Sin ser el más atlético o técnico, Súper Porky tenía el carisma y un gran sentido del humor que lo hicieron un ídolo de la lucha mexicana

El 19 de marzo de 1963 nació en la Ciudad de México, José Luis Alvarado Nieves. En 1977, el hombre se convirtió en el segundo profesional de la dinastía de Shadito Cruz, como el Brazo de Plata. Sería el escudero de su hermano Juan y posteriormente integró una de las tercias más destacadas del circuito independiente y del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL): Los Brazos.

Pero eso no fue suficiente, porque prolongó su carrera mucho más tiempo que sus hermanos, utilizó su sombre luchístico, como un apodo en recuerdo de sus orígenes familiares para labrar su propia leyenda como un curioso nombre, que lo definía a la perfección: “Súper Porky”

Si bien Pepe Alvarado era un buen luchador, sus características eran completamente diferentes a las de otros grandes ídolos: no era el más atlético ni el más técnico, no poseía ese halo de indestructibilidad, pero tenía un excelente sentido del humor y un ángel con el público que todos le envidiaban.

En las funciones con sus hermanos, Jesús y Juan, lo regañaban frente a todo el público cuando se equivocaba, incluso le daba una cachetada para que se “aplicara” en la lucha y “Pepe” hacía el gesto de llorar. Aunque el luchador recordaba en entrevistas que no todo era actuado.

“Ellos me rompieron las muelas del juicio de los ‘cachetadones’ que me daban. Sobre todo ‘El Brazo’, Chucho no era tan ‘manchado’ pero cuando yo hacía algo mal y él entraba a las cuerdas, me daba una patada en el estómago, pero la gente no se daba cuenta”.

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Dentro del ring, Brazo de Plata usaba su tonelaje como una ventaja para ganar: su voluminoso abdomen le impedía moverse rápido o hacer movimientos acrobáticos, pero era famoso por su “sentón” letal o por lanzarse del cuadrilátero con una “planchita” en la que apenas se levantaba sobre la lona.

Saltaba al cuadrilátero bailando “sensualmente” la canción “La Bomba”, acompañado de dos edecanes y posaba para las cámaras con gestos sexys.

Pero sobre todo, era un personaje que representaba a los barrios populares de la Ciudad de México: el padre de familia que trabaja todo el tiempo, apenas puede hacer ejercicio, tiene momentos complicados, pero nunca pierde la sonrisa ni la ilusión de seguir adelante. Esa fue la clave de su éxito en el cuadrilátero.

Las consecuencias del éxito

El 26 de julio de 2021, afectado por múltiples lesiones, una etapa de excesos y con un cuerpo castigado durante cerca de 40 años, su corazón no resistió más y Pepe Alvarado, “Súper Porky” murió en la Ciudad de México, por un infarto agudo al miocardio.

Las lesiones en sus articulaciones, principalmente en las rodillas y la cadera, le obligaron a retirarse en 2016, luego de la función Homenaje a Dos Leyendas, donde hizo tercia con Atlantis y Marco Corleone, para vencer a Último Guerrero, Cibernético y Mr. Niebla, su última gran lucha.

Luego del retiro perdió peso de manera acelerada y su cuerpo lucía muy dañado, caminaba con un bastón. En una entrevista con el “Youtuber”, Escorpión Dorado, Pepe Alvarado habló de cómo llevó su carrera en la época de mayor fama:

“Cuando era rudo la gente me decía ‘pinche puerco marrano’ y a veces ‘lechón’. Pero un día el Dr. Alfonso Morales escuchó cómo me gritaba la gente en Puebla y dijo ‘no, amigos, él es Súper Porky'”.

Allí nació su propia leyenda. “Yo agarraba me extendía sobre la segunda cuerda con el brazo extendido”, por eso era Súper Porky y el mismo doctor le regaló el mote para que lo usara el resto de su carrera. 

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Pero también recordó su época de excesos, cuando estaba en el pináculo de su fama: “Tras la temporada del Toreo de Cuatro Caminos, yo me sentía millonario, una ‘chingonería’. Había veces que luchaba hasta cinco veces al día, ganándome de aquel entonces 5 millones por lucha, porque era el que más ganaba de mis hermanos.

