Cuantos idas y vueltas tuvo Mohamed Salah y el Liverpool durante este año para saber de que manera continuará su carrera como profesional, decidió quedarse en Anfield y luchar finalmente por el Balón de Oro a partir de competir en la UEFA Champions League. Pero todos los esquemas se rompieron cuando París Saint-Germain dejó en jaque al conjunto rojo y lo eliminó por penales.
Los bajones en pleno partido pueden ser una consecuencia muy perjudicial para los propios futbolistas, en este caso, el egipcio tuvo una muy mala noche y se lo notó muy torpe con la pelota, con muy poca actividad ofensiva y casi sin patear al arco. Parecía un futbolista sin ganas de ganar, quizás la desmotivado venía por el pésimo funcionamiento de su equipo. Aún así, Salah perdió la chance que tenía de adueñarse del Balón de Oro. ¿Cuántas veces se merecía un gran premio por una espectacular temporada? Muchas, pero tenía en frente varios competidores que se la ponían difícil.
Lamine Yamal o Raphinha, ahora, tiene vía libre para luchar por quedar en la historia. Si Salah hubiese tenido una buena performance y Liverpool conseguía solo un empate en su casa para seguir en carrera por la Orejona, el Faraón sería uno de los fuertes candidatos.
Esta victoria ante el PSG es un susurro de las derrotas pasadas. Tantas frustraciones y esta que seguramente sea la última, es un adiós al Balón de Oro. Es un adiós a estar arriba de los demás. Mohamed Salah es una estrella que se está apagando y que 180 minutos lo alejaron de la gloria para siempre. La conversación pendiente que tenía ya no existe. No era solo un partido, era la entrada a la gloria, y esa oportunidad desapareció.
