Tokio 2021 se celebra bajo condiciones climáticas extremas, consecuencia del cambio climático, que comprometen la integridad de los atletas
La organización de los Juegos Olímpicos en pleno verano o en espacios al aire libre, puede ser una anécdota en los próximos años, pues el cambio climático está provocando problemas en las competencias, que en algunos casos ponen en riesgo la salud de los atletas. En Tokio 2021 se han presentado varios días con más de 32°C y alta humedad.
Por estas condiciones se reprogramaron algunos programas de rugby, ciclismo de montaña y algunos eventos de pista y campo al amanecer o al anochecer, para evitar las condiciones más extremas de media tarde. Incluso, las competencias de marcha y de maratón ya se programaron fuera de Tokio, a la ciudad de Sapporo, una ciudad montañosa de clima más fresco, en la isla de Hokkaido. De hecho, esta ciudad del norte de Japón ya fue sede de Juegos de invierno en 1972.
Y para la última semana de competencias, los meteorólogos pronostican temperaturas sofocantes en Tokio. Aun cuando la capital japonesa se caracteriza por su clima cálido templado y húmedo. Ahora, con el cambio climático y el aumento de las zonas urbanas, los veranos pueden ser peligrosos para una ciudad de 14 millones de habitantes.
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Pero no es un tema exclusivo de esta sede. Las otras dos ciudades que disputaron la sede de los Olímpicos para 2020, Madrid y Estambul, también viven intensas olas de calor a lo largo de esta semana.
Si bien, algunas instalaciones olímpicas como el Estadio Nacional se ubica en un área de altas temperaturas, tienen diferentes espacios verdes como el Jardín Nacional Shinjuko Gyoen, el palacio Akasaka y el Parque Yoyogi, que son más frescas. Mientras que la Villa Olímpica goza de la brisa marina de la bahía de Tokio, un espacio recuperado para este fin.
El cambio climático y sus efectos en el planeta
El fenómeno del cambio climático, provocado por la excesiva producción de dióxido de carbono (CO2), aumentó 1.5°C el promedio en la temperatura de la ciudad de Tokio respecto a 1964 y un incremento de 2.86°C desde 1900. Esto es, casi el triple del promedio anual que tiene el país. Mientras que la aparición de olas de calor extremadamente húmedas se duplicó desde 1979.Se produce como consecuencia de la combustión de combustibles fósiles.
La existencia de enormes áreas urbanas, sobre espacios verdes que mantienen fresca la temperatura y absorben el CO2, provocan un fenómeno llamado “olas de calor”. En estas zonas, la temperatura es todavía mayor y sube rápidamente.
Materiales como: asfalto, acero, concreto y ladrillos retienen más calor, incluso en la noche, en comparación con las áreas con vegetación. Por ello, los expertos en el clima aseguran que estos podrían ser los Juegos más calientes en décadas.
La advertencia de estas temperaturas extremas en Tokio viene desde que la ciudad fue designada como sede olímpica en 2013.
El insoportable tenis
Se espera que en el mes de agosto las temperaturas en Tokio pueden llegar hasta los 40°C con un 70% de humedad. Incluso, la temperatura en la superficie marina alcanza 30°C.
Esta condición complica el desempeño de varios atletas, llegando hasta el límite de su capacidad física, lo que podría poner en riesgo su salud, ante una deshidratación extrema o un golpe de calor. Para anticipar algún día con condiciones desfavorables, el Ministerio de Medio Ambiente en Japón cuenta con un índice de estrés térmico, que alerta los días extremadamente calurosos, por ejemplo, temperaturas superiores a los 35°C, cuando se prohíbe el ejercicio al aire libre.
Sin embargo, se han presentado varios casos de atletas severamente afectados por el clima en las competencias. Por ejemplo, la arquera de la Federación Rusa, Svetlana Gomboeva, se desvaneció el pasado viernes durante una ronda de clasificación. Tuvo que recibir atención por parte de personal médico y sus entrenadores. La prueba donde competía se celebró a las 09:00 horas tiempo local, con una temperatura de 30 °C y una humedad del 60%.
En el tenis, la española Paula Badosa, abandonó su partido de cuartos de final por sufrir síntomas de golpe de calor. Salió de la cancha en silla de ruedas con una toalla sobre la cabeza. Debido al padecimiento, se retiró del equipo de dobles mixtos.
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Por su parte, el tenista ruso Daniil Medvédev, se negó a seguir jugando jugar en temperaturas tan altas y advirtió a los jueces: “Puedo seguir jugando, pero si me muero, será su culpa” y el argentino Diego Schwartzman declaró: “Que tres personas que están bajo un aire acondicionado decidan que tenemos que jugar así es una locura. Están sentados en los sillones y después vienen cuando terminan los partidos con lentes de sol. Fue un partido para ver quién aguantaba más y él con sus saques sacó la ventaja que el torneo es una especie de ‘The Walking Dead’”.
