Después del Mundial de Brasil, el futbol en EEUU a nivel selección inició una profunda crisis, luego que por momentos se le consideró como el otro “gigante de Concacaf”
Desde 1991, el Team USA hizo todo lo posible por implantar y desarrollar el futbol Soccer en EEUU. Su proyecto buscaba dejar de hacer el ridículo en la cancha, de cara a su participación como anfitrión en su propia Copa del Mundo en 1994 y, eventualmente convertirse en el otro “gigante de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Futbol (Concacaf).
Una década después, el equipo mejoró consistentemente hasta igualar el nivel de su principal rival en la Confederación, México, y en pocos años, le disputó el reconocimiento como protagonista de la región. Incluso, le propinó una de las derrotas más dolorosas en mundiales, al dejarlos fuera en Corea-Japón 2002 y alcanzó primero el tan anhelado quinto partido para México.
El equipo, ensoberbecido por su rápido ascenso, era animado en las tribunas de su país con el molesto grito: “Dos a Cerou”, marcador que se convirtió en una tradición en favor de los estadounidenses, cada que México iba a visitarlos.
Pero entonces pasó algo que el equipo de EEUU no esperaba: el resto del mundo también siguió su evolución y los problemas comenzaron: México volvió a dominar la Copa Oro, eliminaciones en competencias juveniles, hasta que el equipo quedó fuera en el Hexagonal Final para Rusia 2018.
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La crisis futbolística se agudiza en el peor momento, hace unos días, EEUU quedó privado de Tokio 2021 ante Honduras y su ausencia de la Justa Olímpica se remonta a Pekín 2008, las eliminatorias para Qatar 2022 están por comenzar y el equipo no luce tan sólido como en los años anteriores.
La buena noticia es que surgió una excelente camada de jóvenes que ya juegan en Europa, algunos de ellos en los mejores equipos. La generación está encabezada por Christian Pulisic en el Chelsea, quien busca heredar el liderato del equipo que alguna vez ostentó Landon Donovan y que actualmente tiene 22 años de edad.
Sergiño Dest ya es un defensa titular en el Barcelona, con apenas 20 años. También destacan: Weston McKennie, quien tiene 22 años y juega en la Juventus; Giovanni Reyna, hijo de Claudio Reyna, quien tiene 18 años y milita en el Borussia Dortmund, además de Konrad de la Fuente, quien tiene 19 años y está en las inferiores del Barcelona o el defensa Matt Miazga, quien a sus 25 años pertenece al Chelsea y actualmente juega en el Anderletch belga.
Esta generación parece estará a punto para la Copa de 2026, donde el equipo nuevamente será anfitrión y ahora buscará un papel histórico, más que no hacer el ridículo, como ocurrió en 1994.
Pero es muy arriesgado dejar todas las esperanzas a un solo proceso de cuatro años para dar un gran golpe en la cancha. EEUU debería de prepararse desde ya, porque además su Liga no ha dado el crecimiento esperado y no compiten con los equipos mexicanos a nivel de clubes con miras a mejorar el nivel competitivo en el futbol local.
El clímax del orgullo estadounidense
EEUU tuvo su mejor actuación en una Copa del Mundo en 1930, cuando consiguió el tercer lugar. Después se perdió nueve Mundiales consecutivos entre 1954 y 1986. Para volver al Mundial, el equipo aprovechó el castigo impuesto a México por la FIFA para Italia 90 y solo lograron quedar en penúltimo lugar de la competencia. Desde entonces lograron participar en siete mundiales consecutivos, hasta Brasil 2014.
Todo comenzó en 1991, cuando la Federación de Futbol Soccer de EEUU (US Soccer) eligieron a un trotamundos del futbol, el técnico Bora Milutinovic, para crear un modelo nuevo en el desarrollo de su futbol. El serbio llevó al equipo a ganar su primera Copa Oro sobre Honduras y tres años después, alcanzó la segunda ronda del Mundial por primera vez en 64 años.
En 1995 tomó el equipo Steve Sampson y lograron un histórico cuarto lugar en la Copa América de Uruguay, incluyendo una victoria ante Argentina de 3-0. Dejó el cargo en 1998, cuando el equipo quedó eliminado en primera ronda del Mundial de Francia y llegó Bruce Arena, comenzando entonces los mejores años en la historia de la Selección.
Con Arena, EEUU quedó en cuarto lugar olímpico en Sidney 2000 y regresó a los Cuartos de Final de la Copa del Mundo, tras vencer a México 2-0 en l Octavos de Final de Corea-Japón 2002. “El equipo de las barras y las estrellas” había alcanzado el quinto partido antes que México y así mostraba su dominio sobre la confederación, en 11 años.
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El técnico se mantuvo en el equipo hasta finalizado el Mundial de Alemania 2006 y entre 2001 y 2013 el equipo repitió el fatídico “2-0” contra México en cuatro partidos eliminatorios consecutivos jugando como locales: 2001, 2005, 2009 y 2013.
En Copa Oro, la tendencia se mantuvo, EEUU ganó el título de la Confederación en 2002, 2005, 2007, 2013 y 2017. Lo mismo en Copa Confederaciones: un tercer lugar en 1999 y el subcampeonato en 2009. También quedó en cuarto lugar como local en la Copa América Centenario, de 2016, donde fue anfitrión. Finalmente, un cuarto lugar en el Mundial Sub-17 del 99.
