Este lunes asumió en Boca Juniors su nuevo entrenador, Jorge Almirón, quien supo dirigir a Dorados, Correcaminos, Tijuana y Veracruz en México y fue campeón de la Primera División Argentina con Lanús en 2016 y finalista de la Libertadores 2017. Sin embargo, a partir de ese partido, su carrera como entrenador decayó exponencialmente y pese a estar en un tobogán, el Xeneize, uno de los clubes más grandes del Mundo, lo contrató con el objetivo de ganar la séptima.
El técnico era casi un completo desconocido cuando, allá por el año 2014, asumió en Godoy Cruz de Mendoza. En su único torneo y su primera experiencia en Primera, ganó 9, empató 5 y perdió 5. Rápidamente, su fútbol vistoso y ofensivo lo catapultó a Independiente, para saltar a la fama definitivamente: en la institución de Avellaneda peleó el campeonato tras su vuelta a Primera, pero un mal comienzo del segundo semestre terminó con su ciclo, en el que alcanzó poco más del 50% de la efectividad en 35 partidos.
Después de ese paso por el Rojo, su carrera cambiaría por completo: asumió en Lanús en 2016 y en su primer torneo, salió campeón tras ser líder de su zona de principio a fin y superar en la final a San Lorenzo por 4-0. Durante todo su ciclo mantuvo varios ítems: un arquero que sepa jugar con los pies, dos centrales altos y de buen cabeceo, un cinco de marca, dos internos que pisen el área y de buena pegada y dos extremos rápidos, a pierna cambiada. El 4-3-3 fue su sistema más usado y con el que aparte de lograr el primer título, cosechó dos supercopas y llegó hasta la final de la Copa Libertadores, que perdió con Gremio en 2017.
Su siguiente paso fue en Colombia, más precisamente en Atlético Nacional. En tierras cafeteras, pese a sumar más del 60% de los puntos, no cumplió con las expectativas y se fue. En ese momento, fue propuesto por Mauricio Macri para ser el seleccionador de Argentina, tras la salida de Jorge Sampaoli. Su primer ladrillo en su mal presente fue su llegada a San Lorenzo: en el Cuervo triunfó en 4, igualó en ¡14! y cayó en 7. No obstante, lo peor de su gestión fue la gran cantidad de refuerzos que llegaron y la procedencia de los mismos: varios habían sido dirigidos por él en sus clubes anteriores y estaban representados por su agente.
Dos pasos por Elche, club del que es dueño Christian Bragarnik, su ahora exrepresentante, con polémicas designaciones y que no superaron el 35% de los puntos, fueron lo peor de su carrera. La vuelta a Lanús estuvo plagada de malos resultados y el conjunto del sur de la provincia de Buenos Aires quedó muy complicado con el promedio. Apenas 8 victorias, 11 empates y 10 derrotas le pusieron punto final a algo que empezó mal y terminó de la misma manera. Desde su paso por San Lorenzo en adelante, ganó 25, empató 40 y perdió 34, con tan solo 38,72% del rendimiento. Así llega Almirón a Boca.
En cambio, el Xeneize está en un momento complicado, pero no desde los resultados, sino desde la identidad de juego. Desde la salida de Miguel Ángel Russo, dos técnicos interinos se hicieron cargo del equipo y fueron confirmados a posteriori: con Sebastián Battaglia y Hugo Ibarra, fue campeón de la Copa de la Liga y de la Liga Profesional 2022, respectivamente, pero el primero fue despedido tras una conferencia en la que responsabilizó a la dirigencia por la falta de refuerzos, cuando le estaba agarrando la mano al equipo y tras la eliminación de la Libertadores 2022. Al segundo también lo echaron porque pese a que tuvo un buen paso en números, no podía brindarle el salto de calidad desde el banco y tampoco logró darle una idea clara.
En Boca Juniors hay un objetivo que Jorge Almirón buscará cumplir
Con varias ligas en las vitrinas ganadas bajo la gestión de Jorge Amor Ameal -y de Juan Román Riquelme-, el gran objetivo, y por el que se cansó de pedir el 10 Xeneize cuando estaba la dirigencia anterior, es obtener la Copa Libertadores, o al menos competir en ella: desde la semifinal en 2020 no supera los octavos de final (en 2021 quedó fuera tras ser perjudicado en ambos partidos por el arbitraje). Y también tener una identidad como equipo: Boca hace rato que no sabe a qué juega.
Almirón llega a darle eso: desde 2017 para atrás, mostró credenciales de sobra para ser competitivo en un reto grande y formó equipos de autor. Su Godoy Cruz, su Lanús y su Independiente eran equipos de autor, que imponían condiciones en cualquier cancha. Desde 2017 en adelante, sus ciclos han dejado más dudas que certezas y patas para arriba a más de un club. Si esta contratación hubiese sucedido en 2018, se estaría hablando del entrenador ideal.
Hoy en día, con los malos resultados que trae, llega con poca imagen positiva. Sin embargo, sus antecedentes de haber llegado a una final de América y de sus buenas experiencias hace más de cinco años, demuestran que está capacitado para dirigir al club de La Ribera. Habrá que ver si Boca y Almirón pueden reinventarse, potenciarse y sacarse adelante mutuamente. La ilusión, por parte de los dos, está.