Entonces me decían: “Carnalito, ¿no quieres un jalón?, ya llevas cinco luchas…” Así empezó su camino de excesos, hasta que llegó al borde del suicidio, luego de la separación de su esposa, la mamá de Psycho Clown, cuando buscó otra mujer para llenar su crisis emocional.

“Le puse un departamento en la Del Valle, Rotoplas me pagó una lanota (por patrocinio), traía un pinche ‘carrazo’, un ‘departamentazo’ y pensé que ya no me importaba la separación. Pero un día llegué y me dijo ‘sáquese de aquí. La casa y el carro son míos’; me sacaron de mi departamento. Cuando quise denunciar ella ya había reclamado que yo le había regalado el departamento”, recordó.

Entonces, entró en un grave problemas de alcohol y las drogas e intentó un suicidio, pero al momento de jalar el gatillo la pistola se trabó.

Tras dejar el encordado, apareció varias veces en redes sociales, ofreciendo servicios para conseguir dinero, vendía productos oficiales de su marca (máscaras gorras y playeras) y también se anunciaba para ir a fiestas. Incluso una vez fue grabado increpando a unos vecinos que presuntamente le habían robado dinero en una caja de ahorro.

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Súper Porky

Sin embargo, también reconoció que contaba con el apoyo de sus hijos y familia: “Le agradezco mucho a Psycho Clown por ayudarme económicamente y moralmente, así como a mi hija, la Muñeca de Plata, que son mi vida. Todos mis hijos me ayudan, unos económicamente, otros con alientos, otro me viene a ver, la otra me ayuda a vender cosas. Es una familia que no me deja y no me están lastimando”, indicó.

Al contrario, aclaró que perdió su dinero por los excesos: “Yo quedé en la ruina, pero no por drogadicto. Gracias a la lucha libre dejé de ser un drogadicto. Hoy no tengo para pagar mis operaciones, que son prótesis en la rodilla, en la cadera y en el hombro”.

Asimismo agradeció al doctor de la Comisión de Box y Lucha de Zacatecas, Jorge Fernando, quien le enviaba medicamentos, pero nunca pudo juntar la suma que necesitaba para su prótesis más cara, con un valor estimado en 2 millones. “Es un dineral”, lamentó.

En sus últimos días, según reveló Psycho Clown, Pepe Alvarado ya no podía caminar por sí mismo y necesitaba de una andadera para moverse. Además, como consecuencia de un infarto previo que tuvo hace varios años desarrolló hipertensión que le causó otros problemas severos

“Dejó cadera, rodillas, dejo hombros por la lucha libre, por nosotros, por su afición y eso es de respeto”, explicó la actual estrella de la AAA.

Súper Porky falleció con una gran sonrisa

Luego de su deceso, Psycho Clown ofreció una conferencia de prensa, acompañado de sus hermanas, para dar detalles de los motivos de la muerte de su padre y cómo fue despedido por todo el gremio de la lucha libre.

Recordó cómo iba a verlo luchar cuando era niño y cómo lo despidió toda su familia en su casa de la Ciudad de México.

“Se murió con una gran sonrisa. Cuando llegué a verlo a los cuatro o cinco minutos de fallecido él estaba sonriendo y eso me deja realmente tranquilo porque sé que llegó en un plano celestial contento y feliz de todo lo que hizo”, explicó.

También recordó que hacía unas semanas había recibido un homenaje en la Arena Pachuca, donde habló del legado luchístico de su familia y que ese día sería el último que pisaba ese inmueble.

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“Él ya venía presintiendo esto desde hace unas semanas. En Pachuca, me dijo que ahora me tocaba a mí y a mis hermanos” y agregó: “Me va hacer mucha falta mi padre, aunque siempre me lo dijo que se sentía muy orgulloso de mi y de mis hermanas de todo lo que hacíamos”.

Como ocurrió a lo largo de su carrera, Súper Porky fue despedido con todo el cariño de su público. En el funeral, sus allegados lo recordaron como una gran persona, mientras que sus fanáticos reconocieron su talento y su entrega en el ring hasta el último momento.

“Era muy buena persona el señor José”, decía el cura que encabezó la misa para despedirlo, entre anécdotas, sonrisas y el recuerdo de uno de los grandes personajes de la lucha libre mexicana, quien este sábado hubiera cumplido 59 años.