Me produce una pena terrible la tibieza con la que nuestra sociedad enfrenta las acusaciones de racismo que denunciaron Adalid Maganda y Félix Torres
Con profunda tristeza leo las declaraciones de Adalid Maganda, árbitro acapulqueño, quien atribuye su despido de la Comisión de Arbitraje de la Federación Mexicana de Futbol al racismo.
Y la verdad es que me produce una pena terrible la tibieza con la que nuestra sociedad enfrenta este asunto.
A pregunta expresa, la mayoría de las respuestas coinciden en contra del racismo, pero en la práctica, el resultado es diametralmente opuesto.
Bueno, a las personas de mi generación, seguramente les será muy familiar la época en la que, en Cancún, a los mexicanos no se les permitía la entrada a las discotecas ni a las playas. El único lugar donde se podía era el Hotel Krystal.
Tratar de entrar en Acapulco al Baby´O te costaba un triunfo, no entraba cualquier hijo de vecino, lo mismo sucedía en el Magic Circus en la ciudad de México, era clásico el grito de “Juan Jo, Juan Jo, somos 6 y vamos a pedir dos pomos” con la intención de asegurar su entrada. O se le ofrecía una ‘lana’ al cadenero.
Pero esas son nimiedades, entrar o no a una disco o a un restaurante, finalmente no tienen consecuencias graves, digamos que es lo de menos.
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Lo malo es que la discriminación por raza, preferencia sexual, religión y clase social es igual de evidente. Por supuesto, como lo mencioné antes, inexistente en el dicho pero común en la práctica.
En cuantos lugares habrán visto el clásico: “Nos reservamos el derecho de admisión”, quiere decir que en ese lugar se rigen por conductas y protocolos que al ser violentados o contrariados les permiten solicitar el abandono o la expulsión del lugar y hasta el llamado a las autoridades competentes.
Jurídicamente la reserva al derecho de admisión esta prohibido por normas nacionales e internacionales, con la intención de proteger a los consumidores.
Es curioso cómo la mayoría le buscamos un origen europeo a nuestros apellidos, vasco, catalán, andaluz, francés, italiano, escocés, inglés, americano, vamos, hasta gallego y eso que, a los gallegos en las burlas y el bullying, son los más perjudicados.
Pocos los que presumen su origen indígena.
El caso de Adalid Maganda
Pero regresando al tema, Adalid Maganda se quejó de que, en un estadio, me parece que el de Pachuca, al acercarse a la tribuna escucho sonidos como imitando a un simio dirigidos a su persona, había gritos que le decían “Pinche negro regrésate a tu selva”.
No sé ustedes, pero yo estoy seguro de que le gritaron eso y más. Cobijados por el anonimato o confundidos entre la multitud, somos capaces de cualquier cosa y mientras más ofensiva o más lastime, mejor.
Adalid dice que se quejó ante la Comisión de Arbitraje y la respuesta fue muy tibia y nada sucedió. Es probable que así haya sucedido, la investigación, seguro se topó con trabas: “¿Quién fue? Fuenteovejuna, señor”. Averiguar entre los asistentes al estadio será siempre un lío a pesar de los avances tecnológicos y en número de cámaras en las tribunas.
Adalid regresó a su trabajo, pero las oportunidades de pitar en la Liga MX fueron escasas. Cometió un error, en plena pandemia fue a pitar un partido llanero sin las medidas sanitarias que exige la Liga. Para colmo, reprobó dos veces los exámenes físicos obligatorios y en su reaparición, durante el partido Toluca contra Querétaro, cometió muchísimos errores incluso hasta cuando acudió al VAR.
Con todo respeto para Adalid, salir a pitar un juego llanero era suficiente para acceder a una sanción fuerte. En estos momentos no podemos poner en riesgo la integridad y la salud de los involucrados, Adalid usted dijo que lo hizo “para agarrar ritmo”, y la verdad, al contrario, desafinó horriblemente y provocó que lo corrieran de la orquesta.
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Otra de las cosas que me preocupan es que, si van a despedir a los árbitros que cometan errores en sus actuaciones, ojalá que pongan más alta la medida porque de otra manera, nos vamos a quedar sin silbantes a mitad de temporada. El árbitro comete errores, no es infalible y de ese modo se le debe calificar, no después de los análisis de televisión.
