Los Bengals de Cincinnati, fundado por Paul Brown siempre han competido desde la sombra. Sin embargo, están a punto de sorprender a la Liga
Un equipo surgido de la escisión de uno de los históricos de la NFL, que le dio refugio a uno sus coaches legendarios, quien cayó en desgracia y que ahora le da nombre a su estadio. Cuna de una de las grandes dinastías de la Liga en los años 80, los 49ers de San Francisco, el mismo equipo que les quitó la oportunidad de ganar el Super Bowl en dos ocasiones…
Estos son los Cincinnati Bengals, un equipo pequeño de la NFL, que en su última época brillante acumuló 31 años sin poder ganar un partido de playoffs, incluyendo una racha de siete derrotas consecutivas en la ronda de Comodines entre 2005 y 2015, todas ellas bajo el comando del coach Marvin Lewis. Un equipo que está a punto de lograr el primer título de su historia si logra imponerse este domingo en casa de su rival, los Rams de Los Ángeles, en el Super Bowl LVI
La figura de Paul Brown
El equipo de los Bengals es creación del legendario coach Paul Brown, el mismo que dio su apellido al mote de los Browns de Cleveland, en mayo de 1967 como franquicia de expansión de la antigua American Football League (AFL).
Brown se considera como uno de lo grandes innovadores del futbol americano como lo conocemos, al grado de ganar el reconocimiento como el “padre de la ofensiva moderna”. Llegó a Cleveland en 1946, a un equipo que originalmente pensaba llamarse Panthers.
Pero Brown se negó porque era el nombre de un equipo previo que había tenido resultados pésimos, por lo que el dueño del equipo Mickey McBride puso a concurso otro mote y ganó el de “Browns”, un equipo que primero dominó la naciente AAFC (All-American Football Conference) entre 1946 y 1949, con cuatro títulos y una temporada invictos en 1948.
En 1950 los Browns se unieron a la vieja NFL, donde los consideraron un equipo inferior. Pero solo un año después ganaron el campeonato ante los Rams. Perdieron las finales de 1951 y 1952, posteriormente se coronaron en 1953 y 1954, para el octavo título de Brown con Cleveland.
Sin embargo, en 1961 el equipo fue vendido al empresario Art Modell, quien empezó a interferir con las decisiones deportivas de su coach y provocó su salida del equipo en 1963. Brown también tuvo problemas con una de las máximas figuras de la Liga, el corredor Jim Brown y dejó a sus Browns para mudarse a la ciudad vecina y fundar a su propio equipo. Los Bengals.
Un equipo siempre a la sombra
Brown pensó en tener una franquicia en la ciudad históricamente antagónica de Cleveland en temas deportivos, Cincinnati. Las iniciales del nombre (CB) hacen alusión al equipo de sus amores, los Cleveland Browns e inicialmente, pensó en los mismos colores para el uniforme, naranja y café.
El equipo formó parte de la fusión entre la vieja NFL y la AFL, pero el ahora propietario, ya no pudo repetir los años victoriosos que tuvo anteriormente. Pudieron ganar dos títulos divisionales en los años 70 y en total solo jugaron tres partidos de playoff. Sin embargo, desde su salida de Cleveland, los Browns tampoco han podido aspirar al título, en una sequia que se prolonga hasta 1964.
Sin embargo, el equipo recordó a su fundador al bautizar con su nombre su actual estadio, inaugurado en el año 2000. Paul Brown fue erigido al Salón de la Fama en 1967 y murió en 1991.
A la década siguiente, los Bengals tuvieron sus mejores años, primero de la mano del coach Forrest Gregg, quien llevó al equipo a playoff en 1981 y 1982. En el primer año sorprendieron a la Liga, para clasificarse hasta el Super Bowl XVI, pero cayeron ante los 49ers de Joe Montana, en el primero de sus cuatro títulos en aquella década.
Curiosamente, el forjador de aquel equipo que dominó la NFL en los siguientes años, era un alumno de Paul Brown, el coach Bill Walsh. Walsh fue coordinador ofensivo de los Bengals entre 1968 y 1975. Allí diseñó la Ofensiva de la Costa Oeste con la que los 49ers se volvieron imparables.
