Podrías contar muchos datos de Muhammad Ali, pero hay uno donde está encima de todos: nadie en la historia del boxeo profesional ha vendido tantos PPV como él. Uno de los más vistos en la historia fue su pelea ante Antonio Inoki, leyenda japonesa de la lucha libre.

Cassius Clay pensaba que la eternidad era un tema exclusivo de Dios y de nadie más… La Real Academia Española (RAE) define eternidad como “vida perdurable de la persona después de la muerte”, ¿y no es justamente lo que sucede con Muhammad Ali?, ¿no siempre está aquí, también en el pasado y lo estará en el futuro? Este domingo Muhammad Ali hubiera cumplido 79 años de edad.

Ali perdió cinco peleas pero para el imaginario popular se retiró invicto. Sus discursos, el marketing, la forma de representar el poder hace que las personas no se acuerden de las veces que no fue el mejor en el ring, tiene un halo de invencible que lo acompañará para la posteridad.

Muhammad no construyó su fama en Twitter, ni Facebook o Reddit, su fama la logró en periódicos, la radio, revistas y el inicio de la televisión como una de las herramientas de comunicación más efectivas.

Para ser leyenda hay que trascender a través del tiempo y podrías contar muchos datos de él, pero hay uno que lo coloca por encima de todos: nadie en la historia del boxeo profesional ha vendido tantos Pay per View (PPV) como él.

Según datos de Fortune, Active Interest Media y The Morning Herald en total fueron casi 163 millones entre 1963 y 1985 y facturó lo que hoy en día equivale a mil 500 millones de dólares.

Los boxeadores que más dinero han generado en Pay Per View

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En 1996, durante una visita en la Habana, Ali levantó el brazo imitando darle un golpe en la mandíbula a Fidel Castro. El presidente de Cuba no estaba solo, con él iba Teofilo Stvenson. “Asesórame”, le dijo y todos carcajearon. Ni Ali ni Stevenson se vieron en un cuadrilátero; ahora viejos y cansados se estrecharon la mano y se abrazaron.

Aquel día en la isla, la CBS le preguntó a Fidel sobre Ali:

“Es muy admirado aquí como persona, como hombre, siempre se le ha tenido en una alta estima”.

Unos 15 años antes de aquel encuentro, Ali dijo por televisión: “Dios no me felicitará por derrotar a Fraizer”. Minutos antes un niño que no pasaba de los 10 años le preguntó: “¿Qué vas a hacer de tu vida después de terminar tu carrera como boxeador?”

Boxeador, político, humanitario, excéntrico, galán, salvador y también “profeta” y “poeta” como solía decir. En los años 80 Ali le preguntó al mundo: “¿quieren saber cuánto es la eternidad?”, y entonces empezó a hablar del desierto del Sahara.

La eternidad es Mohammad Ali.

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“Mucha gente cree que los héroes solo ganan, pero también pierden. ¿Quién ha perdido más que Muhammad Alí? El que fuera el mejor boxeador de todos los tiempos ha perdido el habla, no puede andar y no tiene casi control de su cuerpo debido al Parkinson. Él, que era el boxeador más hablador, el más locuaz, el más ruidoso, el más controvertido políticamente. Es un héroe, sí, pero ha pagado un precio enorme”.

Gay Talese

Gay Talese, el periodista estadounidense más renombrado de los últimos 30 años, acompañó a Ali en 1996 a aquella visita histórica a La Habana y escribió aquel párrafo sobre él. Le siguió, miró y documentó en una crónica publicada en Esquire el momento en que el comandante Fidel Castro montó un homenaje al ex boxeador. Ali viajó a la isla para hacer donativos a los niños y hospitales.

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Muhammad ya lo había comentado varios años antes cuando el niño le preguntó en el canal de televisión que qué haría después de retirarse. “Voy a dedicar mi vida a ayudar a los demás y entonces cuando muera podré ver el paraíso”.

Literal su carrera ha sido la más grande (y famosa) de todos los tiempos. De las cinco peleas con más ventas de PPV, las dos primeras son de Ali:

Las cinco peleas con más ventas de PPV

El hombre que combatió al racismo, que se negó a ir a la Guerra de Vietnam y que se hacía preguntas como :”por qué los ángeles son blancos?, ¿por qué los gatos negros son de mala suerte?, ¿por qué Tarzán - un hombre blanco- podía hablar con los animales y los africanos de la selva que llevaban siglos ahí no podían?; ¿por qué la casa donde vive el presidente de los EEUUes la Casa Blanca?; ¿por qué Jesús es un hombre blanco con ojos azules?”, es considerado como el mejor boxeador de todos los tiempos.

Más de 30 ciudades le miraron boxear e incluso países que ya ni existen, como Zaire, donde protagonizó el combate (real) más memorable de la historia, “Rumble in the Jungle”.

La pelea entre Ali y George Foreman se hizo a las 4 de la mañana para que se transmitiera por televisión en EEUU, con un nocaut en el octavo round  a favor de Al. La pelea se vendió en paquetes de TV por lo que hoy serían 500 millones de dólares.

Una producción de cine para un combate real. Tan épico como el cómic que editarían cuatro años después, donde el oponente era Superman.

Ali vs Superman comic, 1978

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Su récord es lo de menos. Su habilidad para pelear, sus condiciones físicas, su rebelión al sistema, su frustración por la América racial, lo convirtieron en un ícono del humanismo. Su arrogancia, lo catapultó como ídolo: 56 victorias y cinco derrotas, 37 KO. Medalla de Oro en Roma 1960, dominador de los pesos pesados y siempre presumiendo su invencibilidad.

– El otro día estaba platicando con Sonny Liston– le dijo el presentador a Ali. – ¿Verdad que es feo?… es demasiado feo para ser campeón del mundo. El campeón del mundo tendría que ser guapo como yo… Me dijo: “ por mi vida que no llegarías al tercer round”…

En el séptimo episodio Muhammad Ali noqueó a Liston en Miami Beach y el “guapo” ganó el título de los pesados por primera vez.

https://www.youtube.com/watch?v=NXYwb2C6Hec

Hace seis años, un reportaje publicado por Financial Times concluía que el poder de Ali en el mundo tenía que ver con enfrentar y tener todo tipo de contradicciones. “Nunca fue alguien normal, encendía a todos y te llevaba al extremo”.

“Mi predicción es que esta noche alguien va a morir en primera fila, de un shock”. Frases que encendían al boxeo y al mundo. Fuera en Filipinas, Miami Beach, Zaire, donde iba Muhammad era el héroe que representaba la rebelión de un mundo que vivía en aquellos años la Guerra Fría, las dictaduras, el racismo. Cuando el planeta necesitaba aferrarse a la esperanza, siempre lo tenían a él.

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Y un día el planeta le rindió un tributo cuando Ali tuvo el fuego entre sus manos. Con 54 años y la mano izquierda temblando intensamente tomó la antorcha olímpica, levantó su brazo como un signo de poder y lo mantuvo así por varios instantes. Ni el maldito Parkinson lo vencía. Luego prendió fuego y comenzó a ascender la llama. Atlanta 1996, Juegos Olímpicos.

“Yo soy el más grande”, solía decir antes de sus combates. “Tengo en estos puños… dinamita”…

El niño seguía en aquel programa de televisión de pie esperando que Ali terminara de responderle. ¿Qué harás después de ser boxeador?… ya habían pasado más de nueve minutos y Muhammad seguía hablando. Explicó lo que es la eternidad y dijo que nadie podría ser eterno, quizás lo más cercano es que “el espíritu nunca muere”.

¿Qué es la eternidad?… también es Muhammad Ali