El crimen de La Parkita y Espectrito Jr. destapó decenas de casos similares, donde las víctimas eran adormecidas para ser robadas por una banda conocida como “Las goteras”
El 30 de junio de 2009 los luchadores profesionales La Parkita y Espectrito Jr., murieron asesinados en una habitación de hotel de la Lagunilla, en la zona de Garibaldi, de la Ciudad de México. El caso además reveló una red de prostitución relacionada con el crimen organizado en donde las mujeres narcotizaban a sus clientes para robarlos y abandonarlos.
Una carrera brillante, pero truncada
Ambos luchadores eran los gemelos Alberto y Alejandro Pérez Jiménez y en ese momento trabajaban para la AAA. Alberto (Parkita) estaba por iniciar una gira por El Salvador y también firmaría un contrato de publicidad con Telcel. Él era el más popular.
“‘La Parkita’ era técnico, por eso era seguido por los niños. Incluso se dice que una vez un niño con cáncer le pidió ayuda y éste le dio dinero, pero además le organizó luchas en beneficio.
Lo paradójico del crimen fue que ambos habían jurado no volver a beber, porque habían tenido problemas con el alcohol y como consecuencia tuvieron severos problemas personales. Por ello, uno cuidaba al otro de no recaer. Además que trataban de reconciliarse con sus respectivas esposas.
La noche de la tragedia
La reconstrucción de los hechos señala que la tarde del lunes 29 de junio, los dos luchadores, alejados de sus personajes, estuvieron bebiendo en un bar llamado La Nueva Revancha y que al salir, encontraron a las prostitutas: Estela González Calva “La Tía”, de 65 años y María de los Ángeles Sánchez Rueda “La Gorda”, de 44 años. Las dos coinciden en que llegaron con ellos al hotel.
Los luchadores alquilaron la habitación número 52 en el hotel “Moderno”, ubicado en la calle de Incas 9, en el barrio de la Lagunilla, colonia Centro.
En los videos de seguridad se ve a los luchadores entrando solos y detrás de ellos a las mujeres. Horas después, ellas salieron solas y esto despertó la sospecha de los empleados del hotel.
A la mañana siguiente, las mucamas tocaron la puerta para limpiar la habitación y, al no recibir respuesta, abrieron la habitación y encontraron a dos hombres de corta estatura, tendidos sobre la cama, latas de cerveza y ropa regada. La noticia trascendió del mundo de la lucha libre, pues reveló la existencia de esta red criminal conocida como “las goteras” y su forma de operar.
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“Ambos luchadores tenían muchos amigos en Garibaldi, con quienes convivían en cantinas y restaurantes. Estas damas los abordaron porque creyeron que tenían mucho dinero por ser luchadores”, relató en su momento el entonces, presidente de la Comisión de la Lucha Libre de Ciudad de México, José Luis Alcántar “El Fantasma”.
La historia fue el cabo de una madeja en la que se conocieron decenas de casos similares, donde las víctimas eran adormecidas para ser robadas. Pero también en algunos casos hubo sobredosis y asesinatos.
Las características del crimen
La tragedia ocurrió porque la dosis de gotas que las mujeres debían aplicar a sus víctimas debió ser menor, por tener una talla menor, pero en vez de narcotizarlos, los envenenaron, de acuerdo con los peritajes realizados por la entonces Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
Por el asesinato, María de Los Ángeles Sánchez Rueda y Estela González Calva, fueron sentenciadas a 47 años y seis meses de prisión y una multa de 141 mil 210 pesos por la reparación de daño y para la atención emocional de los hijos de los luchadores. Actualmente, ambas mujeres permanecen presas.
Las necropsias confirmaron rastros de un medicamento llamado ciclopentolato, que reaccionó con el alcohol, que ambos habían consumido. Este compuesto se utiliza para dilatar la pupila o paralizar los músculos oculares, para una cirugía. Cuando se ingiere, puede provocar somnolencia o pérdida del conocimiento.
Sus efectos pueden durar hasta 10 horas, pero al mezclarse con alcohol, se produce una combinación mortal, pues ataca directamente al sistema cardiovascular o nervioso.
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“La Tía” declaró que los luchadores no tenían dinero y en el hotel las llamaron: “pinches putas baratas”. “La Gorda” negó que haya ocurrido esta discusión y acusó a su compañera de servir las gotas a los luchadores.
También dijo que “La Tía” se puso de acuerdo con la recepcionista del hotel para no pagar la habitación porque sabía que sus clientes no tenían dinero, pero les iban a robar sus celulares, luego de colocar gotas en unas latas de cerveza.
La película
Para narrar esta historia, en el 2014, el director Arturo Ripstein filmó la película “La calle de la Amargura”. La cinta se estrenó en el 2015.
El guionista, Paz Alicia Garciadiego, explicó que su historia destaca “la indefensión ante el destino, cómo un universo que se puede derrumbar en cinco minutos”, sobre la trágica muerte de los hermanos Pérez Jiménez.
Varios testimonios señalan que los luchadores no acostumbran tener noches de juerga con estas características y menos en el clímax de sus carreras, no necesitaban contratar prostitutas de esta zona, con esa edad y menos meterse en hoteles de “mala muerte”.
Las bandas de goteras
Desde 2007, la policía capitalina detuvo a una banda de “goteras”, pero a raíz de este crimen, esta forma de operar se hizo famosa. En ese año se detuvo en una zona residencial a una banda de goteras que usaba chocolates para dormir a sus víctimas que contactaban a través de la red social, Tinder, pese a esto, todavía hay hombres que siguen cayendo en el engaño.
Sin embargo, la Procuraduría capitalina registró desde el año 2000, este modus operandi, por el que se levantaron 55 averiguaciones previas ante la Procuraduría capitalina, con un saldo de 23 por homicidios y 32 robos.
La autoridad capitalina señaló que las prostitutas utilizaban dos marcas comerciales de gotas para los ojos: “Refractyl ofteno y Eye Mo”. Además, las goteras no solo vaciaban este compuesto en las bebidas de sus víctimas, también rociaban sus senos.
En cifras, en el 2004 se levantaron 23 averiguaciones previas y entre 2005 y 2006 se levantaron otras 19. Sin embargo, la gran mayoría de estos delitos no se denuncian, por tratarse de hombres casados.
En 2007, la Procuraduría consignó a 10 miembros de la banda y otros dos integrantes permanecían prófugos. También se implicó al doctor Marco Antonio Pilozi Zamora, por vender las recetas por 100 o 200 pesos, pues estos medicamentos son de uso controlado. Para su detención, se realizaron al menos 11 cateos en diferentes domicilios en el Estado de México.
Dos años después ocurrió el envenenamiento de La Parkita y El Espectrito Jr., así como de otras tres personas.
En 2017 ocurrió otro caso, una mujer usó drogas para robar una fonda en la colonia Moctezuma. La victimaria, conocida como: “La Gotera de la Moctezuma”, echó gotas a las bebidas de las empleadas para drogarlas y robar el negocio”.
Finalmente en noviembre de ese año, surgió el caso de “Las goteras VIP”. Se trató de una banda de mujeres que contactaban a sus víctimas vía Tinder, acudían a sus casas, las narcotizaban y robaban sus domicilios. “La captura se dio gracias al sistema GPS del teléfono de una de las víctimas. El aparato las ubicó en una plaza comercial de la delegación Coyoacán, donde aparentemente esperaban a otra víctima”.