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El sistema de Walsh se contraponía a lo que se acostumbraba en la Liga en aquel tiempo: poderosas ofensivas terrestres y pocos pases largos. Los Bengals tenían pasadores limitados, con poca fuerza en el brazo, además de corredores promedio, que tenían problemas para avanzar el balón. Entonces pensó en una posición con mucho mayor movilidad y pases cortos que sustituyeran el ataque terrestre.
Brown no creyó en el sistema y, a la salida de Walsh de Cincinnati, se dedicó a hablar mal de él cuando era entrevistado para entrenar a algún otro equipo.
Walsh devolvió el favor venciendo a los Bengals en 1981 y posteriormente en 1988, en el Super Bowl XXIII, esta vez, con una espectacular serie ofensiva comandada por Joe Montana que terminó en anotación con un pase a John Taylor, cuando restaban 34 segundos por jugar.
Esa fue la última vez que los Bengals llegaron a un Super Bowl. Mientras que en 1991 fue el último año en que el equipo logró una victoria en playoffs.
Los años desperdiciados
Después de la era de quarterbacks como Ken Anderson y Boomer Esiason, así como el tackle de origen mexicano, Anthony Muñoz, uno de los dos jugadores de los Bengals encumbrados al Salón de la Fama, el equipo tuvo intentos por reaparecer en playoffs, el equipo tuvo una buena generación de la mano del coach Marvin Lewis.
El equipo se allegó de buenos jugadores como los quarterbacks Carson Palmer y posteriormente Andy Dalton, así como receptores como Chad Ochocinco, T.J. Houshmandzadeh o A. J. Green. Lewis comandó el equipo durante 15 años y ganó cuatro veces el título divisional, incluso como el mejor equipo de la Liga en 2014. Sin embargo, sistemáticamente perdió en cada una de las apariciones que tuvo en playoffs, con un récord total de 0-7 en playoffs. Pese a esta decepción, Lewis dejó el equipo como el coach más ganador de la franquicia con récord de 131-122-3.
Una nueva esperanza
Lewis dejó el equipo tras la temporada de 2018, luego de tres temporadas perdedoras consecutivas. Dos años después los Bengals iniciaron un nuevo proyecto, ahora alrededor del quarterback egresado de LSU, Joe Burrow, quien fue campeón colegial en 2019 y de paso ganó el trofeo Heisman.
Burrow sufrió una severa lesión de rodilla en 2020 y solo pudo jugar 11 partidos, en un equipo que se terminó por derrumbar tras su salida. Sin embargo, en 2021 el equipo se fue enfilando hasta proclamarse campeón en el Norte de la AFC, con un récord de 10-7.
Entonces vencieron a los Raiders en la Ronda Divisional 19-25, en el que fue su último partido en casa y con el que rompieron una racha de 31 años sin poder ganar un partido de playoff, nuevamente ante los malosos, equipo con el que empezó la sequía en la temporada de 1990, conocida como la “Maldición de Bo Jackson”, un buen corredor del equipo negro y plata que jugó su último partido en aquella derrota de enero de 1991.
Bengals, una de las grandes historias de la AFC en 2021
Posteriormente vendieron a domicilio a los Titans de Tennessee, el mejor equipo de la AFC en 2021, en un partido donde Burrow fue capturado en nueve ocasiones. Los Bengals lograron empatar el partido en el último periodo y con una intercepción al quarterback Ryan Tannehill consiguieron un gol de campo de último segundo para quedarse con la victoria por: 19-16.
En la Final de Conferencia, los Bengals nuevamente llegaron como víctimas ante los Chiefs de Kansas City, que había jugado los dos últimos Super Bowl y aunque ptuvieron una mala primera mitad, 3-21, lograron limitar al equipo de Patrick Mahomes en el complemento y remontaron el partido para quedarse con la victoria de 27-24.
Este domingo será la tercera aparición de los Bengals en el Super Bowl y de nuevo son víctimas ante unos Rams plagados de figuras, que además jugarán en su estadio. ¿Será momento de romper la sequía y honrar el legado de Paul Brown? O se mantendrán como el otro equipo de Ohio, siempre a la sombra de Cleveland, otro equipo acostumbrado a perder.