que ver un partido de 300 puntos. Son pocos los equipos que han tenido la defensa como bandera, como los Detroit Pistons de Isaiah Thomas o los más modernos con Ben Wallace a la cabeza. A la larga, todas las franquicias apostaron a la modernización del juego con el triple y las transiciones rápidas y así se formó el juego como se lo ve hoy en día. Mucho menos común es ver a un jugador lograr 10 gorras a 10 puntos o 10 asistencias… solo hay algunos antecedentes de quienes lograron ambas en un partido.
Desde la temporada 1994 que no se ve a un integrante de un equipo NBA llenar en más de 10 cuatro apartados estadísticos en la planilla. Ese año fue David Robinson quien lo logró, con 34 unidades y 10 rebotes, asistencias y tapones en un partido entre San Antonio Spurs y los Detroit Pistons. Él fue el último en alcanzar esta marca histórica y curiosamente el jugador que está destinado a igualar o superar ese hito es de la misma franquicia: Víctor Wembanyama.
Cumplió 20 años, mide 2.24 metros y su proyección no tiene techo. El ala pivote, elegido con la elección número 1 del último draft de la NBA por los San Antonio Spurs, ya promedia un doble doble con 20 puntos y 10 rebotes, pero sus cualidades físicas y de juego lo pueden llevar tranquilamente al cuádruple o al quíntuple doble si él así lo desea. Sus casi 3 metros de wingspan lo avalan como uno de los mejores taponadores de la liga, y el ejemplo perfecto es cómo llegó a un triple doble hace muy pocos partidos con 27 puntos, 14 rebotes y 10 bloqueos, sin mencionar que repartió 5 asistencias en la misma noche. Su visión de juego le genera asistencias; su envergadura, bloqueos y rebotes; y su habilidad, los puntos. El ítem más flojo para él es el de los robos, que también lo son para el resto de la liga: el único jugador en activo en llegar a los 10 robos en un encuentro fue Draymond Green, de Golden State ante los Grizzlies, hace casi 7 años.