Italia soportó a Inglaterra durante 120 minutos, pero los británicos se desmoronaron en penaltis y perdieron la Euro 2020 en su propia casa
Si el equipo de investigación de datos de Inglaterra hizo su tarea, sabían desde antes de comenzar la serie de penales que lo más probable es que perdieran. Veamos, según la historia solo tenían 18% de probabilidades de ganar la Euro y otra cosa y quizás la más importante en ese momento, Gianluigi Donnarumma ataja casi 40% de los tiros de penal, para ser exacto el 39.5%.
Así que era muy probable que detuviera al menos uno. Detuvo dos de los tres disparo que fallaron los ingleses.
A Donnarumma le han tirado 43 penales en tiempo regular en su carrera y ha atajado 17. Así que para él detener un penal no es una casualidad, es casi algo de lo más natural, pero ahora tuvo una connotación distinta porque lo que hizo le dio a Italia la Euro 2021, la segunda de su historia.
Además, otro detalle, los ‘fantasmas’ están documentados: de las 11 series en que Inglaterra ha definido en penales en torneos importantes solo había ganado dos. Los ¡malditos penales!, es una frase que siempre se debería escribir en inglés y con todo británico: ¡the fucking penalties!
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La Selección Italiana más trabajadora y obrera en la cancha funcionó para devolverle a su país el prestigio que desde el 2010 estaba en sus dividendos más bajos.
Si el futbol es el deporte en el que juegan 11 vs 11 y (casi) siempre gana Alemania. El futbol también es el deporte en el que Italia gana cuando nadie espera demasiado de ellos. La imagen de Cannavaro levantando la copa del Mundo en el 2006 es la calca de Giorgio Chiellini ofreciendo la Eurocopa a todo su país.
“Habíamos tenido malas épocas” dijo Leonardo Bonucci después de que Italia derrotó en penales a Inglaterra en Wembley para ser la mejor de Europa. Seamos honestos, antes de iniciar el torneo había otros candidatos: Bélgica, Alemania, Inglaterra, Francia, Portugal y hasta España.
Lo que dijo Bonucci es verdad, habían pasado años muy oscuros. Italia llegó al Mundial de Sudáfrica 2010 con la etiqueta de Campeón del Mundo y se quedó fuera de la primera fase al igual que en Brasil 2014; y cuatro años después ni siquiera fue al Mundial de Rusia.
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Entre 2006 y 2018, antes de la llegada de Roberto Mancini, tuvieron cinco entrenadores, es decir que en ese lapso los técnicos no duraron ni tres años al frente del cargo. Es más, el inicio de Mancini no fue bueno porque de en sus primeros cinco partidos solo ganó uno. El 10 de septiembre de 2018 perdió 1-0 contra Portugal en el Nations League y después de ahí nunca más ha vuelto a caer. Ya van 34 partidos desde aquella vez.
Si el futbol fuera un deporte de merecimientos, Italia fue construyendo el título partido a partido. Nadie disparó más a portería como ellos (128), tiene el jugador que más remate realizó (Ciro Immobile, 19), la selección que más goles marcó (13 junto a España), el que más balones recuperó (294), el que más barridas para ganar la pelota tuvo (99)… en pocas palabras era un perro de presa siempre y en todo momento.
Italia funcionó como equipo y eso los llevó a ganar. Siempre trabajando. Lejos están aquellas Italias de estrellas como lo fue en los años 90 con futbolistas como Roberto Baggio o al principio de este siglo como Christian Vieri, Alessandro Del Piero o Filippo Inzaghi.
La Italia de Mancini tiene calidad pero no con apellidos rimbombantes y quizás esa es otra gran lección, que los equipos ‘terrenales’ y ‘trabajadores’ también son capaces de ser campeones sin la necesidad de una super estrella.
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Por ejemplo, el futbolista italiano mejor cotizado es Nicolo Barella… pero es el número 41 del mundo según Transfermarkt. Italia combina experiencia con juventud. Tiene a un portero joven que ataja penales, una central ‘vieja’ con Bonucci y Chiellini pero con el corazón y el alma de la selección; y de medio campo en adelante son veloces, dinámicos, letales y muy asociativos.
Derrotaron, por si sirve un dato más, a la selección más valiosa del mundo según el mercado global: Inglaterra, que se cotiza en 1,260 millones de euros.
La Italia más trabajadora de los últimos 15 años mereció ganar. El sudor, el músculo, combinado con el corazón y buen futbol vuelve a dar resultados y demostrar que en este deporte no hay una receta única para ser campeón.