Al partir del 25 de julio de 1992, el Dream Team arrasó en los ocho partidos para ganar el oro en Barcelona ’92, por una diferencia promedio de más de 40 puntos
En el mes de febrero de 1991, la revista Sports Illustrated presentó una portada que llenaba de ilusión al mundo del basquetbol mundial, con el título: “Dream Team, mira, este puede ser el equipo olímpico titular de Barcelona’92”. En dicha portada aparecen cinco leyendas de la NBA, que conformarían el mejor equipo de todos los tiempos, en busca de la medalla de oro: Michael Jordan, Earvin “Magic” Johnson, Karl Malone, Charles Barkley y Patrick Ewing.
Casi dos años antes, el 7 de abril de1989, la Federación Internacional de Basquetbol (FIBA) anunció que permitiría la participación de jugadores profesionales en la justa olímpica. Esto, luego que en Seúl ’88 el equipo estadounidense estuvo al borde del ridículo al quedarse apenas con una medalla de bronce, a cargo de su equipo conformado por jugadores universitarios de la NCAAB.
Pero el camino para conformar al único “Dream Team” de la historia, que recuperó la ansiada medalla, acompañada de un juego de fantasía, no fue fácil como los videos de los partidos indican.
El camino para conformar al Dream Team
Además de los cinco titulares, el “equipo de ensueño”, como se le conoció en español, incluía también a: David Robinson, Larry Bird, Scottie Pippen, Clyde Drexler, John Stockton, Chris Mullin y el juvenil Christian Laettner, quien suplió al favorito Shaquille O’Neal, presuntamente para balancear el número de jugadores blancos en el equipo.
La intención de armar una escuadra de estrellas invencibles, provocó protestas en los puristas de los Juegos Olímpicos, mientras que EEUU veía una gran oportunidad para derrotar a los países que habían dominado históricamente esta disciplina: Yugoslavia y la Unión Soviética. La condición establecida por el Comité Olímpico Internacional (COI) fue que los participantes no recibieran ningún premio económico por participar.
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En EEUU, el presidente de la Asociación Estadounidense de Basketball, David Gavitt, nombró a Chuck Daly como coach, asistido por Lenny Wilkens, P. J. Carlesimo y Mike Krzyzewsky. El primero, un entrenador consagrado y Carlesimo y Krzyzewsky, futuros coaches.
Mientras que el comisionado de la Liga, David Stern comenzó a reunir a esta constelación de estrellas a partir del 21 de septiembre de 1991. En esa primera lista estaban: “Magic” Johnson, Stockton, Jordan, Mullin, Pippen, Bird, Barkley, Malone, Ewing y Robinson. En mayo de ese año se sumaron finalmente Drexler y Laettner.
Las dificultades de conjuntar a las estrellas
El contexto para encontrar la armonía en el equipo era muy complicado de inicio: los jugadores tenían muchos compromisos publicitarios durante la temporada baja. Además, llegarían a los entrenamientos con un fuerte desgaste físico, pues la temporada 1992 terminaría el 14 de junio y de inmediato comenzaron los entrenamientos para la Justa Olímpica que arrancaría el 25 de julio.
A finales de 1991 “Magic” Johnson había anunciado su retiro por ser portador del virus de VIH. Otro que había anunciado su adiós era Larry Bird, por su edad y sus problemas crónicos en la espalda. La rivalidad entre ambos había provocado el resurgimiento de la Liga en los años 80, previo a la época de Jordan, por lo que su presencia era vital.
Finalmente, la atención de la prensa y la afición estaban en el Dream Team, más que en la temporada de la NBA, que terminarían ganando los Bulls de Jordan y Pippen a los Blazers de Drexler. La presión mediática exigía que el equipo arrasara en Barcelona, el oro no sería suficiente.
La selección se hizo por nombres, ya que los jugadores no estaban dispuestos a pasar por ningún tipo de selección. De hecho, tanto Bird como Jordan inicialmente se negaron a asistir. El primero aseguraba que: “Los Olímpicos eran para gente joven y me sentaría muy mal quitarle esa posibilidad a un muchacho. No es el momento oportuno para que yo sea miembro de un equipo olímpico. Quizá me arrepienta de ello algún día, pero es lo que siento ahora”.
Jordan, por su parte, había sido campeón olímpico en Los Ángeles ’84, como universitario. “Ya he participado en unos Juegos, he pasado por eso y es algo propio de los jóvenes, no de mi edad”. Mientras que “Magic”, pese a su diagnóstico y su veteranía, quería hacer todo lo posible para asistir:
“Lo he conseguido todo. Sólo me falta una medalla olímpica. Quiero jugar”.
