Andy Reid y Tony Dungy son dos excelentes coaches de la NFL, pero por diferentes factores fomentaron una desintegración familiar que terminó con la pérdida de un hijo

Triunfar en el deporte profesional es un sueño para casi cualquier persona en el mundo. Pero el precio a pagar por llegar a serlo es muy alto y los sacrificios son incontables. Esta situación se agrava en una sociedad que nunca tiene suficiente.

Este contexto obliga a las grandes estrellas a no poder fallar y para mantener esta exigencia, en ocasiones arrastra a sus familias con cosas como: divorcios, infidelidades, hijos con problemas.

En la NFL encontramos dos tragedias de este tipo y que marcaron las vidas de coaches ganadores del Super Bowl: Tony Dungy y Andy Reid, quien dirige al equipo campeón, los Chiefs de Kansas City. En ambos casos son considerados buenas personas y grandes mentores de sus jugadores. Pero en estas dos historias, perdieron a sus hijos en situaciones dramáticas: sobredosis y suicidio.

¿Cómo influyó la muerte de estos dos jóvenes la ausencia de sus padres en casa? ¿Este es el precio que tiene que pagar toda persona que quiera atraer los grandes reflectores? ¿Qué tanto la sociedad acepta la convivencia de familias disfuncionales como normal? VAR Deportivo conversó al respecto con Gisel Cano, psiquiatra adictóloga y docente en la Facultad de Medicina de la Universidad La Salle.  

Gisel Cano psiquiatra

“En estos casos podemos hablar de disfunción familiar: estos personajes (deportistas, entrenadores, grandes empresarios, artistas) se vuelcan tanto a su trabajo, se apasionan y se vuelven completamente ausentes en sus familias. Esto provoca disfunción familiar, porque sus hijos resienten una ausencia de autoridad, de límites y prácticamente los condicionan a que se formen solos. Esto se agudiza porque además hay dinero y permite que se reduzcan los límites.

“Pero además así se los demandan sus contratos. Tienen cada vez más responsabilidades o exigencias y deben invertir todo su tiempo y su energía. Al coach le exigen que dé el máximo y este lo traslada a sus hijos, mientras se enfoca en atender a sus jugadores. Además, asume que sus hijos podrán cuidarse solos. Pero eso es algo absurdo”, explica la experta.

– ¿Tienen que estar los dos padres presentes para educar a los hijos?

– Cuando uno de los padres no ejerce su rol, puede surgir alguien que lo realice: abuelos, tíos, hermanos y las cosas pueden salir a flote. Pero en la cultura de EEUU es muy común que las familias sean desapegadas, los papás asumen que a los 18 años un joven ya es adulto y puede estar solo en la universidad o hacerse cargo de su vida­. –

De acuerdo con la Dra. Cano, en las culturas latinas las familias permanecen unidas por generaciones. Mientras que en EEUU los jóvenes son educados para ser autosuficientes, pero en ocasiones carecen de suficiente apoyo emocional, lo que provoca vacíos y problemas de adicción.

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¿Qué implica que una familia sea disfuncional?

– Este tipo de relaciones familiares están normalizadas y se dan cosas como: alianzas, que uno de los padres, normalmente la mamá, le oculte información al otro, para que no le digan algo al hijo. Esto se da por nuestra cultura, religión o costumbres heredadas de varias generaciones.

No importa si los roles están intercambiados. Por ejemplo, si la mamá trabaja y el papá está en la casa, porque al final el rol está invertido, pero hay presencia de ambos. El problema empieza cuando ninguno de los padres trabaje o que uno de los dos esté ausente de casa. En algunos casos, el hijo mayor asume el rol de autoridad en la casa. Esto genera muchos conflictos porque la familia normaliza algo que no es adecuado.

La disfuncionalidad puede provocar problemas de drogas, de límites, que los hijos no respeten las reglas, no terminan una carrera, cosas así. Aunque en algunos casos los hijos logran superarlo. Pero si la sociedad es permisiva, tóxica y la familia está enferma, no hay quién ponga atención a los jóvenes y ocurren estos problemas.

– ¿Qué pasa con un hijo que crece en estas circunstancias?

– El hijo en realidad es la víctima de estas circunstancias. En caso que se convirtiera en delincuente, también deberían ser responsables de su delito,  porque aun cuando el joven tiene la capacidad de elegir lo correcto, sus padres son quienes le deberían enseñar a distinguirlo. Pero cuando el padre está enfocado en este éxito profesional puede no crear vínculo suficiente con sus hijos. No se puede todo en la vida: o tienes el éxito o tienes la familia.

Por eso hay casos donde los deportistas se retiran en plenitud para dedicar más tiempo a sus familias. Eligen que sus vidas no están solo en un campo de juego.

Es válido analizar el tipo de familias que hay y qué tanto tiempo pasamos con ellas o si quieren  pasar tiempo con tus hijos o no. En México, a nivel institucional, no existe un interés para desarrollar familias sanas, ni la Secretaría de Salud ni el DIF, por ejemplo.

