“Fitzmagic” es un trotamundos de la NFL, nunca ha jugado un Pro-Bowl ni un partido de playoff, pero hace jugadas de fantasía y es egresado de Harvard
Quizá nunca ganará un anillo de Super Bowl, su posibilidad de llegar al Salón de la Fama es remota, no es recordado como figura dominante en algún equipo, pero a sus 38 años de edad y tras 16 años de carrera, Ryan Fitzpatrick, “Fitzmagic” ha encontrado la fórmula para convertirse en un quarterback cotizado, capaz de dar actuaciones de gran figura, pero también salidas desastrosas.
“Fitzmagic” es un trotamundos de la NFL, con ocho equipos en su haber, nunca ha jugado un Pro-Bowl ni un partido de playoff, pero cuando llega al campo como suplente puede lanzar pases en jugadas de fantasía. Además, tiene una inteligencia superior comparada con el resto de la Liga. Este es Ryan Fitzpatrick, uno de los animadores de la temporada regular en la NFL.
Un hombre que nunca se rinde
En su temporada más reciente, con los Dolphins de Miami, Fitzpatrick se convirtió en un suplente garantía para cubrir al novato Tua Tagovailoa, quien tuvo una campaña con altibajos.
A cambio, el veterano ayudó a Miami a pelear por un lugar como comodín y, al ser definitivamente enviado a la banca, los “Phins” quedaron fuera. Fue titular en siete partidos, con un record de 4-3, completó el 68.5% de sus pases, para 2 mil 91 yardas, 13 anotaciones y ocho intercepciones.
Miami terminó con 10-6, un juego detrás de los comodines de la Conferencia: Ravens, Browns y Colts. Al término de la temporada el coach Bryan Flores reiteró que el titular en el equipo sería Tagovailoa, por quien entregaron una alta selección colegial, por lo que Fitzpatrick seguiría comiendo banca. Esa temporada será recodada por un pase de fantasía, que completó aun cuando un defensivo le jaló la barra al punto de no poder ver hacia dónde tiraba.
Pese a que Miami tenía interés en mantenerlo en el equipo, el jugador decidió firmar este martes con Washington, su novena franela en la NFL, a cambio de 10 millones de dólares por un año de contrato. Su idea es competir por la titularidad con otro joven que tuvo un partido de ensueño en el playoff del año pasado, Taylor Heinecke, quien recibió un contrato de dos años y 8.75 millones.
“En mi caso, tomo cada temporada baja para reacomodar. Estos últimos dos años revivieron ese fuego dentro de mí y quiero seguir jugando y disfrutar estar en el campo”, declaró Fitzpatrick al final del 2020, antes de firmar con el equipo sin nombre que por su parte liberó a Alex Smith, el Regreso del Año, para liberar espacio en el tope salarial.
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En sus dos temporadas con Miami, “Fitz” jugó 24 partidos, con 20 de ellos como titular. Intentó 769 pases, de los que completó 494, para 5 mil 620 yardas, 33 anotaciones y 21 intercepciones. También corrió para 394 yardas y anotó en seis ocasiones por tierra.
Sus primeros años
Ryan Fitzpatrick nació un 24 de noviembre de 1982 en Gilbert, Arizona. En su época colegial, alcanzó el reconocimiento como el mejor jugador de la Ivy League en 2004, jugando para la Universidad de Harvard.
Fue el pick 250 de la séptima ronda del Draft de 2005, elegido por los Rams de Saint Louis. Su carrera como titular regular dio un giro que parecía negativo en la Semana 3 del 2016, cuando jugaba con los Jets ante los Chiefs de Kansas City. En aquel partido tuvo ocho pérdidas de balón: seis intercepciones y dos balones sueltos. Entonces fue llamado “FitzTragic”.
A partir de ese partido, se convirtió en suplente experimentado, para emergencias. Pero desde la banca destaca como un líder en el campo, con su larga barba y bigote de corte estilo prusiano.
En 2018 con Tampa Bay, “Fitzmagic” tuvo un arranque con más yardas por pase que Ben Roethlisberger, Drew Brees, Philip Rivers y Kirk Cousins, que provocaron una polémica por la titularidad con Jameis Winston, quien fue suspendido por los primeros tres partidos de la temporada por indisciplina.
Al parecer su estancia en la División Este de la Conferencia Americana es donde se muestra mejor, pues sus mejores registros ocurrieron con los Bills de Buffalo, donde pasó para 11 mil 654 yardas, y 80 anotaciones entre 2009 y 2012 Su record fue de 20-33. En los Jets de Nueva York completó para 6 mil 615 yardas y 43 anotaciones entre 2015 y 2016, con un record de 13-14.
Un genio fuera del emparrillado
Fuera del emparrillado, Ryan Fitzpatrick es licenciado en Economía egresado de Harvard. En su examen de admisión sacó un puntaje de 1580. Para poder ingresar a esta casa de estudios, el puntaje promedio de esta prueba de lectura, escritura y matemáticas a nivel nacional va de 1460 a 1570 puntos.
Llegó a Harvard por su cerebro, ya que la universidad más prestigiosa del mundo no tiene programa de becas deportivas y los estudiantes son reclutados por invitación, que analiza no solo el desempeño académico, sino la conducta del aspirante.
En la NFL tiene el record en el examen de agilidad mental que se aplica a los prospectos, llamado Wonderlic, que se aplica en el Scouting Combine, con 48 puntos de 50 posibles en solo nueve minutos. El promedio de puntuación de los quarterbacks, posición que requiere mayor agilidad mental en el terreno de juego, promedia 32 puntos. El límite de tiempo de esta prueba es de 12 minutos. La calificación máxima fue para Pat McInally, también egresado de Harvard, quien alcanzó el puntaje perfecto.
En 2010, SportingNews le calificó como el quinto deportista profesional más listo en EEUU. Es un amante de los gadgets de Apple, pasa el tiempo jugando Scrabble y, si no hubiera llegado a la NFL, trabajaría en Wall Street, donde tuvo varias ofertas.
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Su esposa, Liza Barber, también egresó Harvard y juntos han cultivado la inteligencia en sus hijos: Brady, el mayor, es un genio matemático, experto en resolver cubos Rubik.
Uno de sus entretenimientos favoritos en las temporadas bajas es enseñar a los niños a resolver el cubo. Durante su estancia en los Jets, tuvo un grupo de 10 estudiantes de primaria, a quienes les dio un curso al respecto.
“Tenía un hijo en segundo grado y otro en cuarto que me ayudaban”, explicó en aquel tiempo. En total, la pareja tiene cinco hijos. “Es algo que tomo como un pasatiempo y con el que me divierto y hay mucho interés en la escuela de mi hijo. La gente quiere intentar aprender a armarlo. Ninguno de mis alumnos puede vencerme aún, pero hay una niña que estuvo muy cerca, Sabrina”.
Fitzpatrick, promedia cerca de un minuto en armar el cubo cada vez que completa un rompecabezas, pero su hijo Brady, estudiante de primaria lo hace aún más rápido, en unos 42 segundos.
“Le quedan unos 18 segundos para mirarme y reírse de mí cuando intento terminar mi cubo. También le enseñé a mi esposa cómo armarlo, y cuando estaba en labor de parto los armaba para entretenerse. Ahora, termina los cubos en menos de dos minutos, también”, relata Fitzpatrick.
Además del Rubik, a Fitzpatrick le gustan otros juegos como Backgammon o KenKen.