Luego de perderse la temporada 2021 completa por doping, Robinson Canó ofreció una disculpa a los Mets en busca de un cierre digno para su carrera

Hace una década o un poco más, el dominicano Robinson Canó tenía sobre sí todos los reflectores. En 2013 era parte del corazón ofensivo de los Yankees de Nueva York, al lado de gente como Derek Jeter, Alex Rodríguez o un veterano Ichiro Suzuki. Era el dueño indiscutible de la segunda base  y pertenecía a  la generación que ganó la más reciente Serie Mundial con los “Mulos de Manhattan” en 2009.

Básicamente era una de las estrellas del equipo con más reflectores en las Grandes Ligas y, probablemente, en el deporte de EEUU. Sin embargo ese 2013 sería su último año asediado por el glamour de los Yankees, aun siendo considerado el mejor pelotero del equipo en ese año, con otros referentes como Jeter, Teixeira o Rodríguez fuera del campo durante múltiples partidos.

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Pero entonces salió del equipo en la siguiente pretemporada, con destino a los Marineros de Seattle, un mercado mucho más pequeño, donde pudo sentirse más cómodo y rindió en los siguientes años, pero ese fue el principio de sus problemas en Las Mayores.

Una década después, Canó regresó a Nueva York, pero ahora con el otro equipo de la ciudad, los Mets, En una conferencia de prensa, quiso disculparse con su equipo porque en 2021 fue suspendido por segunda vez en su carrera por uso de sustancias y con la esperanza, no de ser una figura de la Liga, sino solo completar la que sería su temporada 17 en las Grandes Ligas.

Una figura del béisbol latinoamericano

Oriundo de San Pedro de Macorís, República Dominicana, Canó fue firmado directamente por los Yankees en 2001, una vez que se graduó de la preparatoria en su país, para debutar profesionalmente con los Yankees en 2005. En ese año quedó segundo en la votación como novato del año en la Liga Americana, con un porcentaje de bateo de .297.

Al año siguiente, su porcentaje fue de .342, el más alto en lo que va de su carrera y en 2012 conecto 33 cuadrangulares, su máximo con los Yankees.

En nueve años con los Yankees, ganó la Serie Mundial de 2009, jugó siete postemporadas, fue elegido cinco ocasiones al Juego de Estrellas, ganó dos veces el Guante de Oro y cinco veces ganó el guante de plata.

Además, ganó el Clásico Mundial de Beisbol en 2013, de manera invicta, Canó se fue de 32-15 (.469)

Un contrato que lo echó a perder todo

Al final de la temporada 2013 Canó finalizó contrato en Nueva York y, respaldado de su peso como figura del equipo, planteó una renovación estratosférica, que, para su sorpresa, la gerencia del equipo neoyorquino no aceptó y el dominicano tuvo que emigrar a Seattle, con un contrato cercano al que solicitó: 10 temporadas y 240 millones de dólares, en ese tiempo, el segundo más alto de las Grandes Ligas, solo detrás de Alex Rodríguez.

En ese tiempo, los expertos especulaban que Canó no se atrevería a salir de la Gran Manzana para mantener sus reflectores y los Yankees no se atreverían a dejarlo ir por su valor como pelotero. Pero el acuerdo nunca llegó.

En ese punto, había bateado al menos 25 jonrones en todas sus campañas, con un porcentaje de slugging por encima de .500 desde 2009, y apareció entre los primeros seis más nombrados en la votación para el Jugador Más Valioso desde 2010. Además de haberse perdido apenas 14 partidos en mil 120 juegos desde el 2007.

Los rumores señalaban que los agentes del pelotero, entre ellos el rapero Jay-Z, pedían 310 millones por la siguiente década y el equipo reviro la oferta con una propuesta de siete años y 175 millones. Canó confió en su reconocimiento entre a afición del Bronx, pero el equipo no confió en que fuera a convertirse en la estrella más mediática del equipo.

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Había un dato concreto: su camiseta, con el número 24 fue la número 19 en ventas y la tercera de su equipo, con gente como Derek Jeter, Mark Teixeira y Alex Rodríguez lesionados. En 2013, el rating de televisión se desplomó 31%, y la asistencia al Yankee Stadium bajó 7%, solo con Canó en el “diamante”.

En 2007 los Bombarderos abrieron la cartera y se equivocaron rotundamente con el contrato histórico de Alex Rodríguez por 10 años y 275 millones. A-Rod nunca fue la superestrella que el equipo esperaba y no querían repetir el fiasco y estaban dispuestos a renunciar a Canó, en caso que este no quisiera negociar.

Con Seattle, Canó solo pudo jugar cinco campañas de las 10 por las que firmó y sus números empezaron a bajar. El colmo fue la temporada de 2018, cuando recibió su primera sanción por doping y solo participó en 80 partidos. el 15 de mayo de ese año fue suspendido 80 juegos por dar positivo en Furosemide, un diurético que incumplió la política de drogas de la MLB.

Regresó a los Mariners el 14 de agosto y al final de la temporada volvió a Nueva York, ahora con los Mets. Su estratosférico contrato quedó reducido a 20 millones por temporada. Sus números seguían bajando (porcentaje de .256, 13 jonrones y 39 carreras impulsadas).

Una disculpa pública, ¿será suficiente?

El 18 de noviembre de 2020, Canó recibió una suspensión por toda la temporada de 2021 por dar positivo por “Stanozolol”.

Una vez que se confirmó la realización de la temporada 2022, el pasado 16 de marzo, Robinson Canó ofreció su primera disculpa pública, por ser sancionado por segunda vez:

“Estoy aquí para disculparme con los Mets, los aficionados, la prensa, por lo que me pasó el año pasado. No tengo excusas”, dijo en una conferencia desde el campamento de entrenamiento del equipo metropolitano.

El dominicano tuvo que enfrentar en varias ocasiones a la pregunta de ¿por qué usó esteroides? Y si garantizaba que no volviera a ser sancionado: “Bueno, estoy aquí. Es por eso que estoy aquí como hombre, para disculparme con ustedes. Fue difícil para mí el año pasado, estar en casa”. Y agregó: “No tenía razón para usar sustancias. No tengo excusas”.

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Canó también anunció que previo a esta conferencia se había disculpado con sus compañeros de equipo:

“Les debía una disculpa, tanto a mis compañeros, como a los fanáticos, a la organización, a la prensa, y quería hacerlo. Me disculpo porque ellos se lo merecen. Estoy aquí de frente, dando la cara, y prometo intentar hacer todo lo que sea necesario para que vuelvan a creer en mí”.

Tras las declaraciones de Canó, el nuevo manager de los Mets, Buck Showalter, aceptó su beneplácito: “Es algo que había que hacer, y él lo hizo. No necesitamos que nos explique porque hizo tal o cual cosa. Todos cometemos errores. Una, dos, tres, cuatro veces”.

Es claro que los días de esplendor en la carrera de Canó ya están muy lejos. Sin embargo, esta podría ser la última oportunidad que le da el béisbol para limpiar su nombre y cerrar dignamente una carrera brillante. ¿Podrá hacerlo?