La gimnasta Simone Biles, ha mostrado una gran fortaleza física, pero la presión de competir con la perfección sí ha logrado derrotarla
Este martes, la gimnasta estadounidense, Simone Biles, se retiró en plena competencia de la Final All Around por equipos de Tokio 2020. Solo participó en uno de los cinco aparatos, el salto de caballo y presumiendo una lesión, no continuó, dejando un enorme hueco que le costó el oro ante la Federación de Atletas Rusos, para concretar una de las grandes sorpresas de los Juegos.
Su único salto, un Amanar con giro y medio, le dio valió para una calificación de 13.766, la peor entre sus compañeras de equipo, por lo que ya no intentó el segundo salto.
Minutos después, la misma Biles explicó que su motivo no fue una lesión, sino un problema emocional y se retiró para cuidar su salud mental, porque había perdido la confianza en sí misma.
“Después de la actuación que hice, no quería seguir. Tengo que centrarme en mi salud mental. Creo que la salud mental está más presente en el deporte ahora mismo… Simplemente apesta cuando estás peleando con tu propia cabeza”, dijo la gimnasta.
“Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos. Ya no confío tanto en mí misma. Tal vez sea por hacerme mayor. Hubo un par d días en los que todo el mundo te tuiteaba y sentías el peso del mundo. No somos sólo atletas. Somos personas al fin y al cabo y a veces hay que dar un paso atrás”.
Y agregó: “No quería salir y hacer algo estúpido y salir lesionada. Creo que el hecho de que muchos atletas hablen ha sido de gran ayuda. Esto es tan grande, son los Juegos Olímpicos. Al fin y al cabo, no queremos que nos saquen de allí en camilla”, comentó.
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Posteriormente se bajó de las barras asimétricas y, al poco tiempo, se confirmó que no participaría más en la competencia. Desde el lunes, Biles había señalado que tenía problemas emocionales:
Un talento de época
Gracias a su desempeño, Simone Biles, es considerada la mejor gimnasta de todos los tiempos, incluso por encima de Nadia Comaneci. Para 2019 ya era la atleta con más medallas mundiales en la historia de su deporte: 19 oros, 3 platas y 3 bronces. Tenía más medallas que años. Además, posee cinco medallas olímpicas (4 oros y un bronce) de los Juegos de Río 2016.
Llegó a Tokio como la favorita al oro en cuatro eventos individuales: all around, piso, salto de caballo y viga. Además, sería el ancla para que EEUU ganara su tercer oro consecutivo por equipos.
La actuación de Simone en Tokio la pondría entre las mejores gimnastas olímpicas de todos los tiempos, pero estos records tendrán que esperar:
- Más oros olímpicos ganados por una mujer en EEUU en cualquier deporte: 8 oros de la nadadora, Jenny Thompson
- Récord internacional de más oros olímpicos ganadas por una mujer en cualquier deporte: 9 medallas de oro de la gimnasta soviética, Larisa Latynina
- Primera mujer estadounidense, en cualquier deporte, en ganar cinco medallas de oro en unos solos juegos
- Siete medallas de oro individuales en gimnasia: 7 de la checa Vera Caslavska
- Primera mujer en ganar el all around olímpico en Juegos consecutivos desde Caslavska
Además, sus 25 medallas en campeonato mundial son un récord en esta competencia, desplazando a un histórico de la gimnasia mundial, el bielorruso, Vitali Scherbo, quien acumuló 23 preseas, durante los años 90.
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Pero eso no es todo, Simone ha desarrollado movimientos únicos que requieren de cualidades de agilidad y fuerza particulares. Por ejemplo, en el Campeonato Mundial de 2018, Biles presentó un movimiento nuevo: una entrada con medio giro en la mesa, seguida de una voltereta con dos giros adicionales. Un día después de haber sido internada para extraerle un cálculo renal.