Earvin “Magic” Johnson
La Federación se enfocó en convencer a estas dos piezas, consideradas clave para el éxito del equipo tanto en la duela, como en el vestidor: la incorporación de Charles Barkley dependía de la participación de Jordan, Bird y “Magic”, los únicos capaces de controlar sus arranques. De allí, derivó la elección de otro veterano de gran nivel, Clyde Drexler, quien tenía un altísimo nivel de juego, cercano al de Jordan. Aunque recién terminaron las Finales, “Su Majestad” demostró quién era mejor.
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El siguiente problema fue conjuntar egos y avanzar a un objetivo común. Al inicio, el equipo perdió un partido de preparación contra un equipo de la NCAAB, en la Jolla, California. En aquella época el resultado no salió de los muros del gimnasio donde se disputó el partido. Minutos antes de permitir el acceso a la prensa, Chuck Daly ordenó apagar el marcador 54-62, para que nadie conociera el resultado.
Dicho equipo estuvo dirigido por Krzyzewski y tenía a ocho jugadores colegiales, entre ellos Chris Webber y Grant Hill, quienes dieron el partido de su vida. De acuedo con Daly, esta derrota manifestaría el desgano y la falta de conjunción de las figuras. Por ello, saboteó el partido desde la banca para demostrar que no eran invencibles y se tenían que preparar para ganar el oro: Jordan estuvo mucho tiempo en la banca, no hubo ajustes en la defensa y los cambios no tenían mucho sentido.
El partido se repitió al día siguiente y resultó en una paliza a favor de los veteranos.
La lucha de egos
El 21 de julio de 1992, cinco días antes del debut olímpico, el futuro Dream Team venció 111-71 a Francia, pero el partido dejó muchas dudas en Daly y, para aumentar su rendimiento, armó un partido memorable: se trató de un interescuadras celebrado un día después, a cuatro cuartos, en el estadio Luis II del Principado de Mónaco, visto solo por un periodista, Jack McCallum, quien escribió un libro sobre dicho encuentro.
Drexler y Stockton no jugaron por lesión, mientras los capitanes serían Jordan y “Magic” Johnson.
Con el primero, jugaron: Pippen, Bird, Malone e Ewing, frente a Mullin, Barkley, Robinson y Laettner, quien fue un “pilón”, explicó Johnson posteriormente. La instrucción del coach fue sencilla: “quiero todo lo que tengan”.
Años después, MJ reconoció que “fue el mejor partido en el que participé, sin entrenadores aunque si un árbitro que apenas pitaba. Tenías a diez ‘Hall of Famers’ jugando entre ellos: la forma de competir, el deseo, el ‘trash talking’ (retarse con descalificaciones) todas las cosas bellas del juego estuvieron reflejadas en un solo partido”. recordó.
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“Michael fue a buscar a todos y les dijo: ‘esto les voy a hacer’ y soltó un tiro largo en esa increíble suspensión en el aire y… ¡Es bueno! tras lo cual Michael exclamó ‘¿Qué les dije?’”, detalló por su parte el astro de los Lakers. “Magic” le pidió el balón a Clyde Drexler y se cobró la afrenta. Posteriormente, “Barkley dijo: ‘quiero ir por Karl Malone ahora’, se suspendió en el aire y… ¡El tiro fue bueno! y entonces dije, ‘oh, Karl, más vale que se lo devuelvas’”.
Malone tomó el balón y encestó, al tiempo que retaba a su rival: “No eres nada, Barkley, no eres nada”.
“La energía de MJ era realmente alta. Vio la oportunidad para probarse a sí mismo y afirmar: ‘Miren, aún sigo siendo mejor que ‘Magic’ Johnson y sigo dominando este juego”, agregó Earvin Jonhson.
“Michael tenía esa mirada y sabes al verla que debes darle el balón y hacerte a un lado”, agregó Scottie Pippen. “Magic se negaba a ceder su lugar como el más dominante de la Liga, Jordan jugaba para mostrar a todo el mundo que él era el rey”.
Debido a la intensidad del partido, Daly quiso terminar el partido, pero el equipo de “Magic”, que iba perdiendo, se resistió. Al final, cargaron con la derrota. Después de ese partido nació una nueva era del basquetbol profesional.
Arte en la duela
Al partir del 25 de julio de 1992, el Dream Team cumplió su cometido, arrasó en los ocho partidos oficiales que disputó, por una diferencia promedio de más de 40 puntos. Rebasaron la centena de unidades en todos los encuentros. Su mejor partido, contra Angola en la fase clasificatoria, con una victoria de 114-68 en el debut olímpico.
Aplastaron a Lituania en Semifinales 127-76 y en la final también apalearon a Croacia 117-85, para culminar con una de las historias más hermosas del deporte olímpico.
