La noche en Belo Horizonte fue trágica para el equipo de Marcelo Gallardo por culpa de un asesino en serie con hambre de gloria: Deyverson, el verdugo de River. El platinado número 9 de Atlético Mineiro fue el autor de una pésima velada para los argentinos y con dos goles puso a su equipo cada vez más cerca de la final de la Copa Libertadores. Un reconocido simpatizante de Boca Juniors fue la pesadilla para los dirigidos por Marcelo Gallardo.
En toda historia aparecen personajes principales que parecen ser los “malos”, Deyverson Brum Silva se autodenominó así tras hacerle sentir el rigor a todos los Millonarios que pisaron Brasil y que vuelven a Argentina desilusionados y preocupados. El conjunto que viste de negro y blanco fue ampliamente superior y con una espectacular noche de su mejor futbolista consiguió la vapuleante victoria de 3 a 0 en la semifinal de ida.
Marcelo Gallardo, desde el arranque, planificó mal el esquema táctico para pasar los primeros 90 minutos de juego: línea de 5 defensores ante un plantel que estaba decidido a atacar, que se suponía que haría eso y que necesitaba conseguir ventaja para la vuelta. Lógicamente que atacaría; lógicamente que con más gente cerca de Armani, River temblaría; lógicamente que no iban a salir bien las cosas.
El hincha del Millo seguramente esté preocupado por su mal andar en el partido más importante de lo que va del 2024 pero también debe saber que fue “pasado por arriba”. Atlético Mineiro fue mejor. Mineiro aplastó las ideas del club de Núñez. Milito superó a Gallardo.
Pero la noche fue mágica para Deyverson. Activó el modo showman y brilló. Atrevido e inteligente. Hábil, guapo y sobre todo, con ese espíritu competitivo que necesita todo equipo grande. Con características bien brasileñas: siempre provocativo pero con muchísima magia con el balón en los pies.
Brum Silva, campeón de América con Palmeiras en 2021, venía de ser la gran figura del Mineiro en la revancha de los cuartos de final ante Fluminense, también de Brasil. En aquel encuentro entró desde el banco y convirtió los dos goles del 2-0 que llevaron al Galo a las semis. Necesitaba esa confianza desde que llegó por pedido exclusivamente de Gabriel Milito, el DT. Cuiabá es su antiguo club y con el ya había competido esta temporada, por eso llegaba sin ruedo a las semis ya que no pudo firmar planilla en la Copa Nacional. Era duda y hasta horas antes del partido, se suponía que iniciaría del banco. Lamentablemente para el CARP, no fue así.
Anotó a pocos minutos iniciado el partido pero estaba en posición adelantada. Buscó revancha: quedó mano a mano ante Franco Armani y lo eludió hasta meterse con pelota dominada adentro del arco. Con una tranquilidad increíble definió y ya su nombre era importante en el juego. Festejó pero se quedó con ganas de más.
Ya en el segundo tiempo, menos cómodo y con fatiga muscular, comenzó a participar un poco menos en la creación de juego y se centró en el área. Allí le quedó una pelota boyando y la cruzó. Palo y adentro. Agrandado y soberbio, festejó con su gente. Por si fuera poco, luego asistió para el tercero. Los genios hacen eso.
Los bosteros lo recordaban por sus declaraciones hacia el club de La Ribera y pagó con goles ante su eterno rival. Parecía que portaba la Azul y Oro y no la del Mineiro. “La verdad que le tengo mucho cariño a la Bombonera por Maradona y todo lo que hizo a nivel mundial. También por todos los jugadores que jugaron en Boca: Carlitos Tevez, Cavani, Riquelme… Para mí sería una ilusión jugar en Boca. Una locura. Imaginate ser campeón de la Libertadores y llegar a la Bombonera con todos los hinchas cantando. Ojalá yo pueda jugar en Boca y ganar la Libertadores”, declaró alguna vez el de 33 años.
Alguna vez se lo vio con remeras de Boca Juniors, incluso subiendo historias a sus redes sociales manifestando su deseo de ser jugador del único club que nunca perdió la categoría en el fútbol argentino.
Debe ser un dolor de cabeza enfrentarse a este delantero. En los momentos decisivos se agranda. Fútbol con carisma, una combinación sensacional. Seguramente Deyverson haya hecho festejar a los hinchas del Xeneize. ¿Y si te llama Román? “Quem sabe algum dia”…