La Lazio es un equipo histórico de la Serie A, pero su afición se caracteriza por su cercanía con el fascismo de Benito Mussolini
Este lunes, el entrenador de la Lazio, Maurizio Sarri, convocó a un joven de 18 años proveniente de las inferiores para enfrentar al Hellas Verona con el primer equipo. Si bien el joven no ha debutado y el equipo cayó 4-1, la noticia fue el nombre del joven: Romano Floriani Mussolini.
Efectivamente, es descendiente (bisnieto para ser precisos) del dictador y genocida Benito Mussolini, creador del régimen fascista, un régimen totalitario que dominó Italia entre 1922 y 1943, que combatió a lado del bloque Nazi en la Segunda Guerra Mundial.
El joven, si bien no ha sido relacionado con posturas políticas o raciales, sí está en medio de la polémica por su ascendencia y por pertenecer a un equipo cuyos aficionados históricamente son conocidos por su ideología de extrema derecha, y habitualmente colocan pancartas con frases de apoyo al fascismo en la tribuna norte del estadio Olímpico de Roma.
Un joven que busca un lugar en el futbol profesional
Mientras tanto, Romano Floriani Mussolini trata de abrirse su propio camino en el futbol profesional y ya firmó su primer contrato profesional a principios de febrero de este año. El joven fue requerido en el primer equipo, luego que la Lazio sufriera las bajas por suspensión de Francesco Acerbi y Luiz Felipe. A su llegada, participó con el segundo equipo, categoría sub 23.
Aunque el joven no ha especificado su cercanía con “il Duce”, su ascendencia ha provocado preocupación en el futbol mundial, sobre todo por pertenecer a un equipo que no tiene buena fama en cuanto a la posición política de su directiva, sus jugadores o su afición.
“¿Es su apellido un problema? Nunca he hablado con sus padres, nunca se han interesado por el rendimiento deportivo del chico. A mí no me afecta el apellido, a quien se merece salir al campo. Es un buen muchacho”, declaró Mauro Bianchessi, director de la academia de fútbol juvenil de la Lazio a principios del 2021.
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Romano es hijo de Alessandra Mussolini, nieta de Mussolini y ex diputada en el Parlamento Europeo con el partido Forza Italia y Muro Floriani. Llegó a la Lazio, tras formarse con el Vigor Perconti de Roma. “Mi hijo no quiere que me entrometa en su vida y sus cosas”, explicó la madre.
Juega de defensa y esté año terminará su etapa colegial en el St. George British International School, en Roma, cercano al lugar donde entrena la Lazio. Cuando firmó su contrato, el joven subió una foto en redes sociales.
En sus redes sociales, el defensa de 18 años subió una foto donde aparece firmando el contrato que lo vincula con la Lazio hasta 2024. “Estoy muy feliz de haber firmado mi primer contrato profesional con la SS Lazio y de vestir esta camiseta otros tres años más”.
La extrema derecha de la Lazio
Tras la creación de milicias fascistas en 1919, Benito Mussolini tomó el control de Italia y comenzó la expansión de los movimientos totalitarios en Europa, aliado del nazismo y de la dictadura franquista en España.
Mientras que la Lazio, fundado el 9 de enero de 1900 por Luigi Bigiarelli en la Piazza della Libertà, históricamente ha tenido relación con las fuerzas armadas. Es el club con más trofeos en la ciudad de Roma y ha sido asociada con corrientes de supremacía racial, la fuerza y otros principios que el mismo fundador conoció cuando fue oficial de infantería.
Bigiarelli, quien era atleta del ejército, se unió a otros nueve jóvenes, quienes eligieron los colores blanco y azul, en referencia a la cultura griega, que fundó el espíritu olímpico, así como el águila romana, en alusión a la época de esplendor de su propia cultura.
Con el auge del régimen fascista, Mussolini manifestó su simpatía por el equipo, aunque nunca había visto un partido de futbol. Sin embargo, el deporte le pareció una gran oportunidad para unir a los italianos alrededor de su dogma y, además, demostrar el poderío de su régimen al mundo.
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Por eso, el régimen fascista se obsesionó con que Italia fuera la primera sede del Mundial de la FIFA en 1930, pero tuvo que conformarse con la segunda, en 1934, luego que Suecia retiró su candidatura, presionada por el gobierno italiano.
