El periodista Antoine Vayer reveló una serie de videos donde presuntamente Lance Armstrong activaba un pequeño motor en su bicicleta, que le ayudaba a reducir el esfuerzo
La carrera del ciclista estadounidense Lance Armstrong pasó de lo glorioso a lo vergonzoso luego que fue despojado de sus siete títulos del Tour de Francia en 2012, cuando dejó de ser el mejor ciclista de todos los tiempos y se convirtió en un deportista tramposo, que reconoció que toda su carrera compitió utilizando sustancias prohibidas. Tras su testimonio, la Unión Ciclista Internacional (UCI), lo suspendió de por vida.
Pero eso no es todo en la carrera de trampas del ciclista texano, pues este lunes el periodista y escritor Antoine Vayer, reveló este lunes al periódico Le Parisien que además del uso de sustancias prohibidas, el ciclista también implementó un diminuto motor escondido en su bicicleta, para desarrollar el impresionante ritmo con el que venció a todos los competidores de su tiempo.
”Lance Armstrong es la mayor estafa. Con complicidad a todos los niveles. Recibió un trato especial. Muchos me dijeron que no debía abordar las leyendas, que me iba a encontrar solo. Pero si las leyendas se sustentan en algo… también creo que tenía un motor en la bicicleta”, aseguró el escritor, quien cubrió el Tour de Francia durante más de dos décadas y escribió el libro “Dopaje: mi guerra contra los tramposos”.
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Ante desempeños como este, Vayer decidió analizar los videos de las competencias de Armstrong e identificó que como un movimiento común, el ciclista tramposo tocaba la parte trasera de su asiento e inmediatamente aumentaba su velocidad y no era justificado pues “acariciar tu nalga izquierda mientras pedaleas, tambalearás más rápido”.
Vayer explicó en los videos que la colocación de los motores era muy difícil de identificar por su tamaño. Tienen una forma cilíndrica y se coloca al interior de los tubos de la bicicleta, y a través de unos cables se conecta con los piñones de la rueda trasera. Este se activa a través de un botón en el sillín. Desarrollan una potencia de hasta 500W gracias a su batería, que se escondería dentro de la botella que utilizan los ciclistas. Para funcionar, necesitan que el corredor pedalee.
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“No es como ir en una moto. Necesitas trabajar duro para hacerla andar”, explicó Harry Gibbings el jefe de Typhoon, empresa que manufactura este tipo de motores, en una entrevista para BBC en 2016.
Una historia fallida de superación
Antes de transformarse en una leyenda del deporte mundial, Lance Armstrong se convirtió en una historia de superación mundial al superar un cáncer de testículo en fase tres, que había hecho metástasis en el cerebro y los pulmones a fines de la década del 90. Al recuperarse dominó el Tour de France entre 1999 y 2005, algo nunca antes visto. Además ganó el bronce en la prueba contrarreloj de Sidney 2000
Las primeras acusaciones de doping llegaron en 2005, luego de ganar su última Tour. Durante varios años, Armstrong aseguró mucho tiempo. Pero en 2012, la Agencia Antidopaje de los Estados Unidos (USADA) lo acusó de encabezar “el programa de dopaje más sofisticado que ha visto el deporte” y como consecuencia de la investigación lo despojaron de todos sus logros desde agosto de 1998 y lo suspendió de por vida.
Investigaciones sobre dopaje tecnológico
A partir de 2017, Jean-Pierre Verdy, jefe de la Agencia Antidopaje Francesa entre 2006 y 2015, denunció una técnica de trampas denominada dopaje tecnológico, por el uso de motores ocultos. En el 2016, la cadena CBS acusó al equipo británico Sky, uno de los más poderosos y señaló que sus pesaban unos 800 gramos más que las del resto del pelotón.
Este peso adicional equivale al del pequeño motor escondido, que se activaba mediante un botón oculto. Las investigaciones indican que estos motores comenzaron a fabricarse desde finales de los años 90, que si bien no es suficientemente potente para impulsar la bicicleta por sí solo, sí ayuda al corredor en ciertas circunstancias.