Caer y levantarse. Caer y levantarse. Agustín Tapia y Arturo Coello son los reyes del pádel. Recuperaron su máximo nivel en el circuito de Premier Padel y se consagraron campeones en Rotterdam. Contundencia de la mejor pareja del mundo. Octavo título este año y número 23 como dupla. Reescribiendo la historia de este deporte.
El argentino y el español volvieron a ser tapa de diarios por su grandísimo potencial en el torneo disputado en Países Bajos. La final, ante la pareja N° 2 del ránking, Federico Chingotto y Alejandro Galán, fue casi un trámite. Siguen imbatibles y van por más.
70 días pasaron desde la foto de arriba. Chingalán se llevaba la final de Génova por doble 6-1. Tapia y Coello estaban en el “piso” del enfrentamiento. Después de eso, tres títulos en tres torneos, sin ceder un solo set en los enfrentamientos contra sus némesis.
El segundo torneo después del parón del mes de agosto terminó igual que el primero, con Arturo y Agustín triunfando. El resultado fue 6-2, 6-2 en una hora y 10 minutos. Simple y consiso. Un partido ya encarrilado con el doble break en el primer set y que todos imaginaban un corto fin. Federico y Alejandro intentaron reaccionar, pero volvieron a perder el servicio en un set donde Coello no cometió errores. Y el doble break también llegó en el segundo set, con un smash al vidrio de Galán. Los números 2 del cuadro de la competencia tuvieron dos oportunidades de volver a ponerse con chances de una épica salvada, pero el 6-2 fue letal.
Con sus locuras, Tapia volvió a ser ese jugador que todos conocen: el que hace cosas de otro planeta; el que arriesga de más y muchas veces deja con la boca abierta a los fanáticos; el chico de 25 años que nació para jugar al pádel y todos los días lo hace más bonito.
Casi ningún partido frente a Chingotto y Galán fue como este. Tapia y Coello tocaron el mismo porcentaje de bolas. ¿Algo está cambiando en el juego de los 1? A Tapia ya no le hacen la famosa “nevera” y Arturo mejoró su cabeza.
Parece que a la pareja de ChinGalán le encontraron la vuelta. ¿Será que el potencial del revés español no está siendo el mejor? ¿Al Súper Ratón de Olavarría le falta ataque? O mejor dicho: La mejor pareja del mundo tuvo que tocar fondo para volver a sentir el cielo con las manos.