Desde hace tiempo Felipe dejó de pensar que México -su país- es una opción de empleo. “Ni siquiera está ya en mi mente”, dice. Hace tres años con Jimena, su novia, vivió uno de sus momentos complicados. Terminó su contrato con el Boyacá Chicó en Colombia y encontrar un equipo no fue fácil. “Ella me ayudaba a hacer llamadas, conseguir correos, estuvimos trabajando para que consiguiera club”. Fue un mes duro, “muy duro”, reconoce.
Felipe Ponce desde 2016 no encontró un sitio en casa para seguir su carrera y ha ido a Colombia, Moldavia y su última experiencia en Alianza en El Salvador donde salió campeón. No fue fácil su paso por Centroamérica. Si bien ganó el título, los últimos meses fueron complicados (como para casi todos en pandemia).
Después de que suspendió el torneo por la COVID-19, a mediados de año Felipe anunció que seguiría con el Alianza -el equipo más fuerte del país- pero ahí comenzaron una serie de odiseas: no pudo llegar a tiempo para la pretemporada, como a casi todo el mundo tuvo una reducción de sueldo por la pandemia (20%) y cuando empezaba a tomar su nivel deportivo se contagió de coronavirus. Semanas antes de iniciar la liguilla por el título se lesionó y jugó solo algunos minutos en la final ante Águila que ganaron 3-0.
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– Has estado en muchos países y casi siempre solo, ¿te acostumbras a la soledad, la sientes?
– Claro, hay momentos difíciles pero la verdad es que te acostumbras. Se extraña a las personas que quieres, que han estado contigo y también cosas del país, pero también me ha gustado conocer otras culturas, por ejemplo en Moldavia (jugó en el Speranța Nisporeni) dentro del equipo la mayoría hablaba inglés pero ya en la calle sigue siendo una ciudad muy soviética y cuando sales a la calle no puedes hablar inglés, hay mucho rechazo al idioma y cualquier cosa que sea referente a Estados Unidos.
Ahora Felipe busca acomodo en el futbol de Sudamérica porque decidió terminar su contrato con Alianza. “Era el momento y quiero tener otras opciones”. Pero el tiempo apremia porque en unos 20 días todas las ventanas de fichajes cierran en el mundo y claro, está en riesgo de no encontrar un equipo. “Tengo algunas oportunidades y quiero ver si en verano me coloco mejor, pero por ahora quiero encontrar equipo para estos meses”.
Pero Felipe también se ha acostumbrado a los malos ratos. “A veces el futbol es así, cuando triunfas tienes 100 mensajes en tu teléfono, cuando la pasas mal solo los que te quieren… es algo que tiene el futbol, puede ser un poquito cruel, pero uno también lo va entendiendo”.
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Jimena lo impulsó a seguir cuando terminó su primer paso por Colombia y no había opciones, “ahora cuando fueron las fases finales en El Salvador le tocó vivir la otra cara, la de los agradecimientos, los autógrafos, entrevistas y qué bueno porque ella contribuyó y ayudó para esto”.
En los tiempos complicados, después de insistir en llamadas y mails, Felipe viajó a Polonia donde ya tenía todo cerrado pero en ese momento despidieron al directivo que lo contactó y no firmó contrato; después su futuro apuntaba a Islandia, “imagínate hasta allá fui a dar”, para finalmente recalar en Speranța Nisporeni de Moldavia donde participó en partidos de la Europa League.
“La verdad es que no pienso regresar a México porque me tratarán como uno más y la verdad, además no hay oportunidades y cuando vas a otro país el trato es mejor y también el nivel de exigencia es más alto porque cuando llegas como extranjero hay más expectativas y debes cumplirlas”.
Además del título con Alianza y el ascenso con Boyacá Chicó, quizás uno de sus grandes éxitos fue ganarse a los aficionados salvadoreños.
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– ¿De verdad hay tanto rechazo a lo mexicano en Centroamérica?
– Sí, un poco, tiene que ver porque sienten que los menospreciamos, que los hacemos menos, que no los miran como competencia y eso causa un poco de coraje. Cuando llegué hubo críticas, pero poco a poco con humildad y honestidad me fui ganando a la afición que es increíble y me demostraron muchísimo cariño, eso es incomparable.
Ahora es tiempo de hacer llamadas, mandar correos, utilizar los contactos que les ha dado su trayectoria. Sería una lástima que un campeón mexicano se quedara sin club, pero como dice Felipe el futbol “a veces es así, te da cosas muy buenas y a veces pasas malos ratos”.