Pero para que haya salud debe buscarse el equilibrio bio-psico-social de una persona. Entonces no podríamos hablar de salud si no se integra a la familia y los profesionales de la salud no quieren abordar a la familia. La moraleja sería: hay que atender familias, no pacientes y a muy temprana edad, preferentemente desde las escuelas.

La tragedia de Andy Reid

El coach de los Chiefs de Kansas City es reconocido en el medio de la NFL un hombre de gran corazón. Se casó en  1981 y un año después a los 23 años, inició su carrera como coach. Tuvo cinco hijos: Garrett, Britt, Drew Ann, Crosby y Spencer.

En 2007, los dos mayores, Garrett y Britt fueron detenidos por la policía por guardar una gran cantidad de drogas en sus propios hogares. Garrett, fue sentenciado a 23 meses de prisión, por provocar un choque de tránsito, bajo el influjo de heroína.

Su padre lo tomó  bajo su cuidado y lo incluyó en los trabajos de pretemporada de los Eagles de Philadelphia para la temporada del 2012 en la Universidad de Lehigh. El 5 de agosto de ese año, la policía de Lehigh, llamó al coach para informarle que su hijo fue encontrado muerto en su habitación, por una sobredosis accidental de heroína. Tenía 29 años.

Andy Reid familia
Andy Reid y familia

El coach solo tomó tres días de duelo y regresó a los entrenamientos. Ese año tuvo su peor temporada con los Eagles (4-12) y perdió el empleo.

Britt Reid, a los 22 años recibió una condena de entre ocho y 23 meses de cárcel más libertad condicional por apuntar con un arma a una persona, en un incidente de tráfico. La policía lo acusó de portar arma de fuego sin licencia. Era adicto a los analgésicos desde la preparatoria.

En 2013, Andy Reid ganó el premio como Coach del Año con los Chiefs. Su única condición para firmar fue que su hijo ocupara un cargo como entrenador asistente del equipo. Posteriormente, Britt Reid fue contratado por el coach de los Patriots de Nueva Inglaterra, Bill Bellichick.

La fe de Tony Dungy

El 22 de diciembre de 2005, la policía del condado de Hillsborough, Tampa Bay  reportó la muerte de James Dungy, hijo del entonces coach de los Colts de Indianápolis, Tony Dungy.  El joven de 18 años fue hallado por su novia. Se había colgado de un ventilador, con un cinturón.  James era el segundo de los cinco hijos de Dungy y estudiaba en la Universidad del Sur de Florida.

Luego de la tragedia, Tony Dungy reconoció: “Pienso más en mis hijos ahora. Cuando eres padre, nada en la vida duele más” y a raíz de ello decidió dedicarle más tiempo a sus otros hijos, al tiempo de dirigir a su equipo, que finalmente se coronó en la temporada 2006.

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Al igual que Reid, Dungy se convirtió en coach muy joven, con 25 años de edad, en 1981. Una década después se convirtió en head coach, hasta conseguir un título y el mejor porcentaje de victorias de la NFL (64%) entre 1999 y el 2005. Nunca ganó menos de 10 partidos por temporada.

Además de declararse como un hombre de fe, Dungy pensaba que era cercano a sus hijos. Con Eric conversaba después de las prácticas para preguntarle cómo iba su vida. Tras la tragedia, buscó asegurarse que no volviera a suceder y se acercó todavía más a sus hijos.  Se retiró en 2009.

Tony Dungy familia
Andy Reid y familia

“Es probable que piense más en mis hijos ahora. Me preocupo más por ellos, porque me he enterado las cosas por las que pasan los adolescentes y los jóvenes, la presión que sienten”, declaró.

Su historia y la manera en que se acercó a la fe, ha servido para inspirar a otras familias que han tenido circunstancias similares. Por eso asegura que Dios lo puso en esta situación para ser un testimonio de vida. Por ello, la familia donó las córneas de James para ayudar a dos personas a recuperar la vista.

“Tal vez no ganes el Super Bowl, tus hijos no sean doctores o abogados, y las cosas no salgan perfectas. Eso no significa que haya sido un mal plan. No todo será perfecto. Tendrás algunas pérdidas para recuperarte y habrá sucesos inesperados por solucionar. Pero se trata de cómo resuelves las cosas”, explicó posteriormente.

“¿Qué es lo que le pasó a tu hijo o hija que creyó tan grave como para no contarte? Eso es lo que no puedes comprender. Eso siempre es muy difícil. Y luego piensas, ‘¿Podría haber hecho algo diferente? ¿Qué habría pasado si… y si… y si…?’ Miras hacia atrás, pero no hay nada que puedas cambiar”, dijo y recomendó: “Abracen a sus hijos cada vez que puedan. Díganles que los aman. Nunca sabrán cuándo será la última vez”.