Tras la salida de Arena, siguió Bob Bradley (2006-2011), con resultados similares y tras él llegó el alemán Jurgen Klinsmann (2011-2016), quien empezó a vivir la debacle en el nivel de juego del equipo y fue cesado por malos resultados, algo que no se veía desde 1998.
La crisis futbolística
El declive del equipo estadounidense comenzó luego del Mundial de 2014. Su actuación en la justa resultó destacada: avanzaron a segunda ronda, en un grupo sumamente complicado con Alemania, Portugal y Ghana. EEUU dejó fuera a Portugal y en los octavos de final cayó en tiempo extra 2-1 ante Bélgica. El resultado fue positivo.
Pero en octubre de 2015 comenzaron los problemas: perdieron ante Honduras en el Preolímpico para Río 2016 y días después México los venció para dejarlos fuera de la Copa Confederaciones de Rusia en 2017. En el Mundial Sub-17 de Chile llegó otro fracaso con la eliminación en fase de grupos (un empate y dos derrotas, una de ellas goleada ante Chile).
Klinsmann permaneció hasta 2016 e inició las eliminatorias para Rusia 2018, pero acumuló derrotas como local ante México (1-2) y goleado en Costa Rica pocos días después (4-0). Bruce Arena regresó al banco para salvar al equipo, pero una sorpresiva derrota en Trinidad y Tobago y victorias de Panamá ante Costa Rica y de Honduras ante México, conformaron la tragedia.
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EEUU solo consiguió 12 puntos en 10 partidos, quedando en quinto lugar de seis participantes. Entonces Arena tuvo que dejar el cargo y la selección estadounidense rompió su rancha de participaciones consecutivas en el Mundial.
La prensa del país comenzó los señalamientos sobre falta de humildad a la hora de enfrentar a sus rivales de la zona. Si bien aceptan que su futbol está lejos para pelear un título mundial, sí exige que sus equipos clasifiquen en todas sus categorías, como ya se habían acostumbrado. En cambio, el futbol los alcanzó a nivel selección y su liga profesional no se ha consolidado como un torneo suficientemente competitivo.
Finalmente, este 28 de marzo, el equipo preolímpico cayó ante México 1-0 en la fase de grupos, aunque avanzó a las semifinales, en busca de un boleto para Tokio 2021. En el partido decisivo perdieron 2-1 ante Honduras y prolongaron su ausencia de los Juegos Olímpicos por tercera edición consecutiva.
Una liga mediocre
En 1996 surgió la Major League Soccer (MLS) que buscaría ser un semillero de jugadores que alimentara al equipo nacional, utilizando el exitoso modelo de reclutamiento colegial que ha tenido tanto éxito en otros deportes estadounidenses. Además, tienen el poder económico para, literalmente contratar a cualquier figura internacional, aunque en el ocaso de sus carreras.
De acuerdo con la Federación de Historia y Estadística de la FIFA (IFFHS, por sus siglas en inglés), la MLS está catalogada como la cuarta mejor liga de Concacaf, con 301.5 puntos, debajo de México (600 puntos), Guatemala (316) y Costa Rica (312). Para darnos una idea, la Premier League fue la mejor evaluada, con 1287 puntos, es decir, un puntaje cuatro veces más alto.
A nivel internacional, el último equipo estadounidense en coronarse en la Concacaf fue el Galaxy en el año 2000. El torneo ha sido dominado por escuadras mexicanas, que han logrado el título y por tanto asistido al Mundial de Clubes de manera ininterrumpida desde 2006.
Por ello, su Liga ha buscado acercarse a la Liga MX para competir en distintos torneos y actualmente se trabaja con una posible fusión, cuyo roce ayudaría a incrementar el nivel competitivo.
La esperanza de 2026
El proceso de la Selección mayor actualmente está encabezado por Gregg Berhalter, un doblemundialista, que tomó el cargo en 2018 y dirigió al Columbus Crew entre 2013 y 2018.
Su proceso busca consolidar una renovación hacia una posible “generación dorada” del futbol estadounidense. Para ello, además de contar con la figura de Pulisic, Sergiño, Gio Reyna, McKennie y compañía, cuenta con una base de jugadores que ya militan en Europa. En la convocatoria de 26 jugadores para la presente Fecha FIFA, solo tres provienen de la MLS: el defensa Aaron Long, del Red Bull y los mediocampistas Kellyn Acosta de Colorado y Sebastian Lletget del Galaxy.
El equipo tiene cinco jugadores en la Premier, cuatro en la Bundesliga, tres en España, y uno en países como Italia, Francia, Países Bajos y Portugal.
“Se necesita tiempo. Tenemos un grupo joven de jugadores. Si piensas en los clubes en los que juegan, estos muchachos, no pueden perder juegos en su club. Están acostumbrados a esa mentalidad en la que tienen que ganar todos los partidos en los que juegan. Esperamos que eso también se filtre en nuestro equipo”.
El concepto de Berhalter es claro: regresar a la mentalidad competitiva que es la esencia de la cultura estadounidense e inspirarse en la selección femenina, que sí es la mejor del mundo en las diferentes categorías y cuenta con el desarrollo necesario para mantenerse ahí los próximos años. Veamos cómo aprende el “otro gigante” de Concacaf a levantarse tras las derrotas.