El 28 de abril de 2012 ocurrió un hecho singular en la vida de Eduardo Sebrango. Ese día, el delantero cubano debutó en MLS a los 39 años de edad con el Montreal Impact (actual CF Montreal), que aquella temporada se estrenó en la máxima categoría del fútbol norteamericano.
Aunque Eduardo Sebrango apenas disputó par de minutos, su presencia en la cancha del Olympic Stadium de la quebequense ciudad recompensaba de algún modo su carrera de cinco títulos (cuatro en USL First Division y uno en A-League) y derroche de goles en segundas categorías del fútbol norteño.
Antes de migrar a Canadá, Eduardo marcó el balompié cubano de la década de los 90’ del pasado siglo vistiendo la camiseta del equipo representativo de Santi Spíritus, su provincia natal. En 1997, Sebrango obtuvo el galardón de Futbolista Cubano del Año. Con la Selección Cubana, el atacante anotó 16 dianas en 24 encuentros.
¿Cómo rememora sus inicios en el deporte?
─ Comencé en el fútbol casi a los 13 años en un área deportiva de la Escuela Formadora de Maestros cercana a mi casa. Allí empecé a sentir esta disciplina como una opción para mí. Antes, practiqué deportes como gimnasia y atletismo, lo que facilitó la entrada a la Escuela de Iniciación Deportiva “Lino Salabarría”. El entrenador Pablo Zamora descubrió mis condiciones y me ayudó en los inicios de este camino.
Eduardo ¿Qué caracterizaba al Campeonato Nacional Cubano en su época?
─Si mal no recuerdo, debuté en los Campeonatos Nacionales en 1993 o 1994. Era la etapa del difícil “Periodo Especial”. Se concentraban a varios equipos en una provincia y se jugaba con un día de descanso entre partidos. Normalmente disputábamos alrededor de cinco juegos en 10 días. Entonces, era muy duro para recuperarte físicamente porque, además, nuestra alimentación no era la mejor. No obstante, no olvido cuando íbamos a jugar a Cienfuegos, su afición y las noches en el malecón.
Hábleme de su paso por la Selección Cubana.
─Representar a mi país en la Clasificación a los Mundiales, ser capitán del equipo y el premio de Mejor Futbolista Cubano del Año constituyen logros que jamás imaginé conseguir, pero llegaron gracias al trabajo fuerte. Con Cuba uno quería ganar para que el fútbol se arraigara más en el país. Siempre quisimos la prioridad de otros deportes como la pelota, el boxeo o el voleibol. Teníamos un grupo increíble con muchos compañeros que extraño.
“De la Clasificación a Francia 98’, jamás olvidaré un doblete que le marqué a Panamá en su estadio. Mi última competencia internacional fue una Copa Oro en San Francisco. Me hubiera gustado seguir, pero las circunstancias lo impidieron”.
Comentó Eduardo
¿Qué razones le llevan a migrar a Canadá?
─Conocí a mi ex esposa en Edmonton cuando jugábamos una Eliminatoria. Ella trabajaba en el departamento de marketing de la Federación Canadiense y acompañaba a nuestro plantel en partidos, entrenamientos y cada una de las salidas. Allí establecimos contacto, ella después iba a Cuba, o nos encontrábamos en los torneos, hasta que nos casamos y migré a Canadá legalmente.
Antes de llegar a Canadá ¿Tuvo posibilidades de desempeñarse de forma profesional?
─A finales de la década de 1990, existieron rumores de que varios futbolistas cubanos saldrían al exterior. Lázaro Darcourt realizó unas pruebas con el Olympique de Marsella durante unas semanas; Manuel Bobadilla, Ariel Álvarez, Odelin Molina, yo y otros más sonamos para ir a Costa Rica. Una vez supieron los canadienses que yo tenía una relación que me convertía en posible migrante, empezaron a interesarse en mí.
¿Qué significó para Eduardo Sebrango el paso por la MLS?
─Mi paso por MLS resultó una experiencia muy bonita. Desgraciadamente llegué un poco tarde. Estaba a punto de retirarme, pero el entrenador del Montreal me vio en la USL 2011 y me invitó a la pretemporada. Ya en ese tiempo me sentía cansado de tantos viajes en 12 años como profesional y quería disfrutar de mis niños. Pude pujar un poco más pero desistí. Ahora me arrepiento un poco porque pienso que pude seguir hasta los 41 años dada mi calidad y mi forma física, sin embargo, me agoté mentalmente. De todos modos, me satisface haber compartido vestuario con jugadores como Alessandro Nesta y Marco Di Vaio.
“El Alemán”, como se le conocía en Cuba, apareció en siete encuentros de MLS 2012 con una titularidad y 120’ minutos disputados. El cubano recibió par de faltas y le pitaron tres offside. Completó 19 de 26 pases con una ocasión de gol generada.
¿Su hijo Donovan Sebrango siguió sus pasos?
─Donovan tiene 19 años. Desde que nació era un atleta. Jugó fútbol y béisbol hasta que se decidió por el hockey sobre hielo. Yo me divorcié de su madre cuando él tenía tres años, pero siempre nos hemos involucrado en su carrera. Desde chiquito Donovan tiene mucha personalidad. Ha alcanzado algo que no todos logran en Canadá. Juega en la Liga Americana de Hockey (AHL por sus siglas en inglés) como reserva de los Detroit Red Wings de la NHL, que lo firmaron el año pasado. También lo convocó la U-20 de Canadá. Esta temporada y la que viene son decisivas en su trayectoria. Me enorgullezco de él. Después de 20 años en Canadá me he enamorado del hockey, y ahora lo sigo más por Donovan.
¿Sigue el fútbol cubano? ¿Qué le falta?
─Permanezco al tanto de la Selección lo más que puedo. Pienso que les faltan partidos internacionales exigentes. Por eso los equipos cubanos carecen de preparación táctica de cara a las competencias. Tenemos talento y físico pero lo principal es jugar.
“Yo entreno al U-15 del Club de Foot Montreal, y los chicos juegan entre 40 y 50 partidos al año. En Cuba, los muchachos de esa edad juegan 15 juegos con suerte. Sé que escasean los recursos, pero en la liga cubana deberían jugar todo el año menos en el verano. El juego te enseña todo, es donde uno aprende a resolver las situaciones del entrenamiento”.
“Sé que la cultura del fútbol ha crecido en Cuba. Sueño con involucrarme con el fútbol cubano algún día. Actualmente me preparo como entrenador, y quién sabe si pueda aportar de mi experiencia a la Selección o a mi provincia Santi Spíritus. Después de todo, es mi tierra“.