El precio ha sido caro pues para ganar estos espacios tuvieron que soportar discriminación, censura, y otras agresiones, catalogadas como violencia de género

Al hablar de las mujeres en el deporte ocurre algo similar a lo del resto de las actividades sociales en gran parte del planeta: están relegadas a un segundo plano o su cuerpo se utiliza como objeto para hacer más atractivo un producto, entre otras conductas que actualmente se denominan como violencia de género. Y aunque no sean actos correctos, las diferentes sociedades las han aceptado como algo normal.

Poco a poco, las mujeres han ganado espacios en estos ámbitos y se han integrado en espacios que el hombre consideraba exclusivos, de manera injustificada. El precio ha sido caro pues para ganar estos espacios tuvieron que soportar discriminación, censura, y otras agresiones.

Sin embargo, con el tiempo avanzan consistentemente y han demostrado su capacidad natural para destacarse en diferentes espacios de la vida social.

La mujer como objeto en el deporte

El término “objetificación” implica imponerle la calidad de objeto para anunciar otro y es considerado una forma de violencia pues implica ejercer influencia, control, o condicionamiento para que determinados seres humanos sean forzados a mantenerse por debajo de sus realizaciones potenciales”, explica María de la Luz Franco Pérez, en su estudio “Objetificación de la mujer en los medios de comunicación y su relación con el acoso callejero”, por la Universidad de Guadalajara.

La autora señala que también se objetifica a la mujer de manera indirecta cuando: “se le paga menos por el mismo trabajo, cuando los altos puestos son reservados para hombres, cuando se les amenaza con perder su trabajo si se oponen;  o bien, cuando ejercen roles donde se les quita su calidad de ser humano y se les etiqueta como: reproductora, un logro de su esposo, la perfecta ama de casa, entre otros.

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En cuanto a la violencia de género,  Jorge Corsi en su estudio La violencia hacia las mujeres como problema social. Análisis de las consecuencias y factores de riesgo” asegura que esta conducta se compone de cuatro elementos:

  1. Invisibilización: cuando la mujer es discriminada como parte de una cultura, aprenden esta conducta y la replican
  2. Naturalización: al momento que aceptan los comportamientos violentos como algo natural en: jerarquías que organiza el poder; considerar que la mujer es inferior al hombre o como un objeto
  3. Insensibilización: sentir indiferencia a crímenes menores, en una situación provocada por la normalización de la violencia en la cultura de una comunidad
  4. Encubrimiento: cuando los superiores encubren actos violentos para mantener el prestigio de alguna institución

En el deporte en México encontramos este tipo de conductas una y otra vez, que desafortunadamente están los cuales están normalizados y que al verlos a la distancia resultan denigrantes, aunque en su momento fueron aplaudidos. Estos son algunos ejemplos:

Chiquitibum

Para el Mundial de México 86, la marca de cerveza Carta Blanca contrató a la actriz Mar Castro de 17 años, para que, vistiera una blusa con un enorme escote y el logo de la marca, mientras apoyaba al equipo tricolor en la tribuna de un estadio.

La modelo se hizo famosa en todo el país como “Chiquitibum”, ejerciendo una función de objeto para vender otro. Pese a ello, en varias ocasiones ha declarado que filmar ese comercial le cambió la vida (para bien), pues era algo normalizado en la sociedad mexicana de los años 80.

La mini cumbia de Konnan

Otro ejemplo desafortunado se encuentra en el mundo de la lucha libre, cuando el luchador Konnan, intentó iniciar una carrera como cantante a inicio de los años 90. El tema es que una de sus canciones (La Mini Cumbia) tiene una letra dónde únicamente hace referencia a cómo se ven “buenas” las mujeres en minifalda.

Contratación de edecanes en eventos deportivos

Otra práctica normalizada en el mundo del deporte y otros espectáculos, es la contratación de edecanes, como un elemento decorativo adicional. Se trata de una práctica común en todo el mundo, aun cuando las edecanes usan vestidos entallados y en muchos casos los hombres se acercan para acosarlas.

En un intento por revertir esta práctica, a partir de 2017, los organizadores del Tour Down Under, una competencia ciclista en Australia, decidieron dejar de contratar edecanes para la ceremonia de premiación, porque era una práctica que fomenta el machismo y es denigrante para las mujeres. 

Esta decisión fue la inspiración para otros eventos como La Vuelta a España, donde el comité organizador incluyó hombres en la premiación y eliminó la ropa entallada, los besos a los ganadores, ni que les rocíen champaña al festejar.

Diferencias de sueldos

A partir de 2017 surgió la primera liga de futbol femenil profesional en México. Aunque la Liga MX Femenil poco a poco se consolida, es una realidad que las condiciones que tienen las futbolistas profesionales en México son diametralmente distintas a los hombres. Como prácticas comunes deben celebrar sus partidos en canchas alternas, sus traslados no necesariamente son los mejores y sus sueldos son considerablemente más bajos.

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De acuerdo con el periódico La Jornada, para mayo del año pasado los sueldos oscilaban entre 2 mil 500 y 30 mil pesos mensuales, pero la mayoría de las jugadoras apenas percibe más de 6 mil pesos. Solo hay un caso destacado: Tigres Femenil, donde por política de la empresa propietaria del equipo, Cemex, promueve la homologación de sueldos entre hombres y mujeres.

Tigres femenil

Si bien la Liga MX asegura que estas diferencias no son por un tema de género, sino por falta de patrocinios, en la práctica, las mujeres se dedican al futbol profesional movidas por un tema de amor a la profesión, más que por ejercer un trabajo con un sueldo digno.

Luchas de prendas

En el mundo de la lucha libre en México es común encontrar prácticas de objetivación y discriminación para las mujeres. La más evidente es que las carteleras estelares son para hombres, así como los grandes contratos. Pero una de las prácticas más lamentables es la de la lucha de prendas.

En estos espectáculos las luchadoras usan prendas diminutas y se dedican a desnudarse entre sí mientras se golpean, lo cual resulta denigrante, aunque lamentablemente tiene una gran audiencia por todo el país.

Canal: Misticiero TV

La apuesta de Brozo

Este ejemplo resultó muy triste pues es una muestra de misoginia social en exceso, algo visto como correcto en la cultura mexicana. Fue protagonizado por Víctor Trujillo en su personaje de Brozo. En su programa de variedades nocturno, El Diario de la Noche, transmitido entre 1995 y 1998, el actor se hacía llamar de una serie de edecanes que aparecían en bikini o muy poca ropa, como “Las Nachas”, quienes además, no hablaban nunca.

las nachas de brozo

Este show tocó el deporte, cuando la televisora donde se transmitía la emisión, TV Azteca, creó el proyecto de Lucha Azteca y para promocionarlo, se creó una pelea ficticia de apuestas entre el payaso y el luchador Máscara Sagrada.

El tema de la apuesta fueron “las Nachas de Brozo”, infiriendo que las modelos pertenecían a su “jefe” y que este podía tomar este tipo de decisiones con ellas como si se tratara de objetos.

El colmo es que la conductora Angélica Soler es quien presenta la lucha.

Es importante identificar estas conductas machistasy trabajar por revertirlas, para promover un cambio social en el que a la mujer se le dé el trato igualitarioque merece y sean capaces de desarrollarse profesional y personalmente.