Por otro lado, si puede demostrar que lo corrieron por el color de su piel es un asunto muy delicado, no lo podemos permitir. Encuentro algunas inconsistencias en sus declaraciones. Primero se mencionó que había pedido 6 millones de pesos de indemnización, asunto que se descartó, después reabrió un caso de 2018 en la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) por racismo en contra de Arturo Brizio, presidente de la Comisión de Arbitraje, ahora en lugar de solicitar su reinstalación pedía una indemnización justa y digna.
Incluso dijo que acudiría a FIFA para denunciar su caso.
Las consecuencias del caso
Si FIFA interviene, la situación para México sería peligrosa, pues hasta pondría en peligro la sede del Mundial con Estados Unidos y Canadá en 2026.
En conferencia de prensa en Acapulco el día 19 de febrero dijo que policías ministeriales lo “levantaron” en el municipio de Ecatepec y que lo amenazaron para que dejara de acusar a Brizio Carter. Y sus abogados dijeron que habrá demandas civiles y penales por las afectaciones que ha tenido Adalid Maganda y para recuperar su puesto en la Comisión de Arbitraje.
La asociación de árbitros ha hecho poco y nada con relación a Adalid. Algunos árbitros retirados y que también encabezaron la Asociación de Árbitros como Roberto García Orozco, confirman lo dicho por Maganda, con relación a que fue engañado cuando lo corrieron, lo citaron en las oficinas para revisar su partido y a la mera hora llegaron los abogados para informarle que estaba despedido. La amabilidad no ha sido un atributo de la Comisión de Arbitraje para despedir a sus silbantes.
Los gritos contra Félix Torres
Este asunto en FIFA podría crecer pues en medio de esta vorágine, durante el partido entre Atlético San Luis y Santos, jugado el jueves 18 de febrero pasado, Félix Torres, defensa central lagunero fue expulsado casi al terminar el partido y se ocasionó una bronca con la banca del San Luis. Mateus Doria, el otro central de Santos, en la conferencia de prensa denunció comentarios racistas de los jugadores de San Luis contra Félix Torres, ecuatoriano de piel negra.
Esta denuncia fue respaldada por la directiva de Santos, la Comisión Disciplinaria anunció una investigación a fondo y señaló que, de confirmarse, habrá sanciones ejemplares.
El mismo Mikel Arriola, flamante presidente de la Liga MX, dijo que habrá mano dura ante esta situación.
El problema no es decirle “Negro”, es la intención. En los albores de los años 70 cuando entré a la preparatoria, la primera persona que conocí fue Alejandro Lomas, de inmediato nos hicimos amigos. En el grupo yo era el más joven y en automático me convertí en el “Nene”. Alejandro era el más moreno y se volvió el “Negro”. Conocí a sus papás, a sus hermanos, a sus hermanas.
Y durante todo ese periodo olvidé su nombre, era el “Negro Lomas”, ingresamos a la Universidad en diferentes facultades, pero continuamos siendo amigos. Mi secretaria incluso, cuando recibía una llamada de él, ella misma me decía que me hablaba el “Negro Lomas”. Conozco a su esposa, conozco a sus hijos, después de 50 años, Alejandro es uno de mis mejores amigos, más que eso es como mi hermano y sigue siendo el “Negro Lomas” y lo quiero con todo mi corazón. Negrito espero que vivas muy a gusto en tu nuevo hogar.
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El color negro en el deporte era sinónimo de autoridad, de respeto, como debe ser, lo mismo en las instancias de donde se aplica la ley y la justicia. En el futbol, las nuevas costumbres, la aparición del VAR siento que debilitan la autoridad del árbitro ante los jugadores, pues se puede acceder a una instancia mayor en la cancha para determinar una jugada polémica.
Ahora como “Parchís”, los árbitros visten de verde, de amarillo, de rojo y hasta color fucsia. Raramente salen vestidos todos de negro. Vamos a ver en qué para todo este asunto, pero de entrada les digo que el panorama es NEGRO. Ups.
Los fantasmas y los “Angelitos Negros” aletean en épocas de tormenta
Me gustaría que como en un crisol de la película ¡Angelitos Negros” se fundieran el odio racial, de género, de creencias religiosas, de preferencias sexuales y se terminara de golpe, pero eso no es posible.
En la película, por cierto producida en 1948, los Angelitos, no eran Angelitos, era Angelita, los protagonistas eran Emilia Giu y Pedro Infante. La angelita, tampoco era negrita era Titina Romay
Ojalá que, en este asunto, se vea la luz al final del túnel.