Y reclamó: “No se puede jugar con 40°C todos los días”, dijo sobre la sensación térmica que había en las canchas, que es mayor a la temperatura ambiental.
“Estoy hecho polvo y me cuesta hasta pensar. Si se prevén tantos grados se puede jugar más tarde, no hay necesidad de meternos a jugar a 37°C habiendo pistas, luz”, añadió el alemán Dominik Koepfer.
Incluso, una periodista tuvo que salir también en camilla de una pista por el calor.
Debido al clima extremo, los tenistas participantes han pedido al comité Organizador que cambie el horario en que se realizan los partidos para jugar en condiciones dignas. De hecho, la Federación Internacional de Tenis aceptó aplicar el reglamento de clima extremo, donde los jugadores tienen tiempos de descanso más largos, incluida una pausa de 10 minutos entre el segundo y el tercer set.
Triatlón en un océano tibio
Otra prueba que tuvo graves problemas fue el triatlón, donde los atletas nadan 1.5 kilómetros en mar abierto, giran 40 kilómetros en bicicleta y terminan con una carrera de 10 kilómetros. Además de ser una disciplina muy exigente, e Tokio 2021 la competencia se realizó en condiciones climáticas extremas, con un mar muy caliente, el cual provoca una mayor sudoración.
El triatlón masculino se celebró el fin de semana pasado, al amanecer y, aun así, muchos de los atletas llegaron al límite de un golpe de calor, con vómito y hasta convulsiones.
La lucha contra el cambio climático desde los olímpicos
La justa veraniega de Japón es la primera en asumir la acción climática con el lema “ser mejores, juntos: para el planeta y las personas”. El Comité Olímpico Internacional (COI) y el Comité Organizador anunciaron varias medidas para minimizar la huella ambiental en el evento, como parte del programa Sports for Climate Action, anunciado en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP24) realizada en Katowice, Polonia, en el 2018.
El programa busca aprovechar que este evento tiene audiencia mundial para destacar acciones concretas que aporten a combatir el cambio climático, basadas en la sostenibilidad, la economía verde y circular.
Entre las medidas generales del programa se esperaba mitigar la huella de carbono de la competencia, es decir calcular todas las emisiones de CO2 y aplicar acciones de mitigación para neutralizar una cantidad similar. Dicha cifra se estimó en 3.01 millones de toneladas de CO2, en caso que no se hubieran tomado medidas y a partir de ahí se partió para diseñar medidas de mitigación y compensación.
La mayor parte de las emisiones provendrían de la construcción de infraestructura deportiva. Por ello, el Comité reutilizó varias sedes ya existentes. También se optó por edificar infraestructura temporal, estructuras superpuestas, como los asientos de los espectadores y las carpas alquiladas. Al final de los Juegos, varias de estas instalaciones serán desmanteladas.
Por ejemplo, el El Village Plaza, que se construyó con madera prestada proveniente de diferentes zonas del país y que al final de los juegos será devuelto, pues las piezas están debidamente identificadas. También se pensó reducir el impacto en la modificación de los suelos y en el manejo de los excedentes de tierra.
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En cuanto a las construcciones permanentes, se hicieron diseños que evitan, lo más posible el uso de calefacción o aire acondicionado y se priorizaron tecnologías de ahorro energético.
Como ejemplo, el Estadio Olímpico incorporó tecnologías de termorregulación, para mantener temperaturas agradables. Para ello, el techo principal cubre completamente las tribunas y tiene aleros y terrazas que controlan la entrada de brisa para refrescar el interior. Así, recibió la máxima calificación del Programa de Construcción Ecológica de Tokio.
Al final de los Juegos, ocho sedes serán permanentes y seguirán utilizándose como propiedades públicas.
El transporte público se hace en vehículos de bajo consumo energético, eléctricos o híbridos. Con esto, se mitigarán las emisiones provenientes de los 2 mil 700 vehículos previstos para atender los Juegos. Con estas y otras medidas, se espera que la huella de carbono sea de 280 mil toneladas de CO2, muy lejos de los 3.01 millones de toneladas que se habrían liberado sin tomar medidas de mitigación.
Esta cantidad será atendida con otras medidas de compensación. A través de la construcción de un Bosque Olímpico en el que se colocarán 355 mil árboles y se ubicará en África Occidental. El proyecto forma parte del programa Great Green Wall. Busca convertir 8 mil kilómetros de tierra degradada en la frontera entre el Desierto del Sahara y los bosques tropicales de la región ecuatorial.