También creó un movimiento con tres giros y dos vueltas en una posición escondida, denominado “The Biles II”. Este fue el primer movimiento en recibir una calificación de un punto completo (antes las calificaciones iban de 0.1 a 0.9 puntos). En 2019 presentó su “Toro” un desmontaje de doble espalda con doble torsión en la barra de equilibrio, obtuvo calificación de 0.8.
En total, cuatro ejecuciones que llevan su nombre en el código de puntos femenino, el primero, mostrado en 2013.
El duro camino a ser la mejor del mundo
La trayectoria para llegar a la cima de la gimnasia mundial no ha sido fácil. Biles creció en medio de una familia disfuncional, nula presencia paterna y una madre con abuso de sustancias, incapaz de atender a sus cuatro hijos. Sus dos hermanos mayores fueron llevados con la hermana de su abuelo Roland, mientras que Simone y su hermana Adria fueron atendidos por su abuelo.
La gimnasia se convirtió en su salvación. Desde los 6 años, Simone comenzó a practicar gimnasia y desde los 8 años supo que quería ser una gran gimnasta, bajo la tutela de la entrenadora Aimee Borman.
La siguiente etapa no fue solo esfuerzo. Simone sufrió abuso sexual por parte del médico del equipo olímpico, Larry Nassar, junto con otras 250 compañeras. Entonces Biles decidió romper el silencio tras “sentirse rota demasiado tiempo”, porque ya no era una chica “feliz, risueña y enérgica”.
Simone Biles logró sobreponerse y destacar, pese a las agresiones, pero entonces comenzó a vivir otro problema: lidiar con la ola de comentarios sobre su aspecto físico. Por ello alguna ocasión publicó en su cuenta de Instagram:
La queja es válida: Simone Biles revolucionó la gimnasia gracias a su extraordinaria capacidad física y sin embargo los comentarios se centran en su altura, peso y forma física.
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Por ello, participó en la campaña “body positive” donde varias deportistas apostaron por centrarse en su talento y su esfuerzo, pese a lo que se diga de sus cuerpos y combatir los cánones tóxicos de belleza.
“Estoy cansada que todo en esta vida se convierta en una competencia, por eso quiero alzar la voz por mí y por todas las que vivimos una situación similar. Protesto contra la competitividad, los cánones de belleza y la cultura tóxica de que nos critiquen cuando creen que no cumplimos con las expectativas de los demás. Porque nadie debería decirte lo que la belleza debería o no ser”.
Como protesta, a principio de año, Simone Biles se presentó en el Clásico de EEUU y al Campeonato de EEUU, con leotardos simulando la piel de una cabra, en referencia al acrónimo en inglés GOAT (la más grande de todos los tiempos). Alguien más sería calificado como arrogante, pero Biles tenía todo el derecho de usarlo.
La lucha por la estabilidad emocional
En 2016, un hackeo cibernético a la Agencia Mundial Antidopaje y reveló que Simone Biles tenía permitido el uso terapéutico de sustancias prohibidas para controlar el Trastorno de Déficit de Atención por Hiperactividad.
Biles, en su perfección, sintió la presión de otros atletas en una competencia donde impera el silencio en las tribunas, no hay familiares ni amigos y las cámaras de televisión desnudando sus evoluciones a detalle. El pasado doloroso, incluso de la mejor gimnasta de la historia, la llevó a resentir las dificultades competitivas que ninguna figura del pasado tuvo.
Temas como: competir con la perfección, tanto propia como la de los rivales, la inmediatez y la globalidad de las redes sociales y una pandemia de dimensiones históricas.
Ante esta situación, tanto Simone, como la tenista japonesa, Naomi Osaka han hablado para expresar el peso del éxito que llevan a cuestas. Estos quiebres emocionales (Osaka abandonó Roland Garros y quedó eliminada en la ronda de 32 en dos sets seguidos), confirman que la presión es tanta que los atletas están padeciendo problemas con su estabilidad emocional, en caso de Osaka, por ser estandarte de su país, sede de los Juegos.