En 2006, Australia salió definitivamente de la OFC, para competir con los equipos asiáticos, en busca de mejorar su nivel competitivo
Este jueves, la selección de Australia dejó pasar una oportunidad importante para continuar en la pugna por un boleto para Qatar 2022. En su primer partido en cada después de casi dos años sin público debido a la pandemia, solo consiguieron un empate sin goles ante Arabia Saudita, líder del Grupo B, en la tercera ronda eliminatoria de la Confederación Asiática de Futbol (AFC, por sus siglas en inglés). El equipo saudí es líder del pelotón y con el empate, mantiene una diferencia de tres puntos sobre el equipo oceánico.
Los dos mejores equipos del grupo califican directamente, mientras que el tercer lugar jugará un repechaje contra el tercer lugar del grupo A y el ganador disputará un playoff intercontinental. Si bien, Australia está cerca de avanzar, su lugar no está asegurado aún. Les faltan cinco partidos en la eliminatoria, ante equipos como China (visita), Vietnam, Omán (visita) Japón y devolver la visita a Arabia.
¿Pero qué hace un equipo que geográficamente pertenece a Oceanía, eliminándose en Asia?, ¿Por qué entró a un torneo en el que tiene que recorrer medio planeta para visitar a sus rivales de grupo, como es el caso de Arabia u Omán, que se encuentran en Medio Oriente? ¿Por qué simplemente no permanecieron en Oceanía, donde literalmente, no tenían rival con qué competir en cada ciclo mundialista y su boleto, prácticamente estaba seguro?
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La respuesta es sencilla: competitividad. El objetivo es tener un roce con equipos de mayor nivel, para mejorar el nivel de juego y, eventualmente poder aspirar a algo importante en las competencias internacionales.
Pero además lo están logrando. Después de años y años de dominar la Confederación de Oceanía de Futbol (OFC, por sus siglas en inglés), en 2011, recién cambiados de Confederación, se convirtieron en subcampeones asiáticos y cuatro años después se volvieron campeones de Asia.
Salir de la zona de confort: Oceanía
Australia era el “Gigante de la OFC”, como ocurrió con México en la Concacaf durante décadas. Los Cuando jugaban en la OFC. Los “Socceroos” (una mezcla de las palabras soccer y kangaroo), estaban acostumbrados a golear en todos sus partidos, incluida la mayor goleada en un partido internacional: 31-0 ante Samoa Americana el 11 de abril de 2001, pero además tienen un 22-0 ante Tonga y un 17-0 ante las Islas Cook, en el año 2000.
La Federación Australiana argumentaba que la nula calidad de los equipos que juegan en esta región del mundo le impedían desarrollar su nivel y por ello no podían competir contra los grandes del futbol mundial. Solamente Nueva Zelanda parecía ser un digno rival para Australia.
Por eso, la OFC no tiene un boleto directo al Mundial. El ganador de la Eliminatoria tenía que disputar su medio boleto en un playoff especial ante un equipo de Concacaf, sudamericano o asiático. Una de estas ocasiones fue previo a EEUU 1994, donde cayeron ante Argentina de Maradona.
Por estos inconvenientes, la Federación Australiana de Futbol solicitó formalmente su cambio de confederación, que fue aceptada el 23 de marzo de 2005 por el Comité Ejecutivo de la AFC. El 17 de abril de ese año, el Comité Ejecutivo de la OFC aceptó la partida de Australia y ratificado por FIFA el 30 de junio. Australia se integró a la AFC el 1 de enero de 2006 y debutó en las Eliminatorias para la Copa Asiática de 2007.
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Su último Mundial como representante de la OFC fue en Alemania 2006, cuando dejaron fuera a Uruguay en penaltis y regresaban a la Copa del Mundo desde Alemania ’74.
“Desde hace tiempo teníamos como objetivo unirnos a la AFC, ya que nuestra afiliación actual coloca a Australia en una situación anormal”, argumentó Frank Lowy, entonces mandamás de la Federación australiana.
La decisión no fue unánime, el único rival competitivo de la OFC Nueva Zelanda, protestó porque ahora ellos se quedaban en una situación similar.
“Somos la Confederación más débil de la FIFA y sin Australia todavía lo seremos más”, lamentó Graham Seatler, entonces presidente de la Asociación Neozelandesa.
El desarrollo de la competitividad
No siempre conviene ganar fácilmente. Las Eliminatorias para Corea Japón 2002 fue la gota que derramó el vaso: Australia venció a Nueva Zelanda para ganar su medio boleto y disputó su calificación contra Uruguay. Los “charrúas” golearon 3-0 en Montevideo.
Australia se dio cuenta que las goleadas al por mayor no le servirían de nada si ni siquiera podía calificar al Mundial. Los resultados fueron inmediatos, cuatro años después Australia derrotó a Uruguay y volvió al Mundial. Además, se ha convertido en un participante asiduo con calificaciones para: Sudáfrica, Brasil y Rusia, aunque no ha pasado la Fase de Grupos.
Sin embargo, los logros para la Federación Australiana son evidentes: enfrentan a equipos con nivel más alto que los pequeños países de Oceanía: Japón, China, Irán, Corea del Sur o Arabia Saudita. Han podido regresar más frecuentemente al Mundial y ya ganaron el torneo continental de la AFC. El roce y el nivel aumentaron sustancialmente.
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El problema de ser el Gigante de Concacaf
México ha coqueteado durante muchos años con la Conmebol, por vivir una situación similar. Sin embargo, hay un factor que ha impedido, a lo largo de los años, la posibilidad de cambiar de confederación. El Tri es la “joya de la corona” de la Concacaf, tanto futbolística como económicamente.
Por ello, la Concacaf tajantemente se niega a dejar salir a su equipo más importante, pues su salida sería un golpe devastador para otra confederación que tiene un nivel tan pobre.
Además, el negocio que implica la participación de México en partidos en EEUU, ya sea eliminatorios o de Copa Oro, son una mina de oro, otro factor para mantener al Tri en la región Norte, Centroamérica y El Caribe.
Así, México obtiene sumas millonarias cada año por sus partidos en EEUU, normalmente gana y golea, pero aun no consigue el nivel que se necesita para competir contra los grandes del mundo.