Varios países forman atletas olímpicos desde niños, con la promesa de lograr un sueño de vida, a cambio de un gran desgaste físico y mental

Cuando los clavadistas caen al agua de la plataforma de 10 metros lo hacen a velocidades que alcanzan los 52 kilómetros por hora. Es un mazazo para el cuerpo. Muchos niños comienzan a practicar esta disciplina desde los cuatro, cinco años y así hasta que después de los 16 inician en competencias más formales y con ello la presión, estrés y alegrías, pero también fracasos.

Que un deportista de menos de 13 años esté compitiendo en el alto rendimiento que significan los Juegos Olímpicos no es mal visto, ¿pero que no sea criticado hace que sea lo correcto?, ¿qué pierde un niño o un adolescente en el alto rendimiento?

Después de que alguna de las niñas del skateboarding se caía durante su rutina les parecía “tierno”, “lindo”, “solidario” que las rivales se acercaran y la abrazaran. Y quizás todos estos conceptos definen el momento, pero no lo que está ocurriendo en la cabeza o en las sensaciones de los que no cumplieron el objetivo.

Cuando tienes al mundo mirándote, cuando a esa edad deberías estar quizás patinando por diversión y no por ganar una medalla, es donde llega el debate. No hay una respuesta correcta, aunque sí hay varios estudios que detallan que el deporte de alto rendimiento desde edades tempranas puede tener consecuencias físicas y psicológicas muy negativas.

La académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, Cecilia Silva, asesoró recientemente una investigación sobre el estrés en niños deportistas. “Aquellos que están en programas deportivos de alto rendimiento son más propensos a presentar estrés debido a que están sometidos a altas exigencias y son constantemente calificados por sus logros o fracasos”.

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No es que el mundo le haya exigido a Sakura Yosozumi ganar en el skateboarding. Pero si entras a unos Juegos Olímpicos -seamos honestos- no entras por el amor al deporte, estás ahí para competir y para ganar. Y al menos ella lo hizo con una medalla de oro.

Hace unas semanas lo comentamos en el reportaje “Gimnasia: la ‘tortura’ de hacer sonreír al mundo’, en China es común a ver a niñas practicando gimnasia llorando porque es parte de la rutina llevar al cuerpo humano al límite.

Vladimir Hernández, psicólogo del Hospital USP San José, habla de lo que representa ser atleta en instancias competitivas: “cuando hablamos de alto rendimiento estamos anteponiendo a cualquier objetivo, como puede ser educativo o incluso la salud, el conseguir el máximo rendimiento y el éxito final. Si hablamos de un reto de alto rendimiento, necesitamos una gran base deportiva general (no sólo de la disciplina deportiva) y una evaluación fiable de que estamos ante un talento deportivo”.

La clavadista perfecta de 14 años

Quan Hongchan , clavadista EEUU

La china Quan Hongchan fue ganadora del oro en plataforma de 10 metros. Tiene 14 años y cuando logró su segundo clavado perfecto y se confirmó su medalla de oro, su entrenador llegó y la abrazó con efusividad (algo que poco hacen los chinos al menos así tan públicamente) y Quan se sentía incómoda, eso decía su lenguaje corporal quien buscaba incluso zafarse de él aplicando lo que en México llamamos ‘qué oso’.

¿Cuántas horas tendrá que entrenar Quan a sus casi 15 años para ser perfecta? ¿dos, tres, cuatro, cinco? De acuerdo con un reportaje realizado por LA Times los clavadistas de alto rendimiento se machacan siete horas al día:

“Muñecas rotas y hombros dislocados. Cuellos y codos torcidos y tímpanos rotos. Las conmociones cerebrales son relativamente comunes, al igual que las contusiones pulmonares en las que la fuerza del impacto magulla los pulmones. Cada zambullida envía ondas de choque a través de músculos, ligamentos y huesos. Los constantes golpes no son muy diferentes a los de un liniero ofensivo en la NFL”

Pues a todo eso se someten todos los clavadistas, incluída Quan que al menos (si consideramos la media de vida de un deportista de alto rendimiento) estará machacando su cuerpo unos 10, 12 años más.

Ahora si a eso le sumas que lo practicas y estás en transmisiones de televisión desde antes de los 14 años, yendo a las competencias a ganar y en un deporte donde tu país siempre gana, pues no parece una combinación demasiado saludable o poco estresante. Ese es el problema.

Si, como se lee en redes sociales: “Es lindo”, “es inspirador”, “es motivacional”, quizás para nosotros, ¿pero para ellos?, ¿para los niños y para los adolescentes siempre es divertido? Ojalá…

Calificaciones de Quan Hongchan en final de platadorma 10 m Tokio 2020
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Ona Carbonell, seleccionada española de nado sincronizado, compartió que desde que tenía 14 años llegó a concentrarse para competir y tratar de ganarse un lugar en el equipo nacional. Su rutina es un ejemplo de lo que hablamos cuando hablamos de alto rendimiento:

  • Se despertaba 6:40 am
  • A las 7 de la mañana una hora de natación, preparación física, pesas, ballet y luego entregaban natación sincronizada hasta las 2:30 pm
  • A las 4:30 pm volvían a la alberca y terminaban a las 7 pm
  • Y para cerrar entre las 7:15 a 8:15 pm hacían Pilates o Flamenco

Y esa rutina diaria, cuando apenas empieza la adolescencia, sin tener una garantía de éxito. El alto rendimiento solo tiene un objetivo: ganar, el éxito, podrán muchas otras cosas pero ambas premisas son las básicas. ¿Es necesario tener deportistas olímpicos de 12, 13 o 14 años?