La Eurocopa tiene puntos románticos, culturales e icónicos que la hacen atractiva por lo que ha ocurrido en la cancha. También por lo que trasciende en otros ámbitos: jugadas que se convirtieron en inspiración para hacer ropa deportiva, goles inolvidables que son candidatos para NTFs o hasta memorabilia deportiva que se vende en miles de pesos.

Si no fuera un evento de relevancia, seguramente TikTok, la plataforma que tiene 689 millones de usuarios, no hubiera firmado un acuerdo de colaboración con la UEFA para estar en la Eurocopa y generar interacciones. La edición pasada, en Francia, tuvo 1,100 millones de televidentes, un ejemplo de su impacto. 

¿Cómo podemos medir la cultura pop del torneo? En VAR Deportivo -a unos días de que empiece el torneo- decidimos contar algunos puntos que son relevantes para entender por qué la Euro es un torneo del que se habla en todo el mundo.

Es probable que uno de los storytelling más poderosos de la Euro y que trasciende el ámbito deportivo y se instaló incluso en la industria de la moda, es el gol que marcó Antonín Panenka. 

El gol a la Panenka, que todo mundo lo conoce como el penal que el jugador apenas si toca el balón que sale ligeramente elevado mientras el portero se vence a un lado o al otro, lo hizo Antonín Panenka en la Euro de 1976 cuando su Checoslovaquia (una de las selecciones que ya no existe) derrotó en penales a la Alemania Occidental y se proclamó campeón.

Bueno, hasta revistas se crearon inspirados en ese penal histórico…

La historia y el merchandising

Una de las formas para medir el impacto de un torneo es lo que se habla y lo que se vende. Por ejemplo, los fans más jóvenes solo han escuchado sobre la URSS o sus abuelos les han contado de aquella épica narración de Ángel Fernández en el Mundial de 1970 cuando dijo: “¿Saben qué significa CCCP? (en referencia a las siglas de la camiseta de la Unión Soviética)… pues CuCurruCucuPalomaaaa!”

Los equipos que ya no existen son parte de la cultura pop y sus artículos se han convertido entre los más deseados por los coleccionistas. Por ejemplo una de las tiendas de camisetas de futbol más cool del mundo, Copa Football, tienen ediciones especiales del jersey de la URSS, Yugoslavia y Checoslovaquia con un costo de 60 euros.

También no nos debería de extrañar si en un corto plazo una empresa decide vender los NFTs de las jugadas más icónicas de la Euro. El error del portero español Arconada a un tiro de trámite de Michel Plantini y que encaminó al título en la Euro 1984 a Francia; el gol de Marco Van Basten en la final de 1988; el sombrerito de Paul Gascoine en la Euro del 96; el gol del Niño Torres con el que España consiguió su primer título; y por supuesto la infaltable Panenka, la forma más temeraria de cobrar penales.

Ya hay productos que pueden ser un ‘deseo’ para los fans de este torneo, como el trofeo, que lo puedes tener por 145 euros. O también algunos artículos de memorabilia que para algunos serían ‘basura’, pero para muchos es oro: como por ejemplo el programa de la Euro del 88 que cuesta casi 1,000 pesos. 

Otros casos: la playera de Rud Gullit con la que jugó en la Euro de 1988 por 12,000 pesos. Incluso el mismo artículo pero de Zinedine Zidane de la final del 2000 en casi 16,000 pesos.

Bueno, hasta las alineaciones que se entregan a los periodistas, como se puede ver en la imagen arriba, se ponen a la venta. El documento que anunciaba las formaciones de Irlanda del Norte y Gales de la Euro pasada y vale en la red hasta por 55 pesos. 

Regímenes, estilo, figuras

Para el mundo occidental ser rojo significaba simpatizar con Moscú, con Stalin y con el socialismo como forma de gobierno. Yugoslavia era socialista, pero dejó en claro que no se sentaría a la mesa a tomar un vodka con la URSS con todo y el poder que representaba.

Eran tiempos de Josip Broz Tito, quien gobernó Belgrado con ‘el socialismo más liberal’ y sin el control del poderoso gobierno moscovita. La política de quien se autonombró Presidente Vitalicio de Yugoslavia el 16 de mayo de 1974 era mantenerse neutral a la Guerra Fría. Así logró charlar con Estados Unidos y también tuvo el guiño para organizar la Eurocopa de 1976, el escaparate para mostrarse en toda la región como un gobierno rojo sin extremos comunistas.

Otro tema de culto para los fans de la Eurocopa fue aquella Francia de calidad inagotable de 1984. Esta tuvo sus primeros pasos en las charlas de café del poblado de Joeuf en los años 60. El chico Michel, quien atendía junto con sus padres el negocio, entendió el romanticismo de la pelota entre debates imposibles y discusiones.

Platini es una cuarta parte de aquella generación que vivió su infancia en una nación que no había cosechado glorias en el futbol. Michel se encontró con socios como Alain Giresse, Jean Tigana y Luis Fernández… Aquel cuarteto sería conocido como el cuadrado mágico. 

La asociación de los cuatro, que inició su andar en el Mundial de España, terminó siendo en casa un equipo intratable en la Eurocopa de 1984, incontestable e invencible. Jugar con ‘cuatro dieces’ fue un lujo que se dio Francia que derrotó a Dinamarca, Bélgica, Yugoslavia, Portugal y España.

Una de las historias más inspiradoras fue la de Dinamarca en la Euro de 1992. Llegaron como invitados y se terminaron por llevar la Copa derrotando en la final a los campeones del mundo, Alemania. Netflix tiene disponible en su catálogo la película Verano 92 que trata sobre el andar de aquel equipo. 

La Euro tiene todo para ser una marca de cultura pop, en realidad ya lo es. Desde jugadas memorables, goles épicos, selecciones glamourosas, y además de la industria deportiva, otras como la moda, tecnología, coleccionismo, saben su valor y hacen buen negocio.

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