El Abierto de Australia es el primer Grand Slam del año y comenzará el próximo 8 de febrero. Desafortunadamente la organización se puso en alerta por un caso de COVID-19.
Como ya estamos acostumbrados, los deportes han sufrido cambios para estar presentes en la nueva normalidad y el Abierto de Australia no fue la excepción. Es así como hubo una estricta organización para llevarlo a cabo.
Los participantes tuvieron que cumplir con un aislamiento obligatorio de 15 días previos para poder participar. Además se preparan para el evento en otros torneos estructurados a través de Melbourne Park, el lugar que concentra toda la acción para evitar desplazamientos entre ciudades.
Todo iba conforme al plan, pero como es esperado debida la situación, un caso positivo puso en alerta a los encargados de la organización. Afortunadamente este no se dio con alguno de los participantes directos, sino un trabajador de uno de los hoteles donde se hospedan los tenistas.
Esto ocasiono que los más de 500 jugadores hayan sido aislados y sometidos a nuevas pruebas para descartar algún contagio a cinco días del Abierto de Australia. Además quedaron pospuestos los juegos programados para el 4 de febrero.
El primer ministro del estado de Victoria, Daniel Andrews, confirmó las medidas antes mencionadas y también habló sobre los riesgos que puede presentar el próximo Grand Slam:
odría tener un impacto mañana en los torneos previos que se están jugando, pero en este momento no veo impacto en el Abierto de Australia propiamente dicho”.
Confirmó Andrews a los medios.
Los resultados de las múltiples pruebas realizadas son los que dictarán de qué manera van a actuar. No obstante, el Ministro aseguró que no habría que tener pánico sobre la situación, ya que “solo es un positivo”.