Seguro en cualquier arena de México te tocó ver una playera de los Perros de Mal. El icónico logo que el Hijo del Perro Aguayo portó durante gran parte de su carrera, sigue entre nosotros.

De alguna manera, los Perros del Mal mantienen vivo el recuerdo del Hijo del Perro Aguayo, que desafortunadamente falleció el 21 de marzo del 2016.

El linaje de Pedro Aguayo Jr. era evidente, parecía que había nacido con botas para subirse a cuadrilátero. Su carrera inició cuando apenas tenía 15 años de edad pero desde ya demostró su categoría al codearse con luchadores ya establecidos.

Si bien el nombre por sí solo ya daba de qué hablar, el gladiador supo hacerse de una identidad muy relevante en los ciclos donde estuvo en las dos empresas más importantes de lucha libre en México, CMLL y AAA. Fue entre 2003 y 2004 que surgió la agrupación cuando se juntaron la Furia del Norte y la Familia de Tijuana.

Los Perros del Mal entraron rápidamente en el -dis-gusto de los aficionados, reconocidos por representar al bando de los rudos arriba de los cuadriláteros. Si bien hay equipos que van y vienen, la facción que comandaba el Hijo del Perro Aguayo se mantuvo vigente por más de 10 años.

Múltiples miembros desfilaron con la icónica playera del equipo: Blue Demon Jr, L.A. Park, Héctor Garza y hasta un joven Pentagón Jr llegaron a formar parte de los Perros del Mal.

El adiós del rudo más querido

Ya consolidado como una estrella de la lucha libre mexicana, el Hijo del Perro Aguayo falleció víctima de un accidente en la arena. Un golpe en la nuca, de esos que recibía día tras día, terminó muy mal para Pedro Aguayo Jr.

Tijuana fue testigo de la situación, donde el luchador se fue desvaneciendo hasta quedar tumbado en la lona. Fue llevado al hospital de emergencia pero poco se pudo hacer. Horas después se confirmaba el fallecimiento del gladiador debido a un paro cardiorrespitarorio, debido a un accidente cerebrovascular causado por la fractura de tres vértebras.

Los Perros del Mal intentaron seguir sin la presencia física del líder de la manada pero la vida llevó por caminos distintos a los últimos miembros. No obstante, el equipo pasó a convertirse en una marca, misma que mantiene viva la esencia del Hijo del Perro Aguayo.

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