Nolan posee una capacidad de desplazamiento por encima de la media de la liga. No importa en qué zona del campo atrape la pelota
Durante las últimas nueve campañas de las Grandes Ligas del béisbol norteamericano, nada ha sido tan seguro como el Guante de Oro de Nolan Arenado. El jugador de padre cubano y madre puertorriqueña no conoce todavía la pérdida de un Golden Glove. Su reinado comenzado en 2013, responde a varios factores.
Nolan posee una capacidad de desplazamiento por encima de la media de la liga. No importa en qué zona del campo atrape la pelota, siempre endereza para colocar la redonda en el mascotín inicialista. Por tales motivos, no sorprende que Arenado lidere el porcentaje de fildeo entre los antesalistas desde su debut. El dorsal 28 de los Cardinals de Saint Louis archiva un .972 por encima de figuras como Matt Chapman (.970), Manny Machado (.968), Evan Longoria (.968), Kyle Seager (.967), entre otros.
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Durante sus primeras nueve temporadas, el ex Rockie de Colorado también ha marcado a las terceras bases en el plano ofensivo. Desde su arribo al `Big Show´, Nolan Arenado encabeza a los defensores de la esquina caliente en dobles (296), jonrones (269), impulsadas (865) y slugging (.535). Como mínimo, 119 de sus cuadrangulares (44%) los pegó fuera del estadio Coors Field, aliado de los bateadores por su altura.
El dueño de cuatro Bates de Plata sobrepasa a sus rivales de almohadilla en los cuatriesquinazos con corredores en posición anotadora. Desde su entrada al máximo nivel, Arenado ha dado 74 vueltas completas al diamante en dicha situación, con average de .324 y 568 impulsados como prueba de su oportunidad madero en mano.
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Rara vez observamos en Nolan un gesto exagerado al cuajar alguna de sus genialidades. Con todo y su sangre latina, Arenado mantiene una serenidad en el terreno a sabiendas de que el espectáculo no siempre significa extravagancia.