La Federación de Perú destituyó al técnico de la selección femenil, Doriva Bueno por acusaciones de acoso sexual contra las jugadoras
La Federación Peruana de Fútbol (FPF) rescindió este viernes el contrato del técnico de la Selección Femenil, el brasileño Doriva Bueno, quien está en medio de una investigación tras la denuncia por acoso presentada por dos de sus jugadoras.
El entrenador ya había sido separado del cargo luego que la selección regresó de una gira por Ecuador el mes pasado donde disputaron dos partidos. En dicha gira, dos jugadoras del Alianza Lima, Adriana Lúcar y Myriam Tristán, se negaron a viajar alegando diferencias con su seleccionador, aunque se habían negado a revelar más detalles.
La FPF no quiso ampliar la controversia y explicó que no había sanción sobre Bueno y que el cese se había dado de mutuo acuerdo. El equipo quedó a cargo del preparador físico Conrad Flores, de manera interina, para prepararse de cara a la Copa América femenil que se realizará en 2022.
No obstante, la Federación aseguró en el comunicado emitido este viernes que no hubo sanción alguna para los investigados en este proceso y que la rescisión del contrato con el técnico brasileño se produjo “de mutuo acuerdo”.
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Sin embargo, el caso sigue en investigación a cargo de la comisión de Integridad y Ética de La FPF, sobre hechos ocurridos durante la última concentración del equipo nacional, donde Lúcar y Tristán abandonaron la concentración antes de viajar a Quito. Sobre la ausencia de las futbolistas, el técnico aseguró que se trataba de una inconformidad por los números que les fueron asignadas, así como las tallas de sus camisetas. De inmediato, las jugadoras desmintieron el argumento.
“Nuestra decisión no se debe a una molestia por el número de la camiseta ni la talla de la misma. Somos deportistas que se toman el fútbol de manera profesional y jamás se nos ocurriría adoptar una postura así bajo un argumento de este tipo. Tiene que ver con temas internos que, por el bien de la Selección, no vamos a ventilar en este momento. Respetamos a la Selección, a nuestras compañeras y al fútbol femenino en general”
Adriana Lúcar /Myriam Tristán
Lúcar también aseguró que avisó a su seleccionador que abandonaría la concentración de la selección. “Él sabe las verdaderas razones”, advirtió.
Selección de Venezuela vive una crisis similar
El pasado 6 de octubre, Deyna Castellanos y un grupo de jugadoras de la selección femenil de Venezuela emitieron un comunicado donde acusaron de diversos abusos al exentrenador Kenneth Zseremeta.
El documento está firmado por 24 jugadoras del combinado nacional donde acusan a Zseremeta de abusar sexualmente de una de ellas y de someter al resto a acoso físico y psicológico.
“Nosotras, las jugadoras de la selección de Venezuela de diferentes procesos, hemos decidido romper el silencio para evitar que las situaciones de abuso y acoso físico, psicológico y sexual ocasionadas por el entrenador de fútbol Kenneth Zseremeta tomen más víctimas en el fútbol femenino y en el mundo”.
Deyna Castellanos
Detallaron que entre “2013 y 2017 hubo numerosos incidentes con Zseremeta, principalmente abuso físico y psicológico durante los entrenamientos. Muchas de nosotras seguimos con traumas y heridas mentales que nos acompañan en nuestro día a día”.
El comunicado señala que en 2020 una de las jugadoras en el anonimato, “confesó sufrir abuso sexual desde que tenía 14 años y hasta 2017. Esta noticia para todas nosotras ha sido muy difícil de asimilar. Muchas de nosotras nos sentimos culpables por haber estado tan cerca de todo esto y no habernos dado cuenta de algo tan grave y punible”.
Luego de revelar el caso, varias jugadoras detallaron: “situaciones de acoso telefónico, preguntas e invitaciones indebidas, sobornos para mantenerse dentro de la selección, regalos fuera de contextos, masajes y diferentes situaciones que, definitivamente, no eran normales”.
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También señalaron que el entrenador les hizo sentir que era normal que su entrenador “opinara, comentara y nos preguntara sobre nuestra sexualidad e intimidad, aun siendo menores de edad”.
“Algunos miembros del cuerpo técnico apoyaban muchas de esas situaciones. Hoy entendemos que esas acciones tenían el fin de manipularnos y hacernos sentir culpables. Las jugadoras de la comunidad LGBTI eran constantemente cuestionadas por su orientación sexual y el acoso hacia las jugadoras heterosexuales era constante”, acusaron.
Y agregaron: “también existían amenazas y manipulaciones de decirle a los padres de las jugadoras sobre su orientación sexual si no tenían disciplina o rendían como deberían. Las insinuaciones sexuales eran temas del día a día, al igual que los comentarios hacia el atractivo físico de muchas de nuestras jugadoras”.
En cuanto a la manipulación psicológica, el técnico les hizo creer que todos a su alrededor eran malas personas y solo él procuraba su bien:
“Era conflicto constante por su poca profesionalidad y mitomanía. Lamentablemente, los resultados generados por nuestro talento lo mantenían en una buena posición. Nunca nos sentimos con las herramientas de poder hablar y pedir respeto. La influencia y el poder de esta persona en nuestras vidas era autoritario”.
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Como consecuencia, la Federación Venezolana de Futbol (FVF) informó que inhabilitará a Zseremeta “en el ejercicio profesional como director técnico deportivo así como ejercer cualquier cargo deportivo, administrativo ante cualquier equipo, club deportivo e incluyen posibles sanciones administrativas y legales en su contra”.
De inmediato, el Ministerio Público venezolano anunció el comienzo de una investigación contra el exseleccionador y un tribunal venezolano ordenó su arresto.