Este “éxito” político, sobre cómo la política se inmiscuye en los grandes eventos para filtrar sus discursos y mostrar una cara más amable al mundo, sirvió para la Alemania Nazi en los Olímpicos de Berlín 1936 o en el Mundial de Argentina ’78. Aquella Italia del ’34 ondeaba la frase: “vencer o morir” y se convirtió en bicampeón del mundo, de una manera no muy legal, pues se habla de torneos a modo para permitir la victoria del anfitrión.
Mientras que en la Lazio, Mussolini se convirtió en socio de honor y comenzó a asistir recurrentemente a los partidos del equipo, a partir de los años 20.
El peligroso presente del equipo
Casi 80 años después, un sector de la afición del equipo, mantiene esta misma postura de ultra derecha y lleva su afinidad a la política italiana.
A partir de los años 70 surgieron grupos radicales fascistas aficionados a la Lazio: En 1971, fueron los ‘Commandos Monteverde Lazio’, liderados por Goffredo Lucarelli, apodado ‘il Tassinaro’ (el taxista).
“Un grupo de locos, salvajes y sentimentales, simpatizantes fascistas, pistoleros…era un equipo dividido en clanes con dos vestuarios; quién entraba en la habitación errónea corría el riesgo de encontrarse con alguna amenaza”, relató Guy Chiappaventi, periodista y aficionado del equipo en su libro ‘Pistole e palloni’ (Pistolas y balones).
La obra cuenta la historia del ‘Grupo salvaje’ que ganó el primer ‘Scudetto’ en la historia del equipo en 1974. El vestuario tenía dos bandos y era común la presencia de armas. Los lideres eran Giorgio Chinaglia y Luigi Martini (quien posteriormente se convirtió en un legislador de extrema derecha).
Y sobre este equipo se cuentan varias historias, por ejemplo que el jugador Luciano Re Cecconi murió cuando entró en una joyería y sacó su pistola para hacer una broma. Pero el propietario no cayó en la broma y le disparó en defensa propia, quitándole la vida.
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Aquel grupo fue clave para identificar a la Lazio con el fascismo. Desde entonces, la tribuna norte del equipo se coloca en la tribuna norte del estadio Olímpico. Giorgio Chinaglia forjó un vinculo perenne con el origen del equipo y tras su retiro se convirtió en presidente. Aunque su gestión fue muy mala y el equipo descendió en 1983, durante años la afición pidió su regreso por su afinidad ideológica.
Desde entonces, hay una larga lista de episodios que vinculan a la Lazio con la extrema derecha. En 1998, durante un derbi (Roma-Lazio), los ultras de la Lazio sacaron una pancarta con la frase: “Auschwitz es vuestra patria. Los hornos, vuestras casas”. En 2001, sacaron otra que decía: “Equipo de negros, hinchada de judíos”. También la grada es conocida con la frase: “Boia chi molla”, que significa: ‘Verdugo el que abandona”, un eslogan que nació durante los años fascistas.
Las frases fueron aplaudidas por jugadores como Paolo Di Canio, quien nunca negó su amor por los colores de la Lazio ni por el fascismo.
Di Canio tiene tatuada la palabra ‘Dux’ y en su autobiografía se define como patriota, nacionalista y admirador de Mussolini. Incluso en un par de ocasiones festejó un gol con el brazo derecho en alto, el tradicional saludo fascista.
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Mientras que otros jugadores Djibril Cissé, de raza afroamericana, fueron víctimas de la hinchada ultra derechista. Al salir del equipo en 2012 recibió insultos racistas en sus redes sociales como: “Eres un mono”, “Eres un negro bastardo”.
Hace unos días, el equipo despidió a Juan Berabé, quien adiestraba al águila que la Lazio usa como mascota. El motivo fue que el trabajador del equipo apareció con algunos aficionados del club haciendo gestos fascistas.
Otro evento vergonzoso ocurrió en 2005, cuando Paolo Di Canio, una de las leyendas del club, saludó con un gesto fascista a los aficionados ultras de su equipo, tras vencer a su rival de ciudad, la AS Rosma. Como consecuencia, fue sancionado